miércoles, 26 de junio de 2013

Teoría y práctica

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¿Qué cuenta más? ¿La opinión subjetiva o la objetiva?

¿A qué viene la pregunta?

Hace unas semanas atrás, me di cuenta de que no extrañaba a la persona en puntual, sino a la compañía en general. Me siento como una persona que funciona mejor en equipo y tener una relación de respaldo no representa solamente amor, sexo y felicidad; también compañerismo, falta de soledad, testimonio... y siento que ésas son las cosas que más me faltan, no las tres primeras. Cuando estoy tranquilo, en frío, pienso que estoy mejor sin la última a la que amé, que avanzo más y me preocupo de mejorar mi calidad de vida. Cuando llego al punto emocional, "subjetivo", pienso igual... no era esa persona y por más conflicto que me causen esos casi ocho años de relación, en mi cabeza nace sin pensar la palabra "NO", instantáneamente. En éste caso, ser subjetivo y objetivo, para mí, es lo mismo.

Sin embargo, no deja de ser triste. Cómo es que hoy en día compartimos tanto tiempo con una persona y a un nivel íntimo absoluto, en el cual enseñamos nuestra verdadera forma de ser y nos ven tal cual somos: buenos, malos, feos, hermosos, traidores, benefactores, etc, etc, etc. Y pasa el tiempo, ufff... sí que pasa. Pasan cosas buenas, cosas malas, hay peleas que nos hacen pensar que dormimos con el enemigo, hay camas que roban hasta las más dulces lágrimas... Y para mí, significa una oportunidad para demostrar que soy grande, enorme, maravilloso y todo lo cursi que quieran aceptar de mí... xD Si bien tenemos que mejorar para nosotros mismos, ser estables, confiables, atractivos y únicos, una pareja representa el socio perfecto para demostrar cuánto es que lo alcanzamos y qué tan buenos somos. Como si estudiáramos primero la teoría y luego, pusiéramos todo en práctica, para llegar a la nota final, ya sea propia o ajena. ¿Para qué soy bueno si nadie puede beneficiarse de ello? ¿Para qué soy romántico si nadie puede vivir el romanticismo? ¿Para qué logro tener confianza en mí mismo si no nací para querer estar solo? Tal vez...

Tal vez...

Objetivamente, me siento bien hoy. Normal. Estable. Conscientemente subjetivo.

Subjetivamente, siento al viento frío que deambula sobre la otra mitad de la cama. Nadie para verme dormir, nadie para verme despertar, nadie para ver lo objetivamente bien que estoy.

G

PD: Como siempre digo... todo ésto no es más que un rato de reflexión.

domingo, 16 de junio de 2013

Cara de pendejo

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Creo, escribo, vivo, aguanto, ceso, deseo, espero, entiendo, busco, escribo, retrocedo, sonrío, repito. Y me molesto, finalmente. Exploto. Desgarro. Canalizo. Dejo escapar lo que se me venga a la mente, sin pérdida de tiempo, todo a causa de los prejuicios que la gente monta sobre mi edad a primer vista.

Llevo toda mi vida llevando ésta carga: mi cara de pendejo. Y les aseguro que no siempre lo es, digamos en el noventa por ciento de las veces asumo el papel y espero las críticas a segunda vista. Pero, cuando sucede el diez por ciento restante, se siente como si fuera al cien. Tengo ganas de mandar bien a la mierda a todas esas personas que me juzgan por lo primero que ven y no por lo que realmente sienta o sea. No lo piensen siquiera, soy consciente de que la gran mayoría del mundo es así y que incluso, a tantas veces conviene seguir a la corriente. Como mirar televisión, trabajar, estudiar, cantar la misma canción, etc, etc.

Sin embargo, llega un punto en el cual me canso y posta, me molesto más de lo que debería. Porque me prejuzgan, me tildan defectos que siquiera tienen que ver conmigo, me ven como un pendejo, no me hablan con respeto, no esperan que salga algo interesante entre mis frases, no me tienen en cuenta para las opiniones, me piden el documento para ver una peli, me tratan como si no tuviera ego, se portan condescendientes, no me enseñan, no me dan oportunidades, me prejuzgan y me prejuzgan y ME PREJUZGAN TODO EL PUTO TIEMPO. Por eso mismo es que sorprendo en grande a quienes se animan a ver más allá de un saludo y tres preguntas, porque se dirigen a mí como si fuera inmaduro o peor, unworthy.

