sábado, 28 de diciembre de 2013

Media naranja egoísta

.
¿Por qué importa?

Porque las cosas buenas de uno se disfrutaron de a dos.

Existe ése momento en el cual uno ve ciertas actitudes o "suerte" que lleva tu ex, como ésa sonrisa que ya no es para vos o ésa frase que la hace sentir perfecta y no por tus manos. Dentro de ése instante, también, existen deseos que te hacen falta cumplir y una posesividad insoportable que te obsesiona como un niño de cinco años que no puede tener lo que quiere. O la falta de roce, los mejores besos o simplemente la química y la mano que siempre tomabas cuando ibas por la calle.

Puedo seguir enumerando ejemplos, pero ya queda la idea.

Somos seres egoístas, en esencia. Queremos porque necesitamos ser queridos. Nos atamos con cuerdas emocionales porque es lo que nos hace sentir vivos. Pero cuando nos quitan la posibilidad de "respirar" o el primer egoísmo es el de la persona de enfrente, retrocedemos en entereza y nos encerramos en una habitación viciada de caprichos, depresiones y hasta extremismos. Nada conforma pero sigue importando, tanto como para pensar mil veces en porqué las cosas sucedieron para mal y porqué uno, a pesar de ser una persona que merece lo mejor, terminó tocando el fondo de sus sentimientos, quedando asolado. Y abandonado.

Párrafo aparte, el carácter realista suma también y a través de los errores propios que no se pudieron evitar. Hay claridad después de un tiempo, claro que sí, cuando uno alcanza una estabilidad no sincera pero controlada, al menos. Y luego, llegan los clavos, la vida sigue y blah blah blah. Tal vez mejor, tal vez peor.

Hablando del presente, importa. ¿Por qué? Porque uno es diferente, por tener medios pero no ambición. Porque tomamos los tiempos de manera más solitaria. O por lo que sea.

Pero sigue importando.

Tal vez no lo suficiente como para que todos lo entiendan.

G

No hay comentarios: