sábado, 23 de noviembre de 2019

Guardado en un cajón

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Cuando llevás demasiado tiempo perfeccionando tu manera de ser o al menos, aprendiendo a resaltar tus virtudes y minimizando los defectos, te das cuenta de que no todos caminan la misma senda y en consecuencia, te volvés mucho más crítico del mundo que te rodea.

Ayer tenía un post en mente, una mitad que se vio interrumpida por la falta de solitud y que me convencí de continuar hoy. Sin embargo, una vez acomodado en el cuadrado, mis ideas chocaron contra una gran barrera a la que no le presté atención, al despertar. Claro que me sobra tiempo para tenerlas y sin embargo, la inspiración no llega desde el seno en el que me encuentro. Como dije en otros círculos, el momento perfecto para crear, al menos para el escritor, es cuando viajo y muchas veces creo que debería de hacerlo infinitamente, si es lo que me lleva a vivir una vida más bohemia.

En el post de ayer, hablaba de talento y atención: dos cuestiones diferentes, unidas por un mismo propósito. Muchas veces creo que poseo ambas y sin embargo, el talento se golpea demasiado contra esa barrera; la misma que no me permite el amor, cuando existen posibilidades, la misma que no me deja terminar un buen escrito. Y es común tenerla de frente, no podemos exigir inspiración constante, genialidad en todas nuestras acciones; somos seres humanos e imperfectos, influenciados por nuestro entorno y nuestras emociones. No, no voy a caer el pensamiento científico, no podemos vivir sin ello pero en la mayoría de los casos... resultan un estorbo.

En principio, quiero manifestar el estado de humor que la barrera impuso sobre mí y ocurre que, como en la mayoría de los posts que empiezo sin saber cómo terminar, encuentro la raíz del problema. Si bien no soy un ejemplo a seguir, muchas veces prefiero entender lo que me pasa, antes de actuar. Y llevo un tiempo creyendo que procuro conformar todas las aristas, en vez de enfocarme en las que quiero. Algunas sirven un propósito pero vienen con mucha negatividad, lo cual produce que calle la boca y deje que mi mente le pegue a un saco de arena. Otras son demasiados realistas como para dejarlas pasar y me arrastran incansablemente hacia el saco de papas; me dicen "levantalo y llevalo a B", a lo que no puedo negarme, si quiero evitar perder la dignidad.

Y al final, relegadas, están todas aquellas que verdaderamente me gustan. Pero soy estúpido, no aprovecho los huecos que el tiempo abandona al azar, esos mismos que encuentro por prestar atención. Los veo y no se que hacer con ellos. Mejor dicho, se qué hacer pero arranco, me quedo en las teorías. ¿En qué momento de la vida perdí el acelerador? ¿Es el entorno o soy yo? ¿Es mi falta de influencia? No, no, no, si hasta pongo comas entre tres "no". La personalidad está definida, los parámetros son los correctos. La ejecución no llega, lo que significa que algo en el medio se estanca. Acabo de decirlo, no soy inconsciente, el problema soy yo, la persona que perdió el poder de arrasar con su vida. Si antes lo hacía, ahora soy un manojo de ideas y talento desperdiciado, que se preocupa más en recibir el mismo tratamiento que doy con lo poco que tengo, que en ignorar la manera de ser ajena y avanzar con mis metas.

Esa es la cuestión, abandonar la parte tóxica del ojo observador. Escalar las actitudes de otros, en comparación a las mías, produce únicamente ese estancamiento que me detiene que tener todo lo que quiero. Me preocupo más porque me entiendan que por entenderme y el mundo no baila al ritmo de cada uno, cada quien tiene sus mambos y consecuencias, cada enfoque genera millones de ramificaciones incontrolables. No basta con decidir hacerlo, es necesario dar el primer paso.

Y luego otro.

Y otro.

E infinitamente otro.

Voy a suspirar y a dejar que la idea fluya por mis venas.

Porque apreciar el mar desde tierra firme no me lleva a conocer su profundidad.

