sábado, 21 de mayo de 2011

¿Qué tan solos estamos?

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Siquiera tendrá importancia la pregunta, pero somos tantas mentes conscientes habitando éste mundo, tanto el tiempo que se nos otorga, tan complejo el pensamiento humano.

Pero, "¿cuánto?" y no "¿por qué?". Ya quisiera saberlo en éste momento, entre poético y dudoso, cuando me sobra tiempo para perderlo en recuerdos que nunca se recordarán y entre dudas que llevarán a voluntad la corriente de pensamientos colectivos, a donde quieran.

¿Será cuando ninguno contesta nuestras llamadas? Podrían estar ocupados, no escuchar el ringtone, tenerlo en modo silencioso, no poseer identificador de llamada, no querer atendernos, ignorar la llamada sin querer... entre tantas otras cosas triviales.

¿Será cuando no tenemos una pareja a quien tomar la mano? Podría estar lejos o peleados, haber perdido la oportunidad o aún encontrarse esperándola, podría no tener mano o incluso sentimientos, podría ser amistad o amor no correspondido, podría ser uno feo por fuera y lindo por dentro o viceversa, podría ser alguien inmaduro que no sabe sobre las bondades de cruzar sentimientos a través de los dedos, podría preferir abrazos, no sé... entre más trivialidades.

¿Será la exlusión de una charla o la incapacidad de incorporarnos a ella? Puede que seamos tímidos o que el tema no nos interese, puede resultar que somos desconocidos o no nos aguanten, que no tengamos humor para contestar o que nos estén criticando, qué sé yo, trivialidades.

¿Será, acaso, el sábado a la noche mirando cable y comiendo pavadas? ¿Será el día lluvioso? ¿Será la falta de entendimiento por parte de los demás para con uno mismo? ¿Serás vos? ¿Seré yo? No sé, trivialidades.

Pero a veces... cuando voy por la calle, miro a la gente y sé que cuando me ignoran por inercia, no hacen más que mirarse al espejo... sin mirar.

Y a veces.. esa misma gente choca conmigo, ¿acaso para saber si aún están vivos? Y aún así, mi corazón mete en sus bolsillos un hilo de sentimientos y se queda mirándolos partir, preguntándose cuánto tiempo pasará...

Y otras veces... escribo estupideces que suenan de tantas maneras diferentes a los oídos ajenos y luego, me doy cuenta de que sí lo son y aún así, mi mano continua escribiendo.

Y a veces... ésa misma mente que se vuelve visible a través de la tinta escribe también desde la mente de los demás, de los que se llevan por delante para saber si están vivos y mi corazón se pregunta cuántos más podrán acordarse de él o si incluso, piensa alguno en él...

Y ésas tontas veces... ya sabés... en las que miro a través de mi ventana y pienso estúpidamente que el cielo llora por mí o algo parecido, cuando es el vidrio quien transpira poéticamente nuestras emociones más depresivas o melancólicas.

Y a veces... abro ésa misma ventana, dejo que mi mano se apoye sobre toda ésa mundana emoción y salgo al vacío, donde llueve pero nunca sobre mí, donde las lágrimas encuentran su lugar, donde todo lo que puedas oír sea la rugosa voz del cielo. Y por sobre todo, donde puedo mirar hacia mi habitación, mi único mundo... el único lugar que mide realmente cuán sólo estoy y que nunca, dejo de llevar conmigo.

G

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