viernes, 10 de enero de 2014

La importancia de la crítica a terceros

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Cómo hablar de alguien en su ausencia sin sentirse uno culpable o un cobarde.

Antes de eso, quiero recordarle a quien escribe que, por lo general, leen sus escritos personas que piensan. Jamás que intente razonar con aquellos que primero actúan y esperan luego a la buena suerte, si se equivocan. De ahí proviene una de mis frases favoritas: "no le pidas peras al olmo". Es así. Siempre van a meditar sobre algo que está fuera del alcance de sus neuronas o más allá de sus egoísmos.

Decía...

Existen personas que tienen consciencia y que prefieren guardarse lo que opinan, en vez de "sacarle el cuero" a quien no está presente. También tenés a los que hablan y les pesa la consciencia después o los que simplemente, pelan gallinas sin control. Claro que no faltan quienes te digan las cosas de frente pero, en la mayoría de los casos, suelen criticar de fondo cuando no están y se justifican diciendo que lo mismo que se dice por detrás, se dice de frente.

Lo hice muchas veces.

Pero ir de frente no te da el derecho a criticar indiscriminadamente, así como el respeto no se gana con la edad.

La cuestión recae en la crítica necesaria que, por ser humanos, gastamos día a día, ya sea por el corazón roto que nos dejó un/una ex, lo mal que resulta el mezclar negocios con familia, la diferencia de opiniones con tu amigo, lo poco que paga tu jefe, la errónea idea que formás de alguien pero basada en comentarios ajenos... Todo eso forma parte de la vida cotidiana de uno y si no expresáramos diariamente todo eso, nos volveríamos potenciales agujeros negros.

No podemos convivir entre nosotros si no marcamos terreno en cada diferencia, donde opinar o criticar es un objetivo que durante cientos de años tomó referencias de la vida de otros. No podemos ser mejores si no nos comparamos con los estándares de vida que alcanzaron otros o los ideales que absorbimos gracias a quienes los experimentaron y formaron antes. Podés hablar de los demás si es lo que te sale de la cabeza, pero claro... según lo que digas, el nivel de consecuencia será mayor o menor.

Criticar a alguien no es malo; después de todo, está en la naturaleza del ser humano el sociabilizar y mezclarse con los de su propia especie. Pero, como dije antes... medir las consecuencias es acto de sabios, así como es de responsables no esconder la mano ni justificar con excusas lo que merece una disculpa.

Hablar de los demás no te condena, sino que marca una línea sobre la comparación de los diversos puntos de vista.

Y bueh... No se olviden de que existen también quienes practican para cuando les toque ser parte del dúo de viejas que barren la vereda...

G

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