.
No suelo postear por impulso, debo admitir de que pienso detenidamente mi siguiente posteo. Por esa misma razón es que tardo tanto entre uno y otro, porque la repetición me lleva a actuar como un mono más y prefiero ver las cosas en perspectiva, ya tenga éxito o no.
Bum bum.
Hoy miraba la calle, el silencio parecía arena estática en el desierto y cuando el viento soplaba, se metía por mis oídos. Esto era, cuando un colectivo doblaba a metros de mí, recordándome con su batucada mecánica que la ciudad sólo se encontraba en pausa y no en el fin del mundo o en la utopía de Shinji Ikari. Hay silencio que sobra por las esquinas pero no es más que un aperitivo, unas vacaciones que la rutina se tomó del cyberpunk. Y el constraste entre quietud y bostezo me recuerda con facilidad mi vida anterior.
Vas ño,óando... sorry, dedos en posiciones corridas.
Vas limpiando tu vida de aquellos que generan lastre en tu vida. Primero discriminás amigos de familia y viceversa, pero la realidad demuestra de que las circunstancias vuelven buenos a uno y villanos a otros y VICEVERSA. Lo único que se adapta es la personalidad de uno, ya que de eso se trata: de la influencia del mundo sobre nosotros. Algunos tienen personalidad dominante, algunos eligen ser afectados y al final, somos todos bienvenidos en la repetición. Y de eso se trata, de intercambiar fluidos, digo pensamientos... experiencias, actitudes, consecuencias... y empaparnos con las ajenas. Después de todo, necesitamos anécdotas para contar después...
Así es como veo mi propio mundo: el silencio es mi soledad y el colectivo, a las influencias. Tengo resentimientos y reservas, pero elijo apagar el wifi y dejar que por una vez, el mundo no se acuerde de mí. Si al final... no vas a tener memoria, cuando estés en la tumba, antes vas a lamentarte por todos aquellos que se lamentarán por vos, pero es que te sobra el tiempo, a diferencia del día de mañana, cuando ya no respires dentro de este post. ¿Por qué tardé tanto en separarme? Porque el sentimiento tira y me vuelve estúpido, porque no razonamos cuando hay "amor" de por medio. Es o no es, no hay vuelta que darle, existen las aristas pero no la indecisión ni los abogados. Estás solo en el mundo, quieras admitirlo o no y la diferencia siempre radicará en lo que hagas con ella.
¿Cuántas veces estuviste solo/a en compañía?
No se, tal vez esté divagando, como lo hago el 100% de las veces. Tal vez sólo quieras leer mi siguiente metáfora, aunque te digo que es mejor ahora el silencio que un ambiente lleno de bocas con moscas. A veces... es mejor apagar el wifi y dejar que todos te extrañen o más importante, QUE VOS EXTRAÑES o hagas limpieza de tanque y dejes que entre al sistema nuevas vitaminas. La culpa del ahora será de nadie, la culpa de lo que vendrá será de todos.
Por eso, es mejor tener en claro con quién querés pasar el siguiente minuto.
Yo elijo el blanco de este post.
¿Y vos?
G
sábado, 28 de marzo de 2020
domingo, 23 de febrero de 2020
Repetición en blanco y negro
.
No se si quiero reflexionar un domingo.
Pero escucho este tema, Admiration y me trae recuerdos. O sea, en principio lo pongo y digo "uh, qué temazo", pero enseguida escapa una blasfemia de mis labios y me río como estúpido, recordando lo genérico que se vuelven las conexiones, cuando arranca la repetición. Digo, no todos los días queremos lechuga y tomate, pero tal vez esa persona no la compartió con esa otra persona y vos, pasás a ser la sombra del viento, ese recuerdo que flota invisible, cuando vagamente recordás que algo olvidaste.
Aunque a veces, ponés Admiration y tocás sin querer esa vieja muela, que siempre dolió, pero que aprendiste a esquivar con la lengua.
Pero mi punto no va de recuerdos sino, una vez más, de repetición. Creamos una sociedad, luego recuerdos nuevos, momentos épicos que van a quedar grabados sobre piedra, bla bla bla... recordás Admiration y es un instante único, uno que incluso compartís con alguien más, algo más allá de toda sensación, el aroma del papel en sus labios, el vacío paradójico en el que dejamos a la soledad, el universo rendido entre dos pliegues...
... cuando llega el momento en el que descubrís que son tres.
O cuatro.
O seis.
O un millón.
Repetición.
No me importa la pérdida del simbolismo e incluso, de la falta de gravedad entre esos recuerdos. Con el pasar de los años, la capacidad de colisión de los momentos pasados se torna inexistente; nos movemos hacia nuevos territorios, aprendemos a ignorar, reemplazamos, repetimos... cantamos la misma canción pero elegimos un nuevo acompañamiento. Al final, importa una mierda lo significativo que fue, otrora.
Perdón, no odio al pasado ni a sus creadores, aunque sí al ser humano, capaz de destruir más de lo que construya.
Este post me hizo putear.
Esa maldita canción me hizo putear, porque representa todo lo que en la vida me contradice. Ahora tengo plata, casa y nuevas influencias pero el mundo sigue siendo el mismo: inconsistente, desleal, repetitivo. Mis valores están intactos y tanto gente vieja como nueva aprovechan de mis virtudes (tuve que descartar peso muerto para recuperar velocidad), que les juro, sabe bien el día a día. Un poco cansado, físicamente, más que nada por la cantidad de laburo que tengo aunque, feliz en general, relajado, muy. PERO... pero...
