martes, 31 de diciembre de 2013

Trilogía (Impás)

.
Acto 2: (Preludio)

Y al bajar del colectivo, me doy cuenta de que dejé en el laburo la hoja entera con el escrito del segundo acto de la trilogía.

Y me quedé pensando en la cantidad de personalidades que me iban a querer asesinar o al menos, torturar durante toda la noche (sobretodo, Super Yo).

Y me senté, miré la pantalla en blanco, pensé una y otra vez en lo bueno que me resulta escribir a mano en un cuaderno y con uno de mis bolígrafos preferidos.

Y me di cuenta de lo tradicional que soy. No solamente con la escritura, sino con la mayoría de mis ideales. Acudí a mis verdades, las revisé hoja por hoja, razoné sobre ellas, sonreí, me miré en un espejo imaginario y sonreí aún más.

Me sentí satisfecho con lo que el año 2013 dejaba de mi.

A pesar de ello, no fue un buen año, sino uno de los peores. Porque Fernanda me explotó en la cara, por última y gran vez, hecho que me dejó lidiando con mi superautocrítica, echándole culpas y echándome culpas aún más, alternadamente, según estados de humor. Toqué fondo, llegué bien abajo, perdí todo respeto ajeno y propio, siquiera pude ver más allá de mi sombra... para finalmente resurgir. Después de haber tragado tanta mierda, recuperé la memoria y, la primera decisión fue la de volver a  respetar mis ideales y luego, recuperar la tradición Gabrieliana. Fui cerrado, lo admito, más cerrado que nunca pero... tras puertas cerradas fue que me levanté y sin ayuda de nadie siquiera, apenas con el aporte de las vocecitas.

Con ésto último quise decir que me arremangué solo, fui el único que se sacó los anillos. Nadie se puso a mi lado y me arrastró de la mano cuando paré a tomar aire. Hubieron voces, las más dulces, eso si. Pero nada de ensuciarse.

Es así como llego al fin de año con una tranquilidad que oculta ansiedad y bronca, pero en un nivel que mi personalidad puede controlar, algo impensado meses atrás. Hay control, hay camino, hay ideas y metas que me suenan más cercanas de lo que yo creo.

Hay futuro.

Más o menos eso, escribí.

G

PD: y salí sin tu ayuda Fernanda. Gracias por quitarte del medio, realmente estaba yendo a ninguna parte con vos.

sábado, 28 de diciembre de 2013

Media naranja egoísta

.
¿Por qué importa?

Porque las cosas buenas de uno se disfrutaron de a dos.

Existe ése momento en el cual uno ve ciertas actitudes o "suerte" que lleva tu ex, como ésa sonrisa que ya no es para vos o ésa frase que la hace sentir perfecta y no por tus manos. Dentro de ése instante, también, existen deseos que te hacen falta cumplir y una posesividad insoportable que te obsesiona como un niño de cinco años que no puede tener lo que quiere. O la falta de roce, los mejores besos o simplemente la química y la mano que siempre tomabas cuando ibas por la calle.

Puedo seguir enumerando ejemplos, pero ya queda la idea.

Somos seres egoístas, en esencia. Queremos porque necesitamos ser queridos. Nos atamos con cuerdas emocionales porque es lo que nos hace sentir vivos. Pero cuando nos quitan la posibilidad de "respirar" o el primer egoísmo es el de la persona de enfrente, retrocedemos en entereza y nos encerramos en una habitación viciada de caprichos, depresiones y hasta extremismos. Nada conforma pero sigue importando, tanto como para pensar mil veces en porqué las cosas sucedieron para mal y porqué uno, a pesar de ser una persona que merece lo mejor, terminó tocando el fondo de sus sentimientos, quedando asolado. Y abandonado.

Párrafo aparte, el carácter realista suma también y a través de los errores propios que no se pudieron evitar. Hay claridad después de un tiempo, claro que sí, cuando uno alcanza una estabilidad no sincera pero controlada, al menos. Y luego, llegan los clavos, la vida sigue y blah blah blah. Tal vez mejor, tal vez peor.

Hablando del presente, importa. ¿Por qué? Porque uno es diferente, por tener medios pero no ambición. Porque tomamos los tiempos de manera más solitaria. O por lo que sea.

Pero sigue importando.

Tal vez no lo suficiente como para que todos lo entiendan.

G

jueves, 26 de diciembre de 2013

¿Venus o Watson?

.
¿Qué es más importante? ¿Estar enamorado o simplemente acompañado?