G

martes, 19 de noviembre de 2019

Jimmy el comediante

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"El comediante observaba de lejos al publicista y a la mujer que lo representaba, charlando apoyados sobre la barra. Bobby y Jimmy estaban casados, pero él también sabía que Don se estaba acostando con ella y sólo se limitaba a mirarlos, rodeado de personas ajenas a esa prohibida química. Habían llegado tarde a la fiesta, una de tantas a las que lo obligaban a ir y lo alejaban de su hábitat natural, donde todos reían con sus chistes o al menos, simulaban hacerlo. Era todo lo que necesitaba: ser el hombre bajito con el que todos ríen, no una imagen perfecta pero al fin, su lugar en el mundo."

"Sonreía inconscientemente, observando a la pareja de casi extraños y pensó en lo alto que era él, en lo atractivo. Comparado con el comediante, las mujeres darían sus teléfonos sin siquiera conocerlo. ¿Y qué papel cumpliría él mismo, en ésta divina comedia? Ninguno en particular, sólo la del observador que se limita a hacer chistes y a aceptar el ritmo del mundo pasando sobre su frente. Para Jimmy, su entorno tenía vidrieras y a pesar del dinero, no siempre poseyó el derecho de admisión. A menos que..."

"El comediante hizo una estupidez, buscó en la fiesta a la mujer de Don y ávidamente le contó que su marido la engañaba con su propia mujer. Mencionó palabras que pretendían ser sofisticadas, poesía de congelador, una propaganda con el imán fallado. No se guardó pensamientos y hasta perdió la mirada entre los dos amantes imperdonables, abandonando la conversación como la empezó: sin pedir permiso."

"Birdie lo observó marcharse, cayendo en la cuenta de todas esas noches en las que Don no volvía a casa. El extraño aroma de las camisas, las horas extras, los trenes perdidos, los repentinos viajes de negocios al Congo. Fueron todas mentiras."

Conocí varias personas así, durante mi vida. Personas que respiran, que se compran placeres, que derrochan alegría pero carecen del talento para vivirla. No soy quién para señalar con el dedo, lo dije mil veces; me jacto de usar la lógica y miren mi constante situación... Sin embargo, cuando esas personas entran en mi vida, pretendiendo manejarla a su gusto con decisiones totalmente nacidas de la baja autoestima, el prejuicio se vuelve más poderoso que nunca y luego, te encontrás enseñándole modales a quienes estén fuera de lugar. Digo, siempre hay que poner la casa en orden sin dejar de ser abierto en lo social; aunque jamás te dejes pisotear, jamás dejes que el ego de los demás te crean menos persona, sólo por pequeños errores de fábrica ajenos a vos o fallen en los requisitos de lealtad.

Jimmy tuvo todo el derecho de intervenir y de defender su dignidad. En cambio, prefirió jugarla de espaldas, como hacen los cobardes. Existen momentos en la vida donde tenés que agarrar por las riendas los problemas y tomar todas las medidas necesarias para lograr el común acuerdo, entre tu ego y el de tu entorno; si no te gusta ser pisoteado, reaccioná como corresponde, como una persona frontal, no seas un traidor que prefiere remover el tornillo de los cimientos, sin que nadie te vea. El problema es, con Jimmy, que no acepta cuando se equivoca y en consecuencia, no ve el panorama que los demás ven. Crea enemigos o desperfectos invisibles, ve personas pequeñas o chistes mal contados, ve un escenario sin luces, ve a su mujer dejándolo por otro.

Lo que eventualmente termina convirtiéndose en realidad.

Si me dejo caer en la ecuación, soy como una anomalía, porque no suelo llevarme al mundo por delante, primero uso la empatía y luego, escucho, comprendo, actúo, resuelvo. Muchas veces, ese orden es despreciado por los monos, porque tengo "el talento" y no "el interés", porque te hablo de frente y te observo, mientras vos te hacés el comediante. Siempre van a existir planes de fondo, nunca lo dudes, pero JAMÁS subestimes a una persona porque te da espacio para lloriquear. Todos sabemos que no sos de confiar, comediante, que contás chistes para ocultar tu verdadera naturaleza, que le contás a tus amigas que sus amigos le son infieles porque es la única manera en la que te ofrezcan un abrazo, una aprobación. Y es de cobardes ser así, prepararse para ser golpeado para luego agrandarse si a cambio te ofrecen un bálsamo. El mundo no es una furia, es una ensalada de idiomas y de consecuencias histéricas...

