martes, 19 de noviembre de 2019

Jimmy el comediante

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"El comediante observaba de lejos al publicista y a la mujer que lo representaba, charlando apoyados sobre la barra. Bobby y Jimmy estaban casados, pero él también sabía que Don se estaba acostando con ella y sólo se limitaba a mirarlos, rodeado de personas ajenas a esa prohibida química. Habían llegado tarde a la fiesta, una de tantas a las que lo obligaban a ir y lo alejaban de su hábitat natural, donde todos reían con sus chistes o al menos, simulaban hacerlo. Era todo lo que necesitaba: ser el hombre bajito con el que todos ríen, no una imagen perfecta pero al fin, su lugar en el mundo."

"Sonreía inconscientemente, observando a la pareja de casi extraños y pensó en lo alto que era él, en lo atractivo. Comparado con el comediante, las mujeres darían sus teléfonos sin siquiera conocerlo. ¿Y qué papel cumpliría él mismo, en ésta divina comedia? Ninguno en particular, sólo la del observador que se limita a hacer chistes y a aceptar el ritmo del mundo pasando sobre su frente. Para Jimmy, su entorno tenía vidrieras y a pesar del dinero, no siempre poseyó el derecho de admisión. A menos que..."

"El comediante hizo una estupidez, buscó en la fiesta a la mujer de Don y ávidamente le contó que su marido la engañaba con su propia mujer. Mencionó palabras que pretendían ser sofisticadas, poesía de congelador, una propaganda con el imán fallado. No se guardó pensamientos y hasta perdió la mirada entre los dos amantes imperdonables, abandonando la conversación como la empezó: sin pedir permiso."

"Birdie lo observó marcharse, cayendo en la cuenta de todas esas noches en las que Don no volvía a casa. El extraño aroma de las camisas, las horas extras, los trenes perdidos, los repentinos viajes de negocios al Congo. Fueron todas mentiras."

Conocí varias personas así, durante mi vida. Personas que respiran, que se compran placeres, que derrochan alegría pero carecen del talento para vivirla. No soy quién para señalar con el dedo, lo dije mil veces; me jacto de usar la lógica y miren mi constante situación... Sin embargo, cuando esas personas entran en mi vida, pretendiendo manejarla a su gusto con decisiones totalmente nacidas de la baja autoestima, el prejuicio se vuelve más poderoso que nunca y luego, te encontrás enseñándole modales a quienes estén fuera de lugar. Digo, siempre hay que poner la casa en orden sin dejar de ser abierto en lo social; aunque jamás te dejes pisotear, jamás dejes que el ego de los demás te crean menos persona, sólo por pequeños errores de fábrica ajenos a vos o fallen en los requisitos de lealtad.

Jimmy tuvo todo el derecho de intervenir y de defender su dignidad. En cambio, prefirió jugarla de espaldas, como hacen los cobardes. Existen momentos en la vida donde tenés que agarrar por las riendas los problemas y tomar todas las medidas necesarias para lograr el común acuerdo, entre tu ego y el de tu entorno; si no te gusta ser pisoteado, reaccioná como corresponde, como una persona frontal, no seas un traidor que prefiere remover el tornillo de los cimientos, sin que nadie te vea. El problema es, con Jimmy, que no acepta cuando se equivoca y en consecuencia, no ve el panorama que los demás ven. Crea enemigos o desperfectos invisibles, ve personas pequeñas o chistes mal contados, ve un escenario sin luces, ve a su mujer dejándolo por otro.

Lo que eventualmente termina convirtiéndose en realidad.

Si me dejo caer en la ecuación, soy como una anomalía, porque no suelo llevarme al mundo por delante, primero uso la empatía y luego, escucho, comprendo, actúo, resuelvo. Muchas veces, ese orden es despreciado por los monos, porque tengo "el talento" y no "el interés", porque te hablo de frente y te observo, mientras vos te hacés el comediante. Siempre van a existir planes de fondo, nunca lo dudes, pero JAMÁS subestimes a una persona porque te da espacio para lloriquear. Todos sabemos que no sos de confiar, comediante, que contás chistes para ocultar tu verdadera naturaleza, que le contás a tus amigas que sus amigos le son infieles porque es la única manera en la que te ofrezcan un abrazo, una aprobación. Y es de cobardes ser así, prepararse para ser golpeado para luego agrandarse si a cambio te ofrecen un bálsamo. El mundo no es una furia, es una ensalada de idiomas y de consecuencias histéricas...

Lo sabrías, si fueras observador.

No dejen que Jimmy tome decisiones por ustedes; si lo ven cuchicheando de fondo, vayan de frente y encaren al comediante, que seguro se desinfla. Irónicamente, con este tipo de personas, ser comprensivo no sirve: una naturaleza tóxica tiende a corromper las más nobles de las actitudes.

Por eso Don prefiere coquetear con otras aristas.

Mientras Jimmy apoya la nariz sobre la vidriera.

G

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