No digo que me visto como un pendejo y uso gorrita, que ando por ahí pelotudeando o hablando de garcharme a tal o cual mina. Mucho menos busco personas así, soy tremendamente selectivo con mis pares y existen ocasiones en las cuales me equivoco, pero si analizan mi entorno, son pocos pero de los que valen. En cuanto a mí, puede que con el pasar de los años haya perdido autoestima y no haya impedido que el mundo me mirara de manera torcida, pero es que también evité a todo ése tipo de gente, empecé a abandonarla...

Solamente quienes me conocen son capaces de mencionar mis pasadas equivocaciones y aciertos, pero nadie más. Se que tengo que dejar pasar lo que la gente diga, que habla muchas boludeces o que no están acostumbrados a escuchar dos minutos más al pendejo. Se que mi comportamiento no es el más digno, que puedo dar más, pero tampoco soy lo que dije más arriba y tengo éstos días, donde me canso de que se distancien o formen opiniones de mi por mi apariencia adolescente.

G

viernes, 14 de junio de 2013

La mitad que te pertenece

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Hay una parte de mi que se siente incompleta. Hay una parte de mi que no se llena con las distracciones a corto plazo. Hay una parte de mí que prefiere recordarte siempre, feliz y mía, más esa parte se da cuenta de la falta que le hace un universo a cada estrella, una estrella a cada deseo, un deseo a cada beso.

Hay una parte de mi fanfarrona, irónica, sensible e imperfecta, una estrofa de un cuento sin héroes, testigos o vueltas: una historia llena de tristezas extremas y metáforas crudas pero trilladas. Hay una parte poeta de mí, que solamente escribe sobre vacíos y remordimientos, que camina y ve la magia en cada cosa, en cada mirada, en cada color, en cada imperfección. Y que no la entiende.

Hay una parte de mí que es ignorante, que sabe sobre los detalles y no sobre las grandes cosas, que guarda todas las palabras en el bolsillo y no sabe para qué sirven. Hay una parte de mí dictadora, maravillosa, cursi y elegante, que sabe de amar pero, tanto como la idea absurda que causa gracia al publico presente. Hay una parte de mí que se asusta con fantasmas de terceros, que no confunde la dignidad con roces casuales, que llora miles de historias inventadas en un segundo, de las que permanecen en el olvido.

Hay una parte de mí que nació para ser libre en tus brazos, que creció esperando que fueras una sola, que maduró golpeándose con tus portazos, que seguirá sin saber qué deparará el camino, que morirá sin haberte seguido. Hay una parte de mí... que no quiere ser parte de sí misma, siquiera desea tener manos, pensamientos o improvisación. Tan sólo silencio para sus oídos y oscuridad para sus ojos, frío para sus emociones y desahogo para la mente. Y tal vez, mejores sueños.

Hay una parte de mi obtusa pero sincera. Hay una parte de mi efímera pero reminiscente. Hay una parte de mi ilusoria pero fácil de amar. Esa misma parte de mi es etérea y quisiera no llevar tu nombre, sí tu compañía. Esa misma parte de mi, quisiera no perder el alma cada vez que te extraña y volverse la marioneta de viejos buenos momentos. Esa misma parte de mí... la que quisiera llenar de finales un cuento ya repetitivo y sin terminar.


No es poesía, es sentimiento. Nada de metáforas, simplemente lo que siempre pienso diariamente y dejo de lado, mientras me arrimo al mundo que me pide a gritos "volvete común" e ignora por completo cómo es que me siento.

G

PD: extraño lavar los platos juntos e interrumpir para hacerlo sobre la mesada, verla sacarse el delantal delante de todos, quedarme mirándola como un idiota cada vez que ponía esa sexy cara de nada, rapear con ella sobre la música ambiental del hotel, que me arrastre de la solapa directo a su habitación, que me escriba, perfume y mande una carta desde el hemisferio norte, que me diga que me quiere con sólo apretar fuerte mi mano, que se adelante al caminar junto a mí y me deje contemplar su manera única de andar y luego se de vuelta para mirarme, que vaya a comprar caramelos conmigo, que acepte besarme solamente por no perder un desafío y que me enseñe su cuello de Aquiles... y tanto más.

sábado, 8 de junio de 2013

Arte magnánimo

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Denna tenía razón, inconscientemente. Y de manera reciente, Cinna aseguró que canalizar cualquier tipo de energía emocional le resulta mejor si lo hace sobre su arte. Luego creó el vestido de novia, lo prendió fuego y el mundo entero fue testigo del sinsajo, que representó revolución y valentía.