Lo sabrías, si fueras observador.

No dejen que Jimmy tome decisiones por ustedes; si lo ven cuchicheando de fondo, vayan de frente y encaren al comediante, que seguro se desinfla. Irónicamente, con este tipo de personas, ser comprensivo no sirve: una naturaleza tóxica tiende a corromper las más nobles de las actitudes.

Por eso Don prefiere coquetear con otras aristas.

Mientras Jimmy apoya la nariz sobre la vidriera.

G

miércoles, 17 de julio de 2019

Está detrás mío, ¿no?

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Durante mis tres semanas sin internet y casi, sin lugar para vivir, jaja... (internet era lo más importante) escribí al menos cuatro posts y. más allá de ser reflexivos, tres de ellos eran críticas a mi entorno. En uno, incluso categorizaba los tipos de amistades en tres tipos. Si bien creo que esos posts deberían de estar subidos a blog, también creo que cada uno refleja mi estado diario y al ser humano, las posibilidades se multiplican de manera irrisoria.

Como cada día en el que me levanto con noticias de mi actual jefe, mi humor fue palideciendo la fiebre del hartazgo. En principio, disimulo bastante mi falta de alegría pero dejo escapar bostezos con mal aliento y comentarios hirientes, que rápidamente son despojados de valor, al dar vuelta de página con ignorante disimulo. La gente se da cuenta de mis ratos, la gente no es estúpida y puedo verlo en sus rostros: el recelo de atajarse delante de alguien al que en cualquier momento se le escapa un tiro. Esto último me llevó más tiempo admitirlo que reconocerlo; no soy estúpido, viví la mayor parte de mi vida observando a la gente y sus reacciones, como para darme cuenta de si se monta en éste patrón o en el otro. Y me doy cuenta cuando soy un idiota total o, mejor dicho, cuando la gente me mira con esa intención.

Imagino que tienen razón más veces de las que llego a darme cuenta. Me jacto de usar la lógica y soy un manojo de orgasmos, tratando de caminar después. Y ese es el punto en el post, no me doy cuenta de que olvido que todos tenemos llaves y ganas de revisar la heladera, que el derecho de cada uno termina donde empieza el del otro. Digo... imagino que a nadie le gusta que le toquen el cujkaklsdjjfklalkjdfjkdljk, ¿no? Juzgar es el peor defecto que tenemos todos, atado impunemente al "gusto" y peleado a muerte con la falta de vergüenza. Más de una vez juzgamos en base a lo que no nos gusta, más que por lo que "debería" de ser correcto... aunque, digo... ¿quién define lo correcto? ¿Dios? ¿Gandhi? ¿Stanley Kubrick? No, el tipo que ponés en el poder o el que decide por vos. O podés ser también uno de ellos, si tenés la actitud suficiente y luego, bajar a la sección de comentarios y decirme cómo tengo que escribir un post.

Párrafo aparte para retomar camino.

Muchas veces estoy más preocupado en ver al mundo equivocarse que por verme rodeado de ellos. He dicho miles de veces de que somo seres egoístas y dependientes de la interacción con otros, como si fuera un intercambio constante, tanto de dinero como de sentimientos, de ratos como de encuentro de opiniones. O de simplemente, no sentirnos solos. Y aprendí tanto a vivir en solitario, ya fuere acompañado o no, que espero más ver al mundo cometer errores que acertarlos. Tanto, que ya no tengo fe en la humanidad. No veo un futuro negro, los momentos aún no escritos no están atados al pesimismo, sino a la necesidad requerida. Puedo decir que odio esto o aquello, pero eso no significa de que el día de mañana lo use a mi favor, porque soy un maldito ser humano, atado a las cuerdas de la aprobación. "Mirá mamá, lo hago sin rueditas." Jaja, recuerdo que cuando era chico, unos pibes se burlaron de mi, porque me alquilaron bici con rueditas. Diría que los pibes no saben de límites, para eso están los padres y sin embargo, existen adultos que hacen lo mismo.