... pero...
... tanta repetición lava el color de los objetos.
Está bien, todo está más que bien.
Posta.
Tengo los lápices justo acá, a mi lado.
La pregunta es, ¿el mundo cambió desde la última vez que le di color?
G
No se si quiero reflexionar un domingo.
Pero escucho este tema, Admiration y me trae recuerdos. O sea, en principio lo pongo y digo "uh, qué temazo", pero enseguida escapa una blasfemia de mis labios y me río como estúpido, recordando lo genérico que se vuelven las conexiones, cuando arranca la repetición. Digo, no todos los días queremos lechuga y tomate, pero tal vez esa persona no la compartió con esa otra persona y vos, pasás a ser la sombra del viento, ese recuerdo que flota invisible, cuando vagamente recordás que algo olvidaste.
Aunque a veces, ponés Admiration y tocás sin querer esa vieja muela, que siempre dolió, pero que aprendiste a esquivar con la lengua.
Pero mi punto no va de recuerdos sino, una vez más, de repetición. Creamos una sociedad, luego recuerdos nuevos, momentos épicos que van a quedar grabados sobre piedra, bla bla bla... recordás Admiration y es un instante único, uno que incluso compartís con alguien más, algo más allá de toda sensación, el aroma del papel en sus labios, el vacío paradójico en el que dejamos a la soledad, el universo rendido entre dos pliegues...
... cuando llega el momento en el que descubrís que son tres.
O cuatro.
O seis.
O un millón.
Repetición.
No me importa la pérdida del simbolismo e incluso, de la falta de gravedad entre esos recuerdos. Con el pasar de los años, la capacidad de colisión de los momentos pasados se torna inexistente; nos movemos hacia nuevos territorios, aprendemos a ignorar, reemplazamos, repetimos... cantamos la misma canción pero elegimos un nuevo acompañamiento. Al final, importa una mierda lo significativo que fue, otrora.
Perdón, no odio al pasado ni a sus creadores, aunque sí al ser humano, capaz de destruir más de lo que construya.
Este post me hizo putear.
Esa maldita canción me hizo putear, porque representa todo lo que en la vida me contradice. Ahora tengo plata, casa y nuevas influencias pero el mundo sigue siendo el mismo: inconsistente, desleal, repetitivo. Mis valores están intactos y tanto gente vieja como nueva aprovechan de mis virtudes (tuve que descartar peso muerto para recuperar velocidad), que les juro, sabe bien el día a día. Un poco cansado, físicamente, más que nada por la cantidad de laburo que tengo aunque, feliz en general, relajado, muy. PERO... pero...
... pero...
... tanta repetición lava el color de los objetos.
Está bien, todo está más que bien.
Posta.
Tengo los lápices justo acá, a mi lado.
La pregunta es, ¿el mundo cambió desde la última vez que le di color?
G
domingo, 19 de enero de 2020
A la luz de una vela
.
Existen oportunidades en las que tenés que mirar las cosas desde fuera, para enfocarlas mejor. Muchas veces, nos encontramos en el medio de la niebla y claramente no vemos el destino o el propósito de dar los siguientes pasos. Es por ello que una vista en tercera persona aclara las ideas, hablo de quienes están dispuestos/as a tomar la panorámica, no de quienes prefieren cubrirse los ojos con el barro que les rodea.
A veces me pregunto si es algo malo, a los cerdos les encanta.
Todo se relaciona con puntos de vista.
Entonces, las interacciones se desarrollan al mezclar variados aristas personales, la gente choca entre sí constantemente: a veces para saludarse, a veces para discutir, a veces para tirar golpes estilo Fight Club, a veces para acompañarte. No voy a ser egoísta, es lo que los demás esperan de vos O NO, al final del día creo que la vida de uno no es más que el resultado de intercambios con otros seres vivientes. Te doy esto, recibo lo otro; ofrezco aquello, me traés lo de más allá. Te "quiero" connota de base la idea de "querer" a esa persona, su esencia nace desde la necesidad de tener "esto" o "eso" o "aquello" o... No digo que los sentimientos no existan pero, la palabra "necesidad" es demasiado fuerte como para ignorarla y si te detenés un segundo a mirarte en el espejo, te vas a dar cuenta de que necesitás arreglar el pelo y por ende, un peine o cepillo y...
... etc.
Pero si chocás, los vientos no siempre se llevan el mal olor. Barrer bajo la alfombra no hace más que acumular polvo que en un futuro vas a volver a encontrar o PEOR, que alguien más se va a tener que fumar por tu culpa. Aunque a veces, creo que el ser humano tiende a abrir la ventana y tirar la botellita; que alguien más se encargue de limpiarla, el viaje sigue, los paisajes cambian.
Es por esos mismos cambios que me alejo de tantas personas; probablemente sea porque no los aguanto pero también contemplo el hecho de que YO sea nocivo para la salud de otros. Cuando los cables se juntan y no son del mismo color, insistir en hacerlos funcionar sólo va a causar otra patada o incluso, que el presente se quede sin luz. Sí, me molesta que no preguntes cómo estoy. Y también me molesta que yo no tenga ganas de contestar.
Esa es la razón por la cual separo la cebolla grande en las comidas, porque no está cortada a mi manera.
Supongo que la mayoría tolera que nos equivoquemos tanto.
