viernes, 22 de agosto de 2014

Observar y ser observado

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Vamos a poner un punto en claro: a la mayoría de la gente le gusta opinar sobre la vida de los demás, pero, dudan de utilizar el concepto de "ayuda" cuando se trata de reducir sus propios "bolsillos".

Existen dos tipos de personas, las que usan el poder de la observación y las que solamente, miran. Las que pertenecen al primer grupo, observan y aprenden de quienes les rodean, eligen conocerlos y aplicar ése saber en situaciones futuras. Las del segundo... bueno, viven sin darse cuenta de con quién tratan ni de cómo solucionar ciertos conflictos con personas que los rodean, por lo que eligen tener una vida común pero carente de problemas intensivos. Ambos grupos poseen remarcadas virtudes y defectos, pero no a lo que voy, precisamente.

No se trata de dinero, sí de actitudes. En general, no se elige el observar ni el aprender de quienes nos rodean; cuando llega el momento de interactuar, predomina el pensamiento egoísta y, si se comparte, no deja de ser por interés o "porque sobra". De pronto, el mundo se pobló de gente que prefiere compartir si no se quedan vacíos, jaja. Y lo más importante: meter las narices en la vida de otros. Yo me pregunto... ¿tan importante es opinar sobre los errores ajenos? ¿Todavía no dieron cuenta del cincuenta por ciento de críticas que son hechas para cubrir nuestros propios errores?

No podemos ser hipócritas, debemos admitir de que los observadores no abundan y también admito que he visto gente de ése grupo que deciden vivir sin darse cuenta. El problema nace cuando éstos deciden criticar y no ayudar, cubriéndose con un basural lleno de excusas, degradando la verdadera personalidad de cada uno y con afirmaciones que prefieren ver la parte negativa de cada quién.

No inspiran, degradan.

Jamás duden de lo que son capaces y comprendan que es mejor analizar con cuidado a quién le damos poder sobre nuestras vidas. En general, no se trata de arreglárselas solo, como el mundo actual y la psicología te enseña, sino de saber en quién confiamos. Existen personas en las que se puede confiar y creer que están para nosotros, sin miedo a que pierdan algo si nos ayudan o posean otro interés. Y atiendan a las personalidades ajenas, no a sus acciones actual: todos podemos donar un millón de dólares, si tenemos dos...

... pero eso no significa que mañana lo querramos de vuelta.

Cuando nadie nos mire.

G

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