O peor.

Al final, me olvidé de un cumpleaños, que recordé en el medio de un día de bronca. Y me tocó leer "no te preocupes, ya estoy acostumbrado". Porque al final, es lo que hoy por hoy me define. Soy el que se olvida o, en el peor de los casos, al que no le importa. No porque lo digan los demás, sino porque es lo que siento. No pretendía dejar de lado mi bronca con algo bajonero, pero es como es. Es lo que toca vivir hoy.

¿Qué? ¿Reflexión?

No tengo todas las respuestas, ni por remota coincidencia.

Sólo se que tengo un contrato de no escribir malas palabras.

G

miércoles, 26 de junio de 2019

Enterrando cuerdas e ideales

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Tengo más cosas para decir de las que creo, aunque veo que no todas las palabras caen en el lugar correcto. Tal vez sea hora de deslumbrar al mundo con mi talento, tal vez sea hora de abandonar el rincón de los comunes, donde solamente uno se preocupa por la rutina, sobre cosas banales que al día siguiente olvidás y volvés a corromper. Si si, el diablo están en los detalles pero, ¿te van a recordar por haber ido a pagar la luz?

Es más trascendental que eso.

Durante años luché por encajar en la vida cotidiana, a veces con éxito y en otras, no tanto. Es natural, las experiencias vienen en distinto tamaños y colores, con diferentes precios y fechas de vencimiento. Vos decís que existen aspectos imposibles de esquivar, por ética, de la vida diaria y sin embargo, negar el resto de tu personalidad (por tanto tiempo), puede hundirte la cabeza y transformarte en un peón más viviendo el equilibrio. Intentás, salís, pagás, comés, comprás, cocinás, dormís, observás, besás, tomás, amás, creés, sentís, todos esos apodos con los que volvés pintoresco tu día. Y si, hay que ponerle nombre a tus hijos, etiquetas a los cuadernos, pero la vida te arrastra de una manera tan poderosa que muchas veces perdés la identidad. Sí, trabajás y te ganás el pan, le das de comer a tu familia. Sí, sos religioso y vas con ellos todos los domingos a misa. Sí, los acompañás al hospital cuando hay una urgencia.

Quiero hacer un alto en este punto, porque estamos acostumbrados a mezclar las cosas, principalmente cuando ciertas personas te dicen que primero está uno. Si acepto que primero van las necesidades de uno, antes que las de otros, también tengo que afirmar que no son las mismas para todos. Que vos creas en un programa de televisión no significa que otros tengan la obligación de verlo. Podrías encontrar gente a la que le guste y juntarte con ellos, pero entendé el verdadero significado de la afirmación "estamos solos durante toda nuestra vida". Somos seres solitarios, porque no somos el mismo, porque tenemos necesidades que casi nunca encajan con los palitos que tenemos al lado. Es entonces que, por inercia, tendemos a aceptar lo que venga o a escuchar lo que no nos importa y a fingir que lo es, porque de otra manera... estaríamos contándole nuestras experiencias al espejo. La necesidad de terceros es lo que impulsa al mundo hacia adelante, pero también es su ruina y llega un punto en el cual no encuentro motivación suficiente como para depender de otros.

Pffffffbrrrrrrrr...

(ruido de giro en la trama)

He dicho tantas veces que aprendí a ver la vida como un gran borrador, donde las reacciones no son más que hilos conectando historias, dibujando envases descartables de recuerdos y paseos aburridos por el sentimiento. En el fondo, soy un idealista y encuentro la vida sosa, echándole constantemente condimentos para darle gusto. Si, es como si fuera una gran responsabilidad, calculo que de eso va, pero en cuanto al trabajo en equipo... creo que se muere de hambre.