Yo ni siquiera tolero mis errores.
G
Existen oportunidades en las que tenés que mirar las cosas desde fuera, para enfocarlas mejor. Muchas veces, nos encontramos en el medio de la niebla y claramente no vemos el destino o el propósito de dar los siguientes pasos. Es por ello que una vista en tercera persona aclara las ideas, hablo de quienes están dispuestos/as a tomar la panorámica, no de quienes prefieren cubrirse los ojos con el barro que les rodea.
A veces me pregunto si es algo malo, a los cerdos les encanta.
Todo se relaciona con puntos de vista.
Entonces, las interacciones se desarrollan al mezclar variados aristas personales, la gente choca entre sí constantemente: a veces para saludarse, a veces para discutir, a veces para tirar golpes estilo Fight Club, a veces para acompañarte. No voy a ser egoísta, es lo que los demás esperan de vos O NO, al final del día creo que la vida de uno no es más que el resultado de intercambios con otros seres vivientes. Te doy esto, recibo lo otro; ofrezco aquello, me traés lo de más allá. Te "quiero" connota de base la idea de "querer" a esa persona, su esencia nace desde la necesidad de tener "esto" o "eso" o "aquello" o... No digo que los sentimientos no existan pero, la palabra "necesidad" es demasiado fuerte como para ignorarla y si te detenés un segundo a mirarte en el espejo, te vas a dar cuenta de que necesitás arreglar el pelo y por ende, un peine o cepillo y...
... etc.
Pero si chocás, los vientos no siempre se llevan el mal olor. Barrer bajo la alfombra no hace más que acumular polvo que en un futuro vas a volver a encontrar o PEOR, que alguien más se va a tener que fumar por tu culpa. Aunque a veces, creo que el ser humano tiende a abrir la ventana y tirar la botellita; que alguien más se encargue de limpiarla, el viaje sigue, los paisajes cambian.
Es por esos mismos cambios que me alejo de tantas personas; probablemente sea porque no los aguanto pero también contemplo el hecho de que YO sea nocivo para la salud de otros. Cuando los cables se juntan y no son del mismo color, insistir en hacerlos funcionar sólo va a causar otra patada o incluso, que el presente se quede sin luz. Sí, me molesta que no preguntes cómo estoy. Y también me molesta que yo no tenga ganas de contestar.
Esa es la razón por la cual separo la cebolla grande en las comidas, porque no está cortada a mi manera.
Supongo que la mayoría tolera que nos equivoquemos tanto.
Yo ni siquiera tolero mis errores.
G
martes, 7 de enero de 2020
Ahora tengo jardín
.
¿Qué?
No entiendo.
Hablá claro.
Ah, eso.
Dije el año pasado que no escribía más sobre la trilogía.
Posta que no lees...
Dos meses atrás, no tenía jardín. Es más, vivía en Capital Federal (Bs. As.) y decidí mudarme a Mar del Plata. El tema es que noté rápidamente que en la ciudad plateada (?) también existían edificios, incluso los chorros se tomaban el tren, para ir a robar en vacaciones. Digo, vacaciones mías no resultaron, alguien me dijo que empezara una vida nueva; más bien se sintió como estrellar contra la pared el más delicioso plato de pastas. Fue como salir del búnker y meterse en una trinchera montada en el jardín. Y lo sabía, tenía bien en claro que el agua era marrón y aún así, decidí meter los pies en el agua.
La vida está llena de malas inversiones y a veces me pregunto porqué insistimos en creer que ciertas personas van a cambiar. Como la mujer golpeada que aún cree que su marido vaya a cambiar y nunca sucede, hasta que termina en el hospital o con psiquiatra. Como el aumento de sueldo que nunca llega o la falta de promesa en recuperar dinero prestado (por buena voluntad y ante la necesidad, aclaro). No importa como seas, no importan los deseos que tengas, el mundo no va a cambiar por vos. Si sabés que algunas personas se hurgan la nariz y creen que nadie los ve, que luego se llevan el dedo a la boca... no esperes que te crean inteligente, lo van a hacer igual.
No esperes lealtad de la nada.
Y esa es la realidad, podemos ser un desastre en lo personal, pero jamás dejar de ser leales. Jamás clavemos un cuchillo en la espalda, jamás dejemos de defender, jamás creamos que somos más que otros.
Porque no existe peor pecado que el de justificar una matanza, por culpa de la baja autoestima.
Aunque admito, la vida de esas personas debe de ser un infierno. Creer o sentirse menos que otros y pisar las flores, al tratar de apartarse del camino... mientras que a otros les sobra tacto...
Quisiera ser más sutil, pero la realidad es demasiado densa.
G
¿Qué?
No entiendo.
Hablá claro.
Ah, eso.
Dije el año pasado que no escribía más sobre la trilogía.
Posta que no lees...
Dos meses atrás, no tenía jardín. Es más, vivía en Capital Federal (Bs. As.) y decidí mudarme a Mar del Plata. El tema es que noté rápidamente que en la ciudad plateada (?) también existían edificios, incluso los chorros se tomaban el tren, para ir a robar en vacaciones. Digo, vacaciones mías no resultaron, alguien me dijo que empezara una vida nueva; más bien se sintió como estrellar contra la pared el más delicioso plato de pastas. Fue como salir del búnker y meterse en una trinchera montada en el jardín. Y lo sabía, tenía bien en claro que el agua era marrón y aún así, decidí meter los pies en el agua.
La vida está llena de malas inversiones y a veces me pregunto porqué insistimos en creer que ciertas personas van a cambiar. Como la mujer golpeada que aún cree que su marido vaya a cambiar y nunca sucede, hasta que termina en el hospital o con psiquiatra. Como el aumento de sueldo que nunca llega o la falta de promesa en recuperar dinero prestado (por buena voluntad y ante la necesidad, aclaro). No importa como seas, no importan los deseos que tengas, el mundo no va a cambiar por vos. Si sabés que algunas personas se hurgan la nariz y creen que nadie los ve, que luego se llevan el dedo a la boca... no esperes que te crean inteligente, lo van a hacer igual.
No esperes lealtad de la nada.
Y esa es la realidad, podemos ser un desastre en lo personal, pero jamás dejar de ser leales. Jamás clavemos un cuchillo en la espalda, jamás dejemos de defender, jamás creamos que somos más que otros.
Porque no existe peor pecado que el de justificar una matanza, por culpa de la baja autoestima.
Aunque admito, la vida de esas personas debe de ser un infierno. Creer o sentirse menos que otros y pisar las flores, al tratar de apartarse del camino... mientras que a otros les sobra tacto...
Quisiera ser más sutil, pero la realidad es demasiado densa.
G
sábado, 23 de noviembre de 2019
Guardado en un cajón
.
Cuando llevás demasiado tiempo perfeccionando tu manera de ser o al menos, aprendiendo a resaltar tus virtudes y minimizando los defectos, te das cuenta de que no todos caminan la misma senda y en consecuencia, te volvés mucho más crítico del mundo que te rodea.
Ayer tenía un post en mente, una mitad que se vio interrumpida por la falta de solitud y que me convencí de continuar hoy. Sin embargo, una vez acomodado en el cuadrado, mis ideas chocaron contra una gran barrera a la que no le presté atención, al despertar. Claro que me sobra tiempo para tenerlas y sin embargo, la inspiración no llega desde el seno en el que me encuentro. Como dije en otros círculos, el momento perfecto para crear, al menos para el escritor, es cuando viajo y muchas veces creo que debería de hacerlo infinitamente, si es lo que me lleva a vivir una vida más bohemia.
En el post de ayer, hablaba de talento y atención: dos cuestiones diferentes, unidas por un mismo propósito. Muchas veces creo que poseo ambas y sin embargo, el talento se golpea demasiado contra esa barrera; la misma que no me permite el amor, cuando existen posibilidades, la misma que no me deja terminar un buen escrito. Y es común tenerla de frente, no podemos exigir inspiración constante, genialidad en todas nuestras acciones; somos seres humanos e imperfectos, influenciados por nuestro entorno y nuestras emociones. No, no voy a caer el pensamiento científico, no podemos vivir sin ello pero en la mayoría de los casos... resultan un estorbo.
En principio, quiero manifestar el estado de humor que la barrera impuso sobre mí y ocurre que, como en la mayoría de los posts que empiezo sin saber cómo terminar, encuentro la raíz del problema. Si bien no soy un ejemplo a seguir, muchas veces prefiero entender lo que me pasa, antes de actuar. Y llevo un tiempo creyendo que procuro conformar todas las aristas, en vez de enfocarme en las que quiero. Algunas sirven un propósito pero vienen con mucha negatividad, lo cual produce que calle la boca y deje que mi mente le pegue a un saco de arena. Otras son demasiados realistas como para dejarlas pasar y me arrastran incansablemente hacia el saco de papas; me dicen "levantalo y llevalo a B", a lo que no puedo negarme, si quiero evitar perder la dignidad.
Y al final, relegadas, están todas aquellas que verdaderamente me gustan. Pero soy estúpido, no aprovecho los huecos que el tiempo abandona al azar, esos mismos que encuentro por prestar atención. Los veo y no se que hacer con ellos. Mejor dicho, se qué hacer pero arranco, me quedo en las teorías. ¿En qué momento de la vida perdí el acelerador? ¿Es el entorno o soy yo? ¿Es mi falta de influencia? No, no, no, si hasta pongo comas entre tres "no". La personalidad está definida, los parámetros son los correctos. La ejecución no llega, lo que significa que algo en el medio se estanca. Acabo de decirlo, no soy inconsciente, el problema soy yo, la persona que perdió el poder de arrasar con su vida. Si antes lo hacía, ahora soy un manojo de ideas y talento desperdiciado, que se preocupa más en recibir el mismo tratamiento que doy con lo poco que tengo, que en ignorar la manera de ser ajena y avanzar con mis metas.
Esa es la cuestión, abandonar la parte tóxica del ojo observador. Escalar las actitudes de otros, en comparación a las mías, produce únicamente ese estancamiento que me detiene que tener todo lo que quiero. Me preocupo más porque me entiendan que por entenderme y el mundo no baila al ritmo de cada uno, cada quien tiene sus mambos y consecuencias, cada enfoque genera millones de ramificaciones incontrolables. No basta con decidir hacerlo, es necesario dar el primer paso.
Y luego otro.
Y otro.
E infinitamente otro.
Voy a suspirar y a dejar que la idea fluya por mis venas.
Porque apreciar el mar desde tierra firme no me lleva a conocer su profundidad.
G
Cuando llevás demasiado tiempo perfeccionando tu manera de ser o al menos, aprendiendo a resaltar tus virtudes y minimizando los defectos, te das cuenta de que no todos caminan la misma senda y en consecuencia, te volvés mucho más crítico del mundo que te rodea.
