jueves, 7 de agosto de 2014

Cabos sueltos

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Qué complicado resulta compartir amistades con tu ex.

El mundo es un pañuelo, donde pocas veces coinciden las mismas manos. Considerando la cantidad de personas que lo habitan, se vuelve complicada la cuestión de encontrar la pareja más acorde a la personalidad de uno. Sin embargo, el proceso no carece de diversión ni de desafío: trae vida sobre la rutina y nos ensancha el ego, donde cada decisión se refiere a una creación única, original... y no a las de serie que sufrimos diariamente.

Luego del punto de contacto y una vez quemados todos nuestros trucos de magia... sigue el blah blah blah.

No voy a explayarme sobre las relaciones en si, prefiero saltar hacia la parte que me hace inspira el posteo de hoy.

Integrar a la pareja propia en tu círculo de amigos tiene una consecuencia molesta a futuro: más allá de las razones de una posterior separación, tus amigos/as quedan en el medio (si pensamos en ellos) y vos, no tenés más remedio que compartir, además de ser un constante objetivo de chismes (que refieran a tu ex) y de respuestas que no deberías recibir cuando preguntás de más (mejor preguntáselo a la pared). Claro que tus amistades no lo hacen adrede, por algo son tus amigos/as pero cada situación se tensa al máximo con facilidad, donde nuestros malos humores se desquitan con quienes están en el medio y donde ellos tienen que vivir los irreversibles e incómodos presentes de ambos. Esa misma dualidad es un dolor de muela para quienes se sientan entre dos sillas distanciadas.

Como si fueran hijos de un matrimonio separado.

Creo que no me embrollé...

...mucho.

¿Cuál es la solución? Pfff... si le preguntan al cara de pendejo, les dirá que vayan a la raíz, donde se creó la relación, donde no se tomó la decisión con inteligencia o sabiduría. Durante milenios, la gente vivió con su "prueba y error"; aprendieron golpeándose varias veces con la misma pared y no siendo cautos. Así continua en el presente, el método es el mismo... seguimos sin saber cómo elegir y mucho menos, cómo terminar las cosas de una manera no dramática.

Entonces, nada... que feo cuando los amigos se quedan en el medio. Para ellos y para nosotros, los que nunca bancamos al gris.

G

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