Y esa es mi verdad de la milanesa.

No me alcanza con que la gente me hable.

Prefiero un "vamos".

Pero es mi persona, ¿no? Es mi necesidad, no la de otros. Es mi propia ruina.

G

domingo, 16 de junio de 2019

La luna y el barro

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Mi condición económica ha sido uno de mis mayores defectos, durante mi vida adulta, algo que ha sobrepasado mis virtudes y ha creado apodos carentes de gracia o incluso, pensamientos bajos en estima, por parte de terceros. Si, uno tiende a ser paranoico, aún más cuando se intenta vivir en la cabeza de otros, creando volantes imaginarios propagandistas, anunciando virtudes de un producto que siquiera existe. En otras palabras, la flasheamos.

Me pregunto porqué tiene que cortarse la luz para que levantes la mirada. Existe la luz de luna y la del departamento en el séptimo piso, a la izquierda. Existe la cámara lenta, cuando besas una mujer... no solamente el corazón acelerado y la calentura. También existen los apretones de manos, los abrazos honestos y las ganas de no dejar ir.

A menudo me encuentro con la luz cortada y pensando, detenidamente, porqué creemos que la oscuridad es mala. No porque sea una maldito emo, sino porque veo la luz como una distracción, una adicción con la que pocas veces creo no poder vivir, si se extinguiera. Pero enseguida veo la cantidad enorme de libros que tengo a mi alrededor y la vela, tirada en un rincón. Reemplazo, reposición, borrón y cuenta nueva... este tópico quiere ramificarse en treinta millones de posts distintos y debo contenerme.

¿Por qué nos rodeamos de gente que te dice que odia algo que adorás, simplemente porque su ego se interpuso entre los dos? A veces, quisiera levantarme de emoción porque Keanu Reeves revela su participación en un juego y tener al lado a alguien que se emocione de la misma manera, no porque simplemente coincidamos, sino porque no existe interés alguno ni ganancia en la reserva de emociones, estás compartiendo un buen momento con alguien a quien le gusta lo mismo. Coincidís y eso es algo que en la vida no es fácil. Tengo un amigo y a veces, tengo un Igor. Tengo una familia y a veces, una enfermedad. Tengo mujeres y a veces, futuros recuerdos. Me pregunto, digo, creo, tal vez, no se... ¿quién tiene la verdad? ¿Es obligatorio llenar el formulario de aprobación social? Entiendo eso de aceptar los defectos de la gente, pero... ¿no te preocupa un poquito que el de enfrente se de cuenta de que te sacaste un moco y te lo llevaste a la boca? ¿O que te haya visto llorar a tener un orgasmo y se haya autoengañado de que fue por felicidad? Digo... puedo gritar un gol en la cancha, con desconocidos y si bien nunca serán como los que grité con mi abuelo, al menos el de al lado no me juzga, no interviene con su envidia, no contagia un buen momento con exorcismos o manchas imposibles de limpiar.

Muy largo, muy largo.

Podría estirarme más, hablar del narcisismo y de las ramificaciones en cada personalidad. Cuando en realidad, lo único que quiero es festejar otro gol, compartir un mate calentito o simplemente abrazar, sin dobles sentidos. O alzar la mirada y encontrar una huella de la luna, grabada en el barro.

Y mi perspectiva social no es negativa, aunque el tiempo... nunca espera...

G

viernes, 24 de mayo de 2019

A ego y semejanza

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Una vez salí años con una chica que solía repetir la siguiente frase: "soy lo que quieras que sea." Durante mucho tiempo vi equivocada esa afirmación, ya que le conviene más al ser humano ser como él mismo prefiera o, en el peor de los casos, como le sienta cómodo. Sin embargo, llegó el día en el que apliqué aristas a la frase y comencé a ver ciertas cuestiones, pero de una manera diferente.