Ayer tenía un post en mente, una mitad que se vio interrumpida por la falta de solitud y que me convencí de continuar hoy. Sin embargo, una vez acomodado en el cuadrado, mis ideas chocaron contra una gran barrera a la que no le presté atención, al despertar. Claro que me sobra tiempo para tenerlas y sin embargo, la inspiración no llega desde el seno en el que me encuentro. Como dije en otros círculos, el momento perfecto para crear, al menos para el escritor, es cuando viajo y muchas veces creo que debería de hacerlo infinitamente, si es lo que me lleva a vivir una vida más bohemia.
En el post de ayer, hablaba de talento y atención: dos cuestiones diferentes, unidas por un mismo propósito. Muchas veces creo que poseo ambas y sin embargo, el talento se golpea demasiado contra esa barrera; la misma que no me permite el amor, cuando existen posibilidades, la misma que no me deja terminar un buen escrito. Y es común tenerla de frente, no podemos exigir inspiración constante, genialidad en todas nuestras acciones; somos seres humanos e imperfectos, influenciados por nuestro entorno y nuestras emociones. No, no voy a caer el pensamiento científico, no podemos vivir sin ello pero en la mayoría de los casos... resultan un estorbo.
En principio, quiero manifestar el estado de humor que la barrera impuso sobre mí y ocurre que, como en la mayoría de los posts que empiezo sin saber cómo terminar, encuentro la raíz del problema. Si bien no soy un ejemplo a seguir, muchas veces prefiero entender lo que me pasa, antes de actuar. Y llevo un tiempo creyendo que procuro conformar todas las aristas, en vez de enfocarme en las que quiero. Algunas sirven un propósito pero vienen con mucha negatividad, lo cual produce que calle la boca y deje que mi mente le pegue a un saco de arena. Otras son demasiados realistas como para dejarlas pasar y me arrastran incansablemente hacia el saco de papas; me dicen "levantalo y llevalo a B", a lo que no puedo negarme, si quiero evitar perder la dignidad.
Y al final, relegadas, están todas aquellas que verdaderamente me gustan. Pero soy estúpido, no aprovecho los huecos que el tiempo abandona al azar, esos mismos que encuentro por prestar atención. Los veo y no se que hacer con ellos. Mejor dicho, se qué hacer pero arranco, me quedo en las teorías. ¿En qué momento de la vida perdí el acelerador? ¿Es el entorno o soy yo? ¿Es mi falta de influencia? No, no, no, si hasta pongo comas entre tres "no". La personalidad está definida, los parámetros son los correctos. La ejecución no llega, lo que significa que algo en el medio se estanca. Acabo de decirlo, no soy inconsciente, el problema soy yo, la persona que perdió el poder de arrasar con su vida. Si antes lo hacía, ahora soy un manojo de ideas y talento desperdiciado, que se preocupa más en recibir el mismo tratamiento que doy con lo poco que tengo, que en ignorar la manera de ser ajena y avanzar con mis metas.
Esa es la cuestión, abandonar la parte tóxica del ojo observador. Escalar las actitudes de otros, en comparación a las mías, produce únicamente ese estancamiento que me detiene que tener todo lo que quiero. Me preocupo más porque me entiendan que por entenderme y el mundo no baila al ritmo de cada uno, cada quien tiene sus mambos y consecuencias, cada enfoque genera millones de ramificaciones incontrolables. No basta con decidir hacerlo, es necesario dar el primer paso.
Y luego otro.
Y otro.
E infinitamente otro.
Voy a suspirar y a dejar que la idea fluya por mis venas.
Porque apreciar el mar desde tierra firme no me lleva a conocer su profundidad.
G
martes, 19 de noviembre de 2019
Jimmy el comediante
.
"El comediante observaba de lejos al publicista y a la mujer que lo representaba, charlando apoyados sobre la barra. Bobby y Jimmy estaban casados, pero él también sabía que Don se estaba acostando con ella y sólo se limitaba a mirarlos, rodeado de personas ajenas a esa prohibida química. Habían llegado tarde a la fiesta, una de tantas a las que lo obligaban a ir y lo alejaban de su hábitat natural, donde todos reían con sus chistes o al menos, simulaban hacerlo. Era todo lo que necesitaba: ser el hombre bajito con el que todos ríen, no una imagen perfecta pero al fin, su lugar en el mundo."
"Sonreía inconscientemente, observando a la pareja de casi extraños y pensó en lo alto que era él, en lo atractivo. Comparado con el comediante, las mujeres darían sus teléfonos sin siquiera conocerlo. ¿Y qué papel cumpliría él mismo, en ésta divina comedia? Ninguno en particular, sólo la del observador que se limita a hacer chistes y a aceptar el ritmo del mundo pasando sobre su frente. Para Jimmy, su entorno tenía vidrieras y a pesar del dinero, no siempre poseyó el derecho de admisión. A menos que..."
"El comediante hizo una estupidez, buscó en la fiesta a la mujer de Don y ávidamente le contó que su marido la engañaba con su propia mujer. Mencionó palabras que pretendían ser sofisticadas, poesía de congelador, una propaganda con el imán fallado. No se guardó pensamientos y hasta perdió la mirada entre los dos amantes imperdonables, abandonando la conversación como la empezó: sin pedir permiso."