Denna leyó unas de mis viejas poesías y preguntó al aire en qué estado debía encontrarme para alcanzar un equilibrio entre los sentimientos y el arte, para convertir esa mezcla en algo genial. "Genial", una palabra banal pero directa, he convertido tantos estados de mi vida en escritos, dibujos o acciones geniales que los libros cuentan leyendas de mi... ah, era la historia de otra persona, no la mía. He usado mi mano artística para expresar lo que mis nervios quisieron siempre pero de manera poco ortodoxa, pero es bien cierto que hoy en día me encuentro más cerca de ser un artista que de ser un cavernícola. Puedo decir que mi arte se mide por cada estado de ánimo, hoy. Sin embargo, tengo tantos hijos tácitos y que nacieron sin madre, que no llego a recordar siquiera cuándo es que posteo para aquellos hipócritas envidiosos o para la sombra femenina que deambula por las noches, llena de lágrimas propias y de suspiros ajenos.

Ahora mismo pienso en lo complicado que resulta encontrar un centro y más aún, en ser consciente de cómo canalizar ésa energía emocional. No sólo hacia el arte, sino también hacia quién o qué corresponda pero... "inventar un personaje que emule toda la buena suerte que no tengo y el valor que mi viejo jamás me enseñó a forjar..." no tiene precio, resulta una lectura perfecta y me vuelve el lector perfecto. Es sólo un ejemplo, también podría decir que sin un buen manejo de metáforas ni una imaginativa máquina de creación, no podría robarle lágrimas a aquellos y aquellas que me leen. El talento siempre juega una parte importantísima, pero, como el mismo ejemplo lo dicta: mi viejo tuvo una excelente cabeza para el arte musical y escrito; sin embargo, como persona fue una reverenda mierda.

Me voy, revelando con complicidad que hoy no fue un buen día para escribir un post, ni que tampoco lo fue por la hora (0:00 de domingo, ya). No obstante, mencioné ésto de canalizar mis emociones en algo artístico y que lo voy a tener más en cuenta. Voy a seguir escribiendo de manera metafórica, claro que sí, puliendo mis mejores frases y enseñándoles cómo dejar huella. Sin escudos, sin vueltas ni caretas.

G

martes, 4 de junio de 2013

Sin nada que dec... ¡ESCUDOS!

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Particularmente hoy, tengo ganas de mencionar varias cosas pero no me terminan de convencer como para justificar un post bien construido. Es más como para una charla de mates y amistad. No obstante, voy a mencionar un par de ítems, al pasar:

- La insípida actitud de la innombrable, hoy a la mañana.

- Los flasheos de la dire, cuando debió gritar "Jumanji" hace ya rato.

- El lobo disfrazado de cordero que no acepta cuándo sentirse derrotado, al menos entre sanas opiniones.

- La capacidad de dejar que las personas hablen y yo siga siendo fiel a mí mismo.

- Los búmerangs que van regresando, por éstos días.

Aclaro una cosa: todo lo que digo en éste blog, lo pienso desde un costado frío y pensativo. Puedo tener razón en muchas cosas, puedo equivocarme en otras tantas más, pero siempre hablo con sinceridad y procurando mantener el mayor temple posible. Ya no quiero ser el presuntuoso e impulsivo hombre visceral que fui los últimos cuatro años, quiero alcanzar un equilibrio entre lo que fui década atrás y lo que aprendí recientemente, equivocándome. No me pidan explicaciones al respecto, lo que digo acá, lo elevo con palabras más neutrales y sin tanta carga emocional (léanme meses atrás y van a darse cuenta del porqué).

Y de frente también, pero más directo y sin análisis de por medio.

Una persona mencionó recientemente que uso mi blog de escudo y me quedé pensando, pero no en lo que dijo ni en el hecho de que sepa bien que no necesito uno de esos. Pero sí en una pregunta, formulada por mí y para mí únicamente: ¿por qué no uso escudos? Es bien cierto, nunca los usé y eso resultó en volverme vulnerable ante todos, incluso para los cuervos que me rondaron y proyectaron sus propios deseos positivos en mí. Sufrí más, enloquecí peor, exploté y por dentro, perdí gente porque así lo quise... pero sin escudos, sin corazas, sin defensas; nada más que mi ego para sustentarme y una promesa a futuro de que la desintoxicación y el ambiente adecuado podrían traerme de nuevo a la luz.