Determinemos desde un principio que hablamos sobre el aspecto de la pareja.

Si empezamos con el amor, podemos compararlo como una ruleta rusa, donde los momentos de mayor éxtasis se precipitan tan sublimes cuando el gatillo dispara un espacio vacío y cuando llegamos al lado B, ésa bendita bala nos vuela la cordura por los aires, dejándonos vacíos de vida y sin capacidad de reaccionar a corto plazo. El amor es extremo, es un orgasmo de alma y la misma muerte que inevitablemente se va a llevar todo de vos. El amor contiene pasión, egoísmo, ansiedad, desesperación, desolación, inspiración... todo en un sólo paquete. Y te hace odiar, porque odiar arranca siempre desde el rencor y el egoísmo que el amor genera o la misma falta de él...

Éste último párrafo me resultó intenso de escribir.

La realidad se lleva todas tus creencias juveniles, eso es inevitable. Como remedio, nos queda la aceptación de la verdad y de las responsabilidades que la vida nos va poniendo encima, tanto buenas como malas. El amor puede durar para siempre pero su intensidad, no (no puedo generalizar sobre ésta afirmación, pero son pocos los casos que he visto y que han durado una vida; sin embargo...) Si la herramienta que nos da intensidad en la juventud es el amor, en la adultez se trata de comprensión y aceptación. Y es así cómo un "acompañamiento", con amor de por medio (ojo, hablando del mismo pero no en su plenitud) o no, puede llenar el vaso de cada uno y quitarnos de encima el gran peso que generan los extremos.

No se si me expliqué bien.

A veces pienso que no todas las personas están preparadas para amar o que no todas saben hacerlo... mejor dicho, tienen su manera poco común de hacerlo. El amor potencia todas las cosas, tanto las buenas como las malas pero, una compañía puede representar un poco menos de gravedad en nuestro mundo propio. Aclaro, no hablo de estar acompañado como alguien que te llevás a la cama y listo, sino una persona con la que compartís todo pero sin enredarte demasiado en pendejadas.

Oh, eso tiene que ver con madurar. Sorry.

xD

Toda ésta reflexión no inquiere que no debamos volver a enamorarnos. La vida hay que vivirla de la manera más intensa posible y si no nos sale bien, debemos asumir las consecuencias. Por mi parte, me inclino a conformarme con una compañera, pero eso no quiere decir que no quiera volver a enamorarme y que eso me haga volver a sacar rosas de detrás de una oreja.

G

miércoles, 25 de diciembre de 2013

Trilogía (Parte 1)

.
Acto 1: Holograma

La premisa arrancó sin pareja (pero no solo), sin cocina propia y con una discusión ajena que desembocó en mi, el día anterior, de una persona que no tiene cabeza para pensar más que en sus razones y que no recuerdo la última vez que pensó con detenimiento las cosas.

Entonces, muchas caretas, en la casa de mis viejos. No hay mucho que hacer, poco que aportar, mucho para retraerse. Por eso, la careta, que siempre se acomoda fácilmente y trata a los comenzales con cordialidad y amabilidad. No es más que otra cena con bases rotas: al menos eso es lo que veo hace años.

Bases rotas...

Ya no tengo un profundo aprecio por mi familia. Con el tiempo, me fui desentendiendo de sus problemas, de sus debilidades, de sus pesares diarios y hasta de sus alegrías. Los sentimientos son parecidos pero no de unión, sino de singularidad. Mis peores histerias fueron foco de abusos y basureos que jamás perdoné; me pongo una careta pero no olvido. No existe enfermedad ni comportamiento impulsivo que justifique lo que cada uno diga...

Se dice, se hace y luego, se toma responsabilidad.

Perdón, me dejé llevar por la utopía con ésa última oración.

Hace años que dejé de creer en muchas conexiones importantes, como la familia, la amistad y demás etcéteras. En la pareja también, pero se que es una cuestión de malas experiencias, nada más. La diferencia, entre la gente y yo, es que yo no puedo dejar pasar ciertas libertades que se tomaron conmigo. O, mejor dicho, ciertos errores. Hay palabras que no puedo borrar de mi cabeza, acciones que mancharon la piel, miradas... que destruyeron grandes castillos levantados por mi. A diferencia de otros, no puedo sentarme al lado de quien me traicionó.

Como así pasa en éste primer acto, con una careta gigantezca que de a ratos, puedo sacarme cuando vuelvo a mi habitación.

Nada para recordar, siquiera la comida.

