lunes, 23 de septiembre de 2013

Dilema circular

.
Todo ésto de ponerle títulos a todo no es más que el orden establecido por la dictadura perfeccionista. Si bien reconozco que un poco de desorden me vendría bien, no creo ser el indicado para navegar dentro de ésa profundidad anárquica.

Charlar con cierto tipo de personas de carácter estricto, puede sentirse molesto en principio pero siempre digo que hay que saber escuchar a los que vivieron más que nosotros. No obstante, vivir por nosotros mismos, equivocarnos, sentir dolor, levantarse, seguir... Todo eso enseña más, porque es a través de esas experiencias que uno aprende realmente cómo es cruzar la línea. Y para enseñar, hay que absorber primero. Ese mismo dolor es el que endurece la piel.

Por ejemplo, ésta persona estricta me explicó porqué un padre no es amigo de sus hijos, desde su punto de vista. Según él, los padres deben aspirar a criar personas que superen sus propios logros, que vivan una vida mucho más excepcional que la de ellos y que éstos hijos suyos, alcancen la trascendencia de vida, donde el mundo deba reconocerlos por sus logros y vivir en base a ellos, mejorando así sus propias trascendencias colectivas. Ésto no deja de basarse en la proyección egocéntrica de cada uno, donde un padre busca que sus hijos logren lo que él no pudo o mejoren lo logrado hasta ése momento.

De todo eso, voy a tomar la idea abstracta de cómo se puede dejar real huella en la vida de cada uno.

Todas estas cuestiones que mencioné, que en conjunto resultan contradictorias, deben formar parte del criterio personal de elección. Cada decisión merece una mínima contemplación y basada en la seriedad con la que el alma madura. Las emociones, la ansiedad, el mismo dolor, la libertad... todo eso representa un gran obstáculo a la hora de elegir y, lamentablemente, ser humano multiplica el grado de imperfección del que, a la larga, sufrimos. Deseos, sueños, impulsos, cualquier herramienta sugerente colabora y convierte éste análisis en algo inconsistente.

Sin embargo, la vida es circular y son esas mismas "manzanas" las que nos llevan a sufrir y aprender con dolor. Se demanda criterio para lograr perfeccionismo pero, sin haber perdido ese mismo criterio ni haber sobrepasado los límites, no podemos basar nuevas decisiones en la consistencia que solamente la experiencia nos puede dar.

Perturbador.

Pero está en nosotros acercarse un poco al equilibrio, aunque fuese sólo un poco. Y de paso, convirtamos ésto de ponerle títulos a las cosas o personas en un simple acto de respeto.

G

No hay comentarios: