miércoles, 2 de noviembre de 2016

La mitad del remordimiento

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Ella me pregunta porqué mi teléfono apenas suena. Se da cuenta rápidamente de que no tengo amigos o contacto, digamos... al menos en ello basa la pregunta, argumentando que se siente extraño, entre curiosa y esperanzada. Otra vez siento que la respuesta pueda asustar hasta la más pequeña de sus valentías, pero respondo, porque mentir no puedo y disimular, me produce alergia.

- Lo alejé, porque me volví caprichoso.

Bueno, siempre lo fui, aunque no el primero de todos. Estoy lavando los platos que usamos hace unos minutos y pienso en la cantidad de veces en que me ofrecí a hacerlo, porque era buena actitud o porque ni lo pensaba, porque estaba ahí y quería ser un engranaje más en la rueda. Le hablo y pienso a la vez, sabiendo que odia leerlo después en blog, pienso que me aliena la falta de honestidad o el uso de la lógica. Pienso que detesto separarme de gente que aprecio aunque no detesto extrañarlos, aunque sienta que es sólo debilidad que estoy mejor sin criticar más que a la soledad o a mí mismo, criticar a la única persona que no ignora los buenos consejos y respeta los malos, DIOS... odio que respeten mis malas decisiones... y que desechen las buenas.

Le hablo sobre el respeto, que no puedo juntarme con gente a la que prefiero mirarle el defecto y no la buena actitud. Por otra parte, me doy algo de coraje y le pinto mi buena voluntad, le explico que todos prefieren ignorar mi costado objetivo y prefieren respetar los malos caminos que elijo. Agrego que me cansa ser tan humano y rodearme de los mismos, que ya nadie hace el esfuerzo por querer en vez de aguantar, por ganar en vez de esperar una oportunidad...

Acabo de arruinarla, lo se. xD

Me mira sorprendida, aunque intenta una vez más preguntar desde la curiosidad, tal vez insistiendo sobre el descubrimiento y no la noticia del día, la charla efímera, como el cigarrillo luego de hacerlo. Me mira dos veces y me abraza, vaya a saber porqué, cuando debería de salir corriendo y sin dar explicación alguna.

- Tengo lo mejor, pero soy como un cañón cristalino.

"¿Un qué?" Ja, "comentario gamer", un cañón que dispara de manera potente pero es totalmente quebradizo. "No estoy hecho para cualquier mano", respondo y ella sonríe por tercera vez, guardándose el resto de las preguntas bajo un beso, creo, porque ya no estoy lavando los platos, si dejando que el cuerpo piense por mí, tal vez atareando a la mente con menos gramos de vueltas y más palabras para este blog.

No se a dónde me llevará este giro y es por eso que lo relego al escritor.

G

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