domingo, 16 de junio de 2013

Cara de pendejo

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Creo, escribo, vivo, aguanto, ceso, deseo, espero, entiendo, busco, escribo, retrocedo, sonrío, repito. Y me molesto, finalmente. Exploto. Desgarro. Canalizo. Dejo escapar lo que se me venga a la mente, sin pérdida de tiempo, todo a causa de los prejuicios que la gente monta sobre mi edad a primer vista.

Llevo toda mi vida llevando ésta carga: mi cara de pendejo. Y les aseguro que no siempre lo es, digamos en el noventa por ciento de las veces asumo el papel y espero las críticas a segunda vista. Pero, cuando sucede el diez por ciento restante, se siente como si fuera al cien. Tengo ganas de mandar bien a la mierda a todas esas personas que me juzgan por lo primero que ven y no por lo que realmente sienta o sea. No lo piensen siquiera, soy consciente de que la gran mayoría del mundo es así y que incluso, a tantas veces conviene seguir a la corriente. Como mirar televisión, trabajar, estudiar, cantar la misma canción, etc, etc.

Sin embargo, llega un punto en el cual me canso y posta, me molesto más de lo que debería. Porque me prejuzgan, me tildan defectos que siquiera tienen que ver conmigo, me ven como un pendejo, no me hablan con respeto, no esperan que salga algo interesante entre mis frases, no me tienen en cuenta para las opiniones, me piden el documento para ver una peli, me tratan como si no tuviera ego, se portan condescendientes, no me enseñan, no me dan oportunidades, me prejuzgan y me prejuzgan y ME PREJUZGAN TODO EL PUTO TIEMPO. Por eso mismo es que sorprendo en grande a quienes se animan a ver más allá de un saludo y tres preguntas, porque se dirigen a mí como si fuera inmaduro o peor, unworthy.

No digo que me visto como un pendejo y uso gorrita, que ando por ahí pelotudeando o hablando de garcharme a tal o cual mina. Mucho menos busco personas así, soy tremendamente selectivo con mis pares y existen ocasiones en las cuales me equivoco, pero si analizan mi entorno, son pocos pero de los que valen. En cuanto a mí, puede que con el pasar de los años haya perdido autoestima y no haya impedido que el mundo me mirara de manera torcida, pero es que también evité a todo ése tipo de gente, empecé a abandonarla...

Solamente quienes me conocen son capaces de mencionar mis pasadas equivocaciones y aciertos, pero nadie más. Se que tengo que dejar pasar lo que la gente diga, que habla muchas boludeces o que no están acostumbrados a escuchar dos minutos más al pendejo. Se que mi comportamiento no es el más digno, que puedo dar más, pero tampoco soy lo que dije más arriba y tengo éstos días, donde me canso de que se distancien o formen opiniones de mi por mi apariencia adolescente.

G

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