Un ejemplo claro son los juegos rpg de hoy en día, donde se requiere interacción con personajes que solamente quieren escuchar alabanzas y no críticas, cuando apuñalan a la madre por la espalda. Porque así es el mundo, en realidad, un lugar habitado por seres con necesidad y problemas de ego, donde es justificable ocultar los errores propios hablando de los ajenos, donde la "crítica constructiva" es una definición tabú. Es como cuando desconfiás de un policía... jaja.

Quitando del medio lo que otros quieren que seas, al menos delante de ellos... muchas veces creo que actúo sin darme cuenta de ciertas cosas, que soy inconsciente y mi cerebro aún no descubrió la parte que tiene acciones sobre mi cabeza. Siento como si fuera sonámbulo, por eso presto atención a todas las críticas que la gente tiene sobre mí y, aunque me enojen algunas, procuro revisarlas igual, porque no quiero dejar de aprender hasta el día en que me muera. Y no se, a veces siento que es un estilo de vida estúpido, esto de ser introspectivo, pero veo tantos monos dejar de lado a sus amigos o familiares por mujeres o diversiones efímeras, que me pregunto a veces si soy parte del aura que llena nuestras palabras con falsas promesas.

Seré lo que quieras que sea.

O no, voy a ser mejor o igual que antes, pero no voy a darte un segundo más de oídos sordos, de alegrías listas para evaporarse. Soy más que tu rayo de diversión, soy la persona que te enseñó que existe el ego y no voy a ser tu saco de arena, no voy a adentrarme en tu mundo si ofrecés un apretón de manos lleno de espinas. Te dejo lo careta, yo me voy a jugar en lan y planificar un poco de arte, que tan olvidado lo tenés.

A veces, el olor a mierda propia, tapa la nariz.

Sabelo.

Perdón, posta que no encontré otra palabra para definir la frase.

Quiero decir, que al final podés adaptar ciertos matices de tu personalidad, sólo por encajar. Pero jamás dejes de lado quien sos, jamás dejes que te usen como caridad egocentrista y aprendé a decir que no, que las vallas se inventaron por algo.

Que el ego sea invisible no significa que pueda pasar.

G

domingo, 17 de marzo de 2019

Huyendo del leproso

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"Claro, ya nadie se queda haciéndole el aguante al enfermo fatalista."

Jaja, creí que nunca pensaría esa frase.

Es bien cierto que la gente no quiere gente negativa a su alrededor, pero tampoco quiere arremangarse y sacar a la gente del fango.

Mucha gente.

Últimamente, entiendo que la gente (este post se volvió redundante) critica cuando quiere mirarse a sí misma, que mira el paisaje porque detrás estalla una bomba nuclear o alguien se desangra. Entiendo que a veces, necesitás una cama pero no vas a pagar la estadía con una invitación a almorzar, sino con verdadera amistad. Yo estoy loco, eso no te lo niego, pero dejame ser barrial y decirte que te vayas bien a la mierkjalsdfjldskfjsdlkfjdsjljkdlsaf.

¡NO LO TOQUES!

Tiene lepra.

Pido disculpas, mis dedos resbalaron.

Las amistades creen a veces que tienen la razón y, normalmente, depende del estado del ego. El problema se genera cuando existe alguien que sabe cómo trabajar en equipo y el resto no. Por otra parte, no recuerdo la última vez que vi a alguien que fuera tan copado.

Decía, es natural creer que aún necesito ese cambio de pilas y luego, de estación, porque voy llegando a los cuarenta sin tener motivos para vivir. Aclaro, para todos los fatalistas que no van a salir corriendo: existe hoy en día quien no cree en vivir y simplemente encuentra un lindo rincón, se tira a mirar televisión y así vive, trabajando si se debe, durmiendo si se puede. Nada de amores, nada de libros, nada de fiestas, una repetición del historial en youtube si te agarra la melancolía y luego, a la cama, que mañana empieza un nuevo rincón.

Ahora que recuerdo, también me tuve que fumar esta semana al careta de acá la vuelta, que casi saludo al cruzármelo de frente y me di cuenta de que la piel empieza a arrugarse.

Otro más para la colección.