¿Una ventaja? Tal vez no tuve que ocultarme, me quedé en la superficie y lidié con casi todas mis consecuencias.

Creo que está sucediendo, ahora mismo. Pero soy impaciente y eso, de a ratos, me hace sentir un instante de la vida que dejé atrás.

Pero sin escudos.

G

PD: algo se armó. ¿Sale truquito?

lunes, 3 de junio de 2013

Dónde va el peón y dónde, la reina.

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¿Quieren saber por qué determino desde entrada qué papel jugará cada persona nueva que conozco, dentro de mi vida? ¿Y por qué llevo años sin romper ésos roles?

La respuesta es una sola: el poder de la influencia.

¿Ustedes meditan sobre ello al conocer a alguien? ¿O simplemente dejan que las experiencias generen la conexión o no? Bueno, yo sí dejo que la experiencia generada al interrelacionarse defina o, mejor dicho, que represente el material que uso para construir cualquier tipo de relación social. Sin embargo, lo que primero decido es el papel que jugará cada persona dentro de mis días. Una vez decidido y, posteriormente aplicado, lo respeto casi al pie de la letra y así procuro que sea, para siempre. "Casi" al pie de la letra y porque la única excepción que me permito es la de mis ex... uno nunca sabe cuánta cantidad de tiempo hace falta para aprender a decirles que no.

El poder de la influencia... resulta abrumador. Uno decide, a través del nivel de socialismo, otorgar ése poder y dejar que nuestro entorno nos modifique la vida. A menor o mayor escala, a su antojo o al nuestro. El otro día hablé de la "responsabilidad implícita" y algo tiene que ver con lo mencionado hoy, ya que todo empieza a través de nuestras propias decisiones. ¿Cuánta cantidad de chisme nos permitimos oír sobre lo que concierne, antes de explotar? ¿Cuándo sabés que llegó el momento de dar un paso al costado en cierta cuestión? ¿Cómo entender que ésa persona no merece poseer el don de la decisión de tu estado de ánimo? ¿Dónde se guardan los comentarios banales y sin profundidad?

No importa demasiado responder ésas preguntas. Lo que importa es saber cuánto poder le damos a cada persona y para que nos modifique cada segundo de nuestras vidas. Saber también cuándo marcar sus límites y sino, aprender de aquellos que los cruzaron y nos modificaron, para bien o para mal. Como un amor nos puede hacer escuchar canciones románticas y decir boludeces. Como su posterior abandono y el no saber adónde va a parar el su costumbrismo, ya obsoleto. Como la amistad a la que le gustamos o tal vez, a la novia de un amigo que decide vernos como algo más. Como una amiga de años también, que prefiere romper la amistad por el valor de un beso o una cama. Como un amigo celoso de lo que no puede justificar. Como una mujer que piensa que existe algo sobre una base que nada tiene que ver con el histeriqueo. Como un hombre que le da el título de "amor de su vida" a una mujer que ni siquiera lo entiende, que no sabe cómo rescatarlo de sus malos ratos y solamente disfruta de sus buenos. Y así. Podría seguir enumerando, pero la gramática gabrieliana ya está sobrepasada y necesito retomar las riendas en cuestión.

Demasiado poder, demasiadas variantes. Llevo años dándoselo a la gente que me rodea y termina decepcionándome, de una manera u otra (claro está, no soy la excepción a la regla pero... el blog es mío y me toca desgranarlos como ejemplos... xD). Por eso tomo medidas de precaución y, a pesar de haber fallado bastante en mis elecciones, mantengo mi preferencia y termino ahorrádome el triple de problemas. Y más allá de lo cerrado o lo histérico que resulte. Créanlo. Piénsenlo un poco. Véanlo más de cerca. Pónganse en su piel. Y ESCUCHEN: saber a quién le das tu amistad, a quién le das un beso en los labios, a quién le palmeás la espalda, a quién ignorarás, a quién le contestás con un "vos sabrás", a quién le contás la verdad, a quién le mentís, a quién abrazás de distinta manera (e infinitos etcéteras)... Determinar todo eso, de antemano, siempre me deja un sabor más agradable, en el paladar del alma.

Terminemos éste post, antes de que vuelva la experiencia, con sus "causalidades" y refute todo lo que acabo de decir.

G