"Birdie lo observó marcharse, cayendo en la cuenta de todas esas noches en las que Don no volvía a casa. El extraño aroma de las camisas, las horas extras, los trenes perdidos, los repentinos viajes de negocios al Congo. Fueron todas mentiras."
Conocí varias personas así, durante mi vida. Personas que respiran, que se compran placeres, que derrochan alegría pero carecen del talento para vivirla. No soy quién para señalar con el dedo, lo dije mil veces; me jacto de usar la lógica y miren mi constante situación... Sin embargo, cuando esas personas entran en mi vida, pretendiendo manejarla a su gusto con decisiones totalmente nacidas de la baja autoestima, el prejuicio se vuelve más poderoso que nunca y luego, te encontrás enseñándole modales a quienes estén fuera de lugar. Digo, siempre hay que poner la casa en orden sin dejar de ser abierto en lo social; aunque jamás te dejes pisotear, jamás dejes que el ego de los demás te crean menos persona, sólo por pequeños errores de fábrica ajenos a vos o fallen en los requisitos de lealtad.
Jimmy tuvo todo el derecho de intervenir y de defender su dignidad. En cambio, prefirió jugarla de espaldas, como hacen los cobardes. Existen momentos en la vida donde tenés que agarrar por las riendas los problemas y tomar todas las medidas necesarias para lograr el común acuerdo, entre tu ego y el de tu entorno; si no te gusta ser pisoteado, reaccioná como corresponde, como una persona frontal, no seas un traidor que prefiere remover el tornillo de los cimientos, sin que nadie te vea. El problema es, con Jimmy, que no acepta cuando se equivoca y en consecuencia, no ve el panorama que los demás ven. Crea enemigos o desperfectos invisibles, ve personas pequeñas o chistes mal contados, ve un escenario sin luces, ve a su mujer dejándolo por otro.
Lo que eventualmente termina convirtiéndose en realidad.
Si me dejo caer en la ecuación, soy como una anomalía, porque no suelo llevarme al mundo por delante, primero uso la empatía y luego, escucho, comprendo, actúo, resuelvo. Muchas veces, ese orden es despreciado por los monos, porque tengo "el talento" y no "el interés", porque te hablo de frente y te observo, mientras vos te hacés el comediante. Siempre van a existir planes de fondo, nunca lo dudes, pero JAMÁS subestimes a una persona porque te da espacio para lloriquear. Todos sabemos que no sos de confiar, comediante, que contás chistes para ocultar tu verdadera naturaleza, que le contás a tus amigas que sus amigos le son infieles porque es la única manera en la que te ofrezcan un abrazo, una aprobación. Y es de cobardes ser así, prepararse para ser golpeado para luego agrandarse si a cambio te ofrecen un bálsamo. El mundo no es una furia, es una ensalada de idiomas y de consecuencias histéricas...
Lo sabrías, si fueras observador.
No dejen que Jimmy tome decisiones por ustedes; si lo ven cuchicheando de fondo, vayan de frente y encaren al comediante, que seguro se desinfla. Irónicamente, con este tipo de personas, ser comprensivo no sirve: una naturaleza tóxica tiende a corromper las más nobles de las actitudes.
Por eso Don prefiere coquetear con otras aristas.
Mientras Jimmy apoya la nariz sobre la vidriera.
G
"El comediante observaba de lejos al publicista y a la mujer que lo representaba, charlando apoyados sobre la barra. Bobby y Jimmy estaban casados, pero él también sabía que Don se estaba acostando con ella y sólo se limitaba a mirarlos, rodeado de personas ajenas a esa prohibida química. Habían llegado tarde a la fiesta, una de tantas a las que lo obligaban a ir y lo alejaban de su hábitat natural, donde todos reían con sus chistes o al menos, simulaban hacerlo. Era todo lo que necesitaba: ser el hombre bajito con el que todos ríen, no una imagen perfecta pero al fin, su lugar en el mundo."
"Sonreía inconscientemente, observando a la pareja de casi extraños y pensó en lo alto que era él, en lo atractivo. Comparado con el comediante, las mujeres darían sus teléfonos sin siquiera conocerlo. ¿Y qué papel cumpliría él mismo, en ésta divina comedia? Ninguno en particular, sólo la del observador que se limita a hacer chistes y a aceptar el ritmo del mundo pasando sobre su frente. Para Jimmy, su entorno tenía vidrieras y a pesar del dinero, no siempre poseyó el derecho de admisión. A menos que..."
"El comediante hizo una estupidez, buscó en la fiesta a la mujer de Don y ávidamente le contó que su marido la engañaba con su propia mujer. Mencionó palabras que pretendían ser sofisticadas, poesía de congelador, una propaganda con el imán fallado. No se guardó pensamientos y hasta perdió la mirada entre los dos amantes imperdonables, abandonando la conversación como la empezó: sin pedir permiso."
"Birdie lo observó marcharse, cayendo en la cuenta de todas esas noches en las que Don no volvía a casa. El extraño aroma de las camisas, las horas extras, los trenes perdidos, los repentinos viajes de negocios al Congo. Fueron todas mentiras."