Soy yo, piensan los hombres y como soy tal, lo pienso. Y soy Laroca, que es como segundo plato. Y vivo en un rincón, que es literalmente el postre.

Pfff... apestan mis metáforas.

A veces, mientras escribo, nublo la vista y la combinación de letras en negro sobre el blanco dibujan escalones.

Me pregunto a dónde llevan.

G

miércoles, 6 de marzo de 2019

Altura psicológica

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Cuando voy por la calle y una idea estúpida me hace sonreír, me siento pequeño, delante de los demás. Claro que, cuando paso al lado de ellos, recupero la altura psicológica. Y luego esquivás una mujer que acaba de salir de un edificio y se para en tu camino, ajena al movimiento perpendicular de la acera. El zig zag no termina con ella, sino que se intensifica en el siguiente encuentro, cuando esquivás dos amigos, charlando del lado opuesto, obligándote a trazar esa S que se dibuja en tu mente y echa unas cuantas maldiciones, en el fondo del cajón.

Es divertido definir mi paso por este mundo, con un solo párrafo.


Y a veces, tengo esos días en los cuales no me encuentro en mis cabales como para realizar un post, aunque no sea excusa. La idea sería estar fresco, echarme una revolcada entre letras y palabras, para luego prenderme un cigarrillo y olvidarme el nombre del post.

Bueno, es un tanto figurativo y exagerado.

Al menos, dejé claro mi punto.

Además, "revolcar" no es una palabra que acostumbro a usar y últimamente, procuro elegirlas con mucho cuidado, ya que cada oración requiere el punto exacto de énfasis. Incluso los puntos suspensivos dejaron de tener pase libre en mi mundo, ahora tienen que realizar un control de alcoholemia y volver a casa antes de las doce.

¿Tengo objetivo con éste post? A estas alturas, ya no lo creo. Hoy es uno de esos días en los que me levanto tranquilo y las anomalías de mi trabajo me atraen hacia el agujero negro, definiendo lo que sienta el resto de la tarde. Ahora que lo pienso, una buena revolcada es lo que necesito, cuando la realidad tiene envidia de mis días tranquilos. Consultaría mi guía de teléfonos pero, tú sabes... no tengo libretita... cof cof.

Ahora que lo pienso, la gente que escucha reggaetón es como la misma que te predica religión sin que se los pidas. La ponen a todo lo que da, sin darse cuenta de que es el bombo lo que les atrae más, así como la idea de perdurar en ésta vida, pasando a la siguiente...

Jaja, si, como existiera una siguiente.

Mejor preguntémosle a la manzana que se pudrió.

Algún día hablaré de mis mayores temores. Por lo pronto, seguiré observando al mundo con mi toque gabrieliano, ya que todo se define desde mi altura psicológica, quizá la etiqueta más paquetona y estúpida que mi autoestima jamás haya creado.

G

viernes, 1 de febrero de 2019

Práctica irrelevante

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Existen frases que me han dicho, de manera directa o indirecta, de las cuales jamás he dado paso al olvido. Simplemente quedaron ahí, entre el silencio y una buena canción de The Pillows, listas para ser miradas de reojo, sin siquiera haberse quitado el saco. A veces, me pongo redundante y les pido que repitan una vez más lo grabado. Y les digo, me gusta recordar ciertas frases claves, incluso las que me cayeron mal o me desearon el mal del mundo entero.

En este momento, me viene a la cabeza "te vas a hundir sólo en tu soledad". Algo así, ya no defiendo las redundancias ajenas.

Aunque es irrelevante, al final, porque el juzgar a alguien más que uno no tiene verdadero significado, sólo el ser una extensión del brazo de dicha emoción; un "impulso", para los amigos. Irrelevante, porque cuando elevás cada acción a la pizarra, el color de la tiza es elegido por un ser humano.

Thank you

my twilight.

Y esa es la verdad.

Otra verdad es que no explayarme demasiado sobre el asunto, va demasiado claro el mensaje. Simplemente creo que, al final, todo se parece, todo se repite y nada vale la pena, al menos en cuanto a inversión emocional. No es que no quiera invertir, de alguna manera hay que vivir, sólo que... no se, llegué a un punto en el que "prueba y error" me da más disgustos que placeres.