G

PD: Eso te incluye, "Girl From Easyland".

domingo, 22 de diciembre de 2013

Versus

.
A veces, la mejor manera de romper un vínculo es chocando violentamente contra él.

O sea, peleando con él.

No todas las personas pueden sentarse a hablar con otras, civilizadamente. El factor primario a poseer es la capacidad de razonamiento y la posterior comprensión del mismo, cuando alguien quiere interactuar políticamente con el de enfrente. Pero no todos poseen ésa actitud o virtud y son los que, normalmente, van a los tumbos por la vida, cambiando de gente constantemente o viviendo una ilusoria situación que les dice que todo está bien y que casi nunca se equivocan. No en todos los casos, pero en una gran parte de la sociedad, así sucede.

Como decía, llegar "a pelearse" representa el recurso más viable cuando la charla tranquila no funciona o no se alcanza ése estado de comprensión mutua. Por ende, cuando uno decide que ése vínculo no resulta más que en un vicioso porvenir, es mejor chocar contra ése asteroide y provocar el alejamiento incivilizado del mismo. Cuanto más lejos posible, mejor.

Lamentable, ¿no es así?

Lamentable que debamos chocar para darnos cuenta de las diferencias de pensamiento y en la falta de acuerdo que tenemos entre unos y otros. Lamentable que no logremos ponernos en el lugar del otro y darnos un minuto para entender el porqué de sus acciones, de sus pensares, de sus maneras de vivir. Lamentable que recurramos a una acción tan primitiva y por la cual se termina pagando un alto precio en consecuencias. Lamentable que se extienda a amigos, parejas, familiares, compañeros y demás etcéteras.

Quiero aclarar dos cosas, antes de terminar:

- A no confundir con aquellos que no saben discutir con respeto y van a los porrazos por la vida, peléandose con cualquiera que se cruce en sus caprichos. Hay quienes recurren a la colisión porque no son más que pedazos de roca sin neuronas.

- Jamás insultar la inteligencia del otro, al discutir, porque la premisa es juzgar con el respeto que se merece el de enfrente.

Somos seres humanos que no evolucionamos desde la edad de piedra... aún. Y que, simplemente, cambiamos los gustos.

No la capacidad de pensar.

Sin embargo, algunos, recurrimos a la discusión para distanciarnos de personas nocivas.

G

martes, 10 de diciembre de 2013

Pensamientos prestados

.
En la vida, ¿nunca te dijeron que la información es el mejor camino hacia la verdad? ¿Tomaste como se debe la frase y reflexionaste sobre lo que sabés antes de emitir juicio? ¿O sos de los que escuchan y ven, para luego repetirlo sin antes meditar? ¿Tenés neuronas o ganas suficientes para pensarlo?

Existe un tema con la política que me produce rechazo y que consiste en la falta de confianza que generan los que son votados. Es común, ¿no? Es una inquietud general, así como también se desconfía de la policía. Es común sentir desconfianza pero, últimamente, noto que no solamente ellos abusan de sus poderes, sino que también los medios de comunicación van más allá de la verdad y manipulan lo que tienen entre manos para influenciar a los lectores que los siguen. Digo "últimamente" porque soy sutil y no digo "hace décadas" porque empiezo a las puteadas.

Dado por hecho que cualquier, pero CUALQUIER medio de comunicación manipula la verdad a su favor, vuelvo a quienes la oyen y deciden qué hacer después.

Internet convirtió el chisme en moneda corriente y la opinión, en realidades alternas a la que todos recurren cuando usan en cero porcentaje cada neurona de su cerebro. Es así como veo gente que opina sobre qué hizo mal éste político y escribe "hiso", sin darse siquiera cuenta. O vamos al ejemplo de los saqueos, donde todos dicen que el pueblo se está muriendo de hambre y veo cómo una cadena de comentarios repetitivos y para nada originales se va sucediendo, sin parar. Ni hablar de lo que piensan ciertas personas sobre ciertas otras, solamente porque prejuzgan y no averiguan, porque prefieren tildar y no conocer. Repiten, se juntan, se idolatran y se mienten a sí mismos, como si no hubiéramos nacido con la capacidad de pensar.

Lo sé, no todos poseen la misma cantidad de razonamiento, ni las ganas, ni el tiempo. Pero veo todo ése reflejo social, una decadencia martirizada que señala con el dedo y no lo usa para mejorar su propia vida. Me he peleado con mucha gente que repite lo que dicen otros y no usan sus capacidades para reflexionar; una persona me dijo hace mucho que uno no debe quedarse con lo que ve, debe informarse, pensar, reflexionar, ir más allá de la apariencia y determinar juicio en base a lo tangible.

