domingo, 22 de mayo de 2011

Infiel

.
Una vez fui infiel.

Creo que, la infidelidad fue hecha para aquellos que no se asustan con el término, también para aquellos que no usan mucho la consciencia o para los que no la consideran como tal. No se ofendan, es mi punto de vista y ahí se termina la cuestión.

Pero no para mí. Supongo que quieren la versión larga, ¿no? (¿A quién le hablo? ¿Quién me lee?) No, no voy con la larga ni con la de los nombres.

En algún momento, sentí tres cosas:

- Que no podía lidiar con el forreo previamente sufrido, por falta de madurez.

- Que faltaba pasión por parte de mi pareja.

- Que no quería que alguien más tocara a la tercera en cuestión.

Por las tres asumo la culpa y jamás se la echaría a alguien más. Es cierto que han habido momentos en los que reclamé parte de ella y la verdad es que todos tenemos responsabilidad por nuestras acciones y por las ajenas (asúmanlo), pero en el fondo o mejor dicho, al final, la decisión siempre fue mía. Y no fui lo suficientemente estúpido como para no tener la capacidad de elegir bien. Lo hice porque en ése momento quise hacerlo, por más que me deje como el peor, no pretendo asumir inocencia al respecto.

No quise lidiar con el forreo previo porque llevé años de soportar subestimación por parte de parejas, amigos, amigas, familiares, etc. Siempre me han subestimado y siempre he sido lo sufientemente débil como para dejar que me afecte (si mal no recuerdo, todo comenzó por culpa de la falta de atención). No fui caritativo por naturaleza, nada de ser un Gandhi o similares, simplemente viví y modifiqué para bien la vida de todos aquellos con los que me interrelacioné. Muchos de ellos han sabido darme las gracias o al menos, reconocerlo, pero... la mayor parte (y ésto es el 50% + 1) me ha desestimado, inconsciente o no, pero lo ha hecho. He dado una cantidad grandísima de atención y cuidados, tal vez como ningún otro y sin embargo, me han tirado como si nada. Incluso, en mis peores momentos, me han abandonado también pero, ¿no suele suceder eso a menudo? No sé, hasta aquí aclaré.

Esa fue la primera razón. Tenía la paciencia completamente agotada de no tener enfrente a una persona que tuviera que equivocarse feo o perder para darse cuenta de actuar bien o mejor. La culpa fue mía, porque no supe determinar los momentos ni los permisos del usuario por sobre la vida Gabrieliana. Yo fui quien lo permitió.

Faltaba pasión por parte de mi pareja. Comparaba constantemente sus acciones con todas aquellas que pasaron por mis brazos. Yo tenía un nivel de cariño que todo el tiempo exponía en mi cabeza, que analizaba en ésa segunda etapa fatídica a cada instante, pretendiendo obtener