Y para placer, no necesito ponerte un nombre.

Thank

you

my twilight.

G

viernes, 25 de enero de 2019

Anhelo de saltar

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Trilogía: parte tres.

Últimamente, tengo en mi cabeza la frase "chupame un huevo" y es lo que le contestaría a mucha gente. Bueno, a unos cuantos ya lo hice, pero existen otros/as a los que les debo una buena puteada.

No, no quiero empezar el blog así, aunque siempre acudí a la honestidad. A muchos no les va a gustar lo que tengo para decir, de la manera en la que voy a hacerlo o si envuelvo demasiado sentimiento en el medio, pero jamás voy a ser careta, jamás voy a terminar esa última afirmación con puntos suspensivos. En contrapartida, tengo el mundo de la mesa redonda a tus pies, puedo ser el resto de los monos que no se saltan los modales, puedo defenderte y enseñarte a hacerlo, cocinar para todos o hacer chistes mientras muero a retorcijones.

Pará un toque.

¿Por qué decido apagarme tanto? ¿Qué me hizo la vida para esconder lo negar de mí? El otro día hablaba con alguien que hacía tiempo no veía y notaba la ventaja de vivir apagado, lejos de problemas mundanos. La vida es constante prueba y error, no lo niego y aún así, nada enciende el motor. La llave está en mi, bla bla bla, eso lo sé, viví algo, probé de todo un poco. Pero sin una real motivación, no sé.

Quisiera tener una razón para cambiar ése último punto por una coma.

Tal vez esté demasiado en mi cabeza, tal vez me deje absorber demasiado por las faltas de los demás. Estuve toda la vida solo como para no seguir jugando en equipo. Demasiadas trabas, demasiados malos pasos, tal vez no tenga una buena manera de ser y sea un careta, sin darme cuenta. Tal vez me engañe, constantemente, en vez de ser un líder nato y volver a permitir que todos se arrimen a la mesa, esperando a que diga la siguiente oración.

Pero, a medida que pasan los años, veo más y más soledad. Es inevitable.

En el fondo, no importa lo poco que hagan los demás, sino que soy incapaz de ignorarlo y volver algo bueno de ello.

Tengo que saltar, otra vez.

Tengo que saltar.

G

lunes, 7 de enero de 2019

Colectivos de palabra

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Trilogía: parte dos.

A veces quisiera cerrar mi cabeza y ponerle pausa a todas esas teorías que vienen comprobándose últimamente, sin parar. La lógica tiene sus ventajas, pero su defecto más grande es que carece de sentimientos, de "roce", te escupe la verdad como la necesitás pero sin contemplar que tal vez, ese mismo día, falleció alguien importante.

Como ejemplo.

Digo esto porque mi visión del mundo se ha vuelto más caótica, en éstos últimos años y no por negatividad, sino como consecuencia al encontrarle una vuelta a la vida y mi papel en ella. Al final, me di cuenta de que no soy más que un muñequito de papel, caminando entre rocas, temiéndole al tsunami de influencias que azotan las orillas. Y a veces creo que no tengo la capacidad para soportar tanta lógica, en consecuencia, tantos cambios, que toda mi vida voy a ser un muñequito de papel, todo garabateado y con manchas de café. No puedo evitar creer que la vida es únicamente para vivirla, que no existe trascendencia si tus alrededores no quieren respirar la tuya, porque siempre nace el egoísmo antes que tu nombre y si alguien no da algo por vos, para qué abandonar tus propias venas.

No se qué digo o no quiero afrontar las consecuencias de lo que digo, porque no le temo a los enemigos, pero si al olvido, no tener al comienzo del día un árbol que me de sombra, una rosa que me clave una espina. He dicho demasiado.

Por eso me sumerjo en los juegos, porque es el único lugr donde termino jugando en equipo.

Y empezar el año solo no me molesta, sí el hecho de saber que existen personas que se toman colectivos de palabra.

G