domingo, 16 de junio de 2019

La luna y el barro

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Mi condición económica ha sido uno de mis mayores defectos, durante mi vida adulta, algo que ha sobrepasado mis virtudes y ha creado apodos carentes de gracia o incluso, pensamientos bajos en estima, por parte de terceros. Si, uno tiende a ser paranoico, aún más cuando se intenta vivir en la cabeza de otros, creando volantes imaginarios propagandistas, anunciando virtudes de un producto que siquiera existe. En otras palabras, la flasheamos.

Me pregunto porqué tiene que cortarse la luz para que levantes la mirada. Existe la luz de luna y la del departamento en el séptimo piso, a la izquierda. Existe la cámara lenta, cuando besas una mujer... no solamente el corazón acelerado y la calentura. También existen los apretones de manos, los abrazos honestos y las ganas de no dejar ir.

A menudo me encuentro con la luz cortada y pensando, detenidamente, porqué creemos que la oscuridad es mala. No porque sea una maldito emo, sino porque veo la luz como una distracción, una adicción con la que pocas veces creo no poder vivir, si se extinguiera. Pero enseguida veo la cantidad enorme de libros que tengo a mi alrededor y la vela, tirada en un rincón. Reemplazo, reposición, borrón y cuenta nueva... este tópico quiere ramificarse en treinta millones de posts distintos y debo contenerme.

¿Por qué nos rodeamos de gente que te dice que odia algo que adorás, simplemente porque su ego se interpuso entre los dos? A veces, quisiera levantarme de emoción porque Keanu Reeves revela su participación en un juego y tener al lado a alguien que se emocione de la misma manera, no porque simplemente coincidamos, sino porque no existe interés alguno ni ganancia en la reserva de emociones, estás compartiendo un buen momento con alguien a quien le gusta lo mismo. Coincidís y eso es algo que en la vida no es fácil. Tengo un amigo y a veces, tengo un Igor. Tengo una familia y a veces, una enfermedad. Tengo mujeres y a veces, futuros recuerdos. Me pregunto, digo, creo, tal vez, no se... ¿quién tiene la verdad? ¿Es obligatorio llenar el formulario de aprobación social? Entiendo eso de aceptar los defectos de la gente, pero... ¿no te preocupa un poquito que el de enfrente se de cuenta de que te sacaste un moco y te lo llevaste a la boca? ¿O que te haya visto llorar a tener un orgasmo y se haya autoengañado de que fue por felicidad? Digo... puedo gritar un gol en la cancha, con desconocidos y si bien nunca serán como los que grité con mi abuelo, al menos el de al lado no me juzga, no interviene con su envidia, no contagia un buen momento con exorcismos o manchas imposibles de limpiar.

Muy largo, muy largo.

Podría estirarme más, hablar del narcisismo y de las ramificaciones en cada personalidad. Cuando en realidad, lo único que quiero es festejar otro gol, compartir un mate calentito o simplemente abrazar, sin dobles sentidos. O alzar la mirada y encontrar una huella de la luna, grabada en el barro.

Y mi perspectiva social no es negativa, aunque el tiempo... nunca espera...

G

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