No todos Gabriel, no todos...

Lamentablemente, Facebook, Twitter y cualquier otra red social posibilitan que la mediocridad tenga lugar. Y yo, a nivel personal, tenga que borrar gente que no piensa antes de hablar.

G

jueves, 5 de diciembre de 2013

Monólogo

.
"El mono no salió por sí mismo de la jaula."

Acabo de oír ésa frase, deambulando por la casa. Y fue a parar acá, a mi gran blog, mi gran pensamiento contemporáneo... Amo éste lugar, habla de mi, de mis inquietudes, de mis problemas, de mis grandes victorias y fracasos, pero con una pizca de objetividad que cuesta pero llega. Y es mío, otra vez lo digo.

A lo que corresponde.

Cuarenta minutos hablándole a mi ex por una cuestión material, en la más absoluta tranquilidad y razón. Corto y sigo con mi rutina, pensando en todo lo que dije (siempre es "todo lo que dije" y no "todo lo que hablamos") pero desde un costado poco sensible. Minuto después del llamado, miro el contacto de una amiga y no la llamo, como siempre acostumbro a modo de descarga. No la llamo, no me altero, sigo...

Dos cosas.

La primera es sobre no llamar a una amiga confidente: el simple hecho de que ella también comparta tiempo con mi ex, de vez en cuando, no significa para mi que mi amiga esté en falta, sea una traidora o cualquier otra estupidez caprichosa sin sentido. Para mí, ponerla en el medio o dejar que ella se ponga sola, no tiene espacio para el entendimiento cuando es algo que puede volverse evitable. Plus, no poseo mucho amigos (no confío mucho en la gente) y por lo tanto, una de las pocas personas valiosas para mí, que deba compartirla con una persona a la cual aún le guardo cierto rencor (el amor no tiene razones para ello) o simplemente, no superé... me suena inaceptable.

La segunda, algo que ya dije: las broncas me duran horas y no días. Las intensidades bajan de revoluciones y encuentro un centro, algo que hace mucho no logro por mí mismo, sin tapones, ni clavos, ni alfombras. Ella se deja llevar y me quiere contar sobre sus relaciones fuera de mi pero levanto la voz una milésima de segundo y ella se queja, pero me escucha, a pesar de que su cabeza filtre la mayoría de las cosas que diga. Y eso es todo, ella respetando mis semáforos y yo, abriendo blog para repensar sobre el hecho de no sentirme alterado ni nada extremista, sino, simplemente... con ganas de ir a laburar tranquilo y de comprarme un LED nuevo.

G

miércoles, 4 de diciembre de 2013

Lobo por cordero

.
Los recuerdos no son más que rosas con espinas.

Todos los días me pregunto qué hacer con ellos, los más vívidos y aún irreemplazables, los que me traen sueños verdugos de la verdad, pesadillas en forma de hacha. Hay días en que se matan por proyectar sobre la mirada mental, imaginaria, y existen otros, en los que se muestran agradables, hasta felices... pero solamente para dejarse agarrar y llenar tus manos de heridas que no cicatrizarán a corto plazo.

Los recuerdos son huecos, como un vacío debajo de los piés.

Llenan de felicidad pero, al estirar la mano, son inconsistentes, de sabor arenoso pero imposibles de ignorar. Uno puede reemplazarlos con la misma materia, uno puede perder el interés en ellos o puede taparlos con emociones fuertes y nuevas. O con catarsis... Pero nunca llenarán el todo y hasta intentarán devorarse la escasas solidez, la poca entereza del suelo que de a poco nos animamos a pisar.

Los recuerdos son como una mano que arruga una buena carta.

Existe una calma, cercana a la transparencia, que nos abriga pero nos desnuda. Avanzar, seguir, fortalecerse y todas esas actitudes no caben juntas en el corazón si el consuelo aún procura comodidad, cuando uno es abandonado o se siente despojado de una parte de él. Día a día, uno se siente cansado, decepcionado, "arrugado" de alma y por la mano que escribió nuestra mejor biografía descaradamente autorizada.

Los recuerdos están llenos de dobles sentidos.

Y las únicas dos herramientas que se poseen son el tiempo y la escritura.

Que la sinceridad de la tinta y la paciencia de ése tiempo, me ayuden.

Amén.

G