martes, 9 de junio de 2009

Muro de los lamentos

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Y esta puta mierda que me tiene harto.

Je, lo oí por ahí, no textual pero cerca.

Ya ni sé qué hacer, simplemente estar. Incluso estoy cansado de que mi vida siempre tome giros bruscos, que termine en la vía, todo es lo mismo, toda amenaza de cambio es siempre la misma mierda pero disfrazada, pintada, maquillada o más envejecida. Ya desde entrada que me despierto y siempre encuentro todo desparramado, como si algún viejo estuvo juntando cacharros Laroca por la calle, lo peor que había para juntar... lo trajo a casa de mis abuelos y dejó que aprendieran a vivir solos. Pero, es que ciertas personas prefieren vivir a costa de los demás... de la sangre de los demás...

En general tengo todo para quejarme, de todos, nadie se salva. Hasta de mí. El punto es que me cansa poner el esfuerzo en cosas que al final sólo sirven para atorar más. Para aterrar más. Para arruinar más. Será que estoy mirando hacia el lado equivocado, a veces salto con palabras blasfemas y lastimo a quien dice ser lastimado, lo sé, a veces no me mido. Pero, tampoco soy Jesús, no traigo la salvación para todos. Soy una persona con muchas virtudes y muchos defectos, hago cosas que la mayoría de los hombres no hace o mejor dicho, no se preocupa. Tengo millones de problemas pero billones de soluciones, no tengo mansión y menos promesas, tengo la actitud de conseguir lo que quiera cuando quiera pero...

A veces... me pregunto porqué no me voy a la mierda de una buena vez.

¿Porqué no me dejan?

Porque me siento un inútil o simplemente me equivoco de camino, tergiverso las cosas. Pero... (...) qué cansado me tiene todo ésto, estoy para cosas buenas, no para solamente cargar una cruz.

Porque estoy cansado. Nadie quiere levantarse. El único que sonríe en la fiesta soy yo. El único que saca 29 personalidades y divierte al mundo soy yo. Estoy cansado de hacer malabares y no recibir moneda alguna. Tengo mis puntos débiles. Tengo mi ego. Tengo mi esperanza, mi sueño, mi mundo de color. No todo es mierda en ésta puta sociedad, también hay cosas buenas, no me la paso todo el día tirándole mierda a todo el mundo o deprimiéndome porque no encuentro salidas. Mi mundo está dado vuelta completamente y sin embargo, sigo insistiendo con las pequeñas cosas. No espero que me las traigan. Avanzo, quejándome, pero avanzo y abro la boca para volver los nombres un instante abstracto, porque cada bocanada que pronuncio con un poco más de fuerza es para ser criticada de maldad. No quiero eso, quiero abofetear a quien no quiere sonreír, quiero como consuelo (si más no me queda) abrir los ojos de una más e irme lejos, donde me pueda agradecer a través de una carta, adornada con perfume de lágrimas y sabor a distanciamiento.

A veces... quiero cambiar al mundo. A veces, quiero que el mundo se pudra en su propia tristeza. Porque mi vida no merece el hundimiento de quien no quiere aprender a vivir.

Pero son ratos, obvio, son ratos.

Ratos que nos hacen infelices a todos los que nos preocupamos de más.

Gabriel

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