Conocí varias personas así, durante mi vida. Personas que respiran, que se compran placeres, que derrochan alegría pero carecen del talento para vivirla. No soy quién para señalar con el dedo, lo dije mil veces; me jacto de usar la lógica y miren mi constante situación... Sin embargo, cuando esas personas entran en mi vida, pretendiendo manejarla a su gusto con decisiones totalmente nacidas de la baja autoestima, el prejuicio se vuelve más poderoso que nunca y luego, te encontrás enseñándole modales a quienes estén fuera de lugar. Digo, siempre hay que poner la casa en orden sin dejar de ser abierto en lo social; aunque jamás te dejes pisotear, jamás dejes que el ego de los demás te crean menos persona, sólo por pequeños errores de fábrica ajenos a vos o fallen en los requisitos de lealtad.
Jimmy tuvo todo el derecho de intervenir y de defender su dignidad. En cambio, prefirió jugarla de espaldas, como hacen los cobardes. Existen momentos en la vida donde tenés que agarrar por las riendas los problemas y tomar todas las medidas necesarias para lograr el común acuerdo, entre tu ego y el de tu entorno; si no te gusta ser pisoteado, reaccioná como corresponde, como una persona frontal, no seas un traidor que prefiere remover el tornillo de los cimientos, sin que nadie te vea. El problema es, con Jimmy, que no acepta cuando se equivoca y en consecuencia, no ve el panorama que los demás ven. Crea enemigos o desperfectos invisibles, ve personas pequeñas o chistes mal contados, ve un escenario sin luces, ve a su mujer dejándolo por otro.
Lo que eventualmente termina convirtiéndose en realidad.
Si me dejo caer en la ecuación, soy como una anomalía, porque no suelo llevarme al mundo por delante, primero uso la empatía y luego, escucho, comprendo, actúo, resuelvo. Muchas veces, ese orden es despreciado por los monos, porque tengo "el talento" y no "el interés", porque te hablo de frente y te observo, mientras vos te hacés el comediante. Siempre van a existir planes de fondo, nunca lo dudes, pero JAMÁS subestimes a una persona porque te da espacio para lloriquear. Todos sabemos que no sos de confiar, comediante, que contás chistes para ocultar tu verdadera naturaleza, que le contás a tus amigas que sus amigos le son infieles porque es la única manera en la que te ofrezcan un abrazo, una aprobación. Y es de cobardes ser así, prepararse para ser golpeado para luego agrandarse si a cambio te ofrecen un bálsamo. El mundo no es una furia, es una ensalada de idiomas y de consecuencias histéricas...
Lo sabrías, si fueras observador.
No dejen que Jimmy tome decisiones por ustedes; si lo ven cuchicheando de fondo, vayan de frente y encaren al comediante, que seguro se desinfla. Irónicamente, con este tipo de personas, ser comprensivo no sirve: una naturaleza tóxica tiende a corromper las más nobles de las actitudes.
Por eso Don prefiere coquetear con otras aristas.
Mientras Jimmy apoya la nariz sobre la vidriera.
G
miércoles, 17 de julio de 2019
Está detrás mío, ¿no?
.
Durante mis tres semanas sin internet y casi, sin lugar para vivir, jaja... (internet era lo más importante) escribí al menos cuatro posts y. más allá de ser reflexivos, tres de ellos eran críticas a mi entorno. En uno, incluso categorizaba los tipos de amistades en tres tipos. Si bien creo que esos posts deberían de estar subidos a blog, también creo que cada uno refleja mi estado diario y al ser humano, las posibilidades se multiplican de manera irrisoria.
Como cada día en el que me levanto con noticias de mi actual jefe, mi humor fue palideciendo la fiebre del hartazgo. En principio, disimulo bastante mi falta de alegría pero dejo escapar bostezos con mal aliento y comentarios hirientes, que rápidamente son despojados de valor, al dar vuelta de página con ignorante disimulo. La gente se da cuenta de mis ratos, la gente no es estúpida y puedo verlo en sus rostros: el recelo de atajarse delante de alguien al que en cualquier momento se le escapa un tiro. Esto último me llevó más tiempo admitirlo que reconocerlo; no soy estúpido, viví la mayor parte de mi vida observando a la gente y sus reacciones, como para darme cuenta de si se monta en éste patrón o en el otro. Y me doy cuenta cuando soy un idiota total o, mejor dicho, cuando la gente me mira con esa intención.
Imagino que tienen razón más veces de las que llego a darme cuenta. Me jacto de usar la lógica y soy un manojo de orgasmos, tratando de caminar después. Y ese es el punto en el post, no me doy cuenta de que olvido que todos tenemos llaves y ganas de revisar la heladera, que el derecho de cada uno termina donde empieza el del otro. Digo... imagino que a nadie le gusta que le toquen el cujkaklsdjjfklalkjdfjkdljk, ¿no? Juzgar es el peor defecto que tenemos todos, atado impunemente al "gusto" y peleado a muerte con la falta de vergüenza. Más de una vez juzgamos en base a lo que no nos gusta, más que por lo que "debería" de ser correcto... aunque, digo... ¿quién define lo correcto? ¿Dios? ¿Gandhi? ¿Stanley Kubrick? No, el tipo que ponés en el poder o el que decide por vos. O podés ser también uno de ellos, si tenés la actitud suficiente y luego, bajar a la sección de comentarios y decirme cómo tengo que escribir un post.
Párrafo aparte para retomar camino.
Muchas veces estoy más preocupado en ver al mundo equivocarse que por verme rodeado de ellos. He dicho miles de veces de que somo seres egoístas y dependientes de la interacción con otros, como si fuera un intercambio constante, tanto de dinero como de sentimientos, de ratos como de encuentro de opiniones. O de simplemente, no sentirnos solos. Y aprendí tanto a vivir en solitario, ya fuere acompañado o no, que espero más ver al mundo cometer errores que acertarlos. Tanto, que ya no tengo fe en la humanidad. No veo un futuro negro, los momentos aún no escritos no están atados al pesimismo, sino a la necesidad requerida. Puedo decir que odio esto o aquello, pero eso no significa de que el día de mañana lo use a mi favor, porque soy un maldito ser humano, atado a las cuerdas de la aprobación. "Mirá mamá, lo hago sin rueditas." Jaja, recuerdo que cuando era chico, unos pibes se burlaron de mi, porque me alquilaron bici con rueditas. Diría que los pibes no saben de límites, para eso están los padres y sin embargo, existen adultos que hacen lo mismo.
O peor.
Al final, me olvidé de un cumpleaños, que recordé en el medio de un día de bronca. Y me tocó leer "no te preocupes, ya estoy acostumbrado". Porque al final, es lo que hoy por hoy me define. Soy el que se olvida o, en el peor de los casos, al que no le importa. No porque lo digan los demás, sino porque es lo que siento. No pretendía dejar de lado mi bronca con algo bajonero, pero es como es. Es lo que toca vivir hoy.
¿Qué? ¿Reflexión?
No tengo todas las respuestas, ni por remota coincidencia.
Sólo se que tengo un contrato de no escribir malas palabras.
G
Durante mis tres semanas sin internet y casi, sin lugar para vivir, jaja... (internet era lo más importante) escribí al menos cuatro posts y. más allá de ser reflexivos, tres de ellos eran críticas a mi entorno. En uno, incluso categorizaba los tipos de amistades en tres tipos. Si bien creo que esos posts deberían de estar subidos a blog, también creo que cada uno refleja mi estado diario y al ser humano, las posibilidades se multiplican de manera irrisoria.
Como cada día en el que me levanto con noticias de mi actual jefe, mi humor fue palideciendo la fiebre del hartazgo. En principio, disimulo bastante mi falta de alegría pero dejo escapar bostezos con mal aliento y comentarios hirientes, que rápidamente son despojados de valor, al dar vuelta de página con ignorante disimulo. La gente se da cuenta de mis ratos, la gente no es estúpida y puedo verlo en sus rostros: el recelo de atajarse delante de alguien al que en cualquier momento se le escapa un tiro. Esto último me llevó más tiempo admitirlo que reconocerlo; no soy estúpido, viví la mayor parte de mi vida observando a la gente y sus reacciones, como para darme cuenta de si se monta en éste patrón o en el otro. Y me doy cuenta cuando soy un idiota total o, mejor dicho, cuando la gente me mira con esa intención.
Imagino que tienen razón más veces de las que llego a darme cuenta. Me jacto de usar la lógica y soy un manojo de orgasmos, tratando de caminar después. Y ese es el punto en el post, no me doy cuenta de que olvido que todos tenemos llaves y ganas de revisar la heladera, que el derecho de cada uno termina donde empieza el del otro. Digo... imagino que a nadie le gusta que le toquen el cujkaklsdjjfklalkjdfjkdljk, ¿no? Juzgar es el peor defecto que tenemos todos, atado impunemente al "gusto" y peleado a muerte con la falta de vergüenza. Más de una vez juzgamos en base a lo que no nos gusta, más que por lo que "debería" de ser correcto... aunque, digo... ¿quién define lo correcto? ¿Dios? ¿Gandhi? ¿Stanley Kubrick? No, el tipo que ponés en el poder o el que decide por vos. O podés ser también uno de ellos, si tenés la actitud suficiente y luego, bajar a la sección de comentarios y decirme cómo tengo que escribir un post.
Párrafo aparte para retomar camino.
Muchas veces estoy más preocupado en ver al mundo equivocarse que por verme rodeado de ellos. He dicho miles de veces de que somo seres egoístas y dependientes de la interacción con otros, como si fuera un intercambio constante, tanto de dinero como de sentimientos, de ratos como de encuentro de opiniones. O de simplemente, no sentirnos solos. Y aprendí tanto a vivir en solitario, ya fuere acompañado o no, que espero más ver al mundo cometer errores que acertarlos. Tanto, que ya no tengo fe en la humanidad. No veo un futuro negro, los momentos aún no escritos no están atados al pesimismo, sino a la necesidad requerida. Puedo decir que odio esto o aquello, pero eso no significa de que el día de mañana lo use a mi favor, porque soy un maldito ser humano, atado a las cuerdas de la aprobación. "Mirá mamá, lo hago sin rueditas." Jaja, recuerdo que cuando era chico, unos pibes se burlaron de mi, porque me alquilaron bici con rueditas. Diría que los pibes no saben de límites, para eso están los padres y sin embargo, existen adultos que hacen lo mismo.
O peor.
Al final, me olvidé de un cumpleaños, que recordé en el medio de un día de bronca. Y me tocó leer "no te preocupes, ya estoy acostumbrado". Porque al final, es lo que hoy por hoy me define. Soy el que se olvida o, en el peor de los casos, al que no le importa. No porque lo digan los demás, sino porque es lo que siento. No pretendía dejar de lado mi bronca con algo bajonero, pero es como es. Es lo que toca vivir hoy.
¿Qué? ¿Reflexión?
No tengo todas las respuestas, ni por remota coincidencia.
Sólo se que tengo un contrato de no escribir malas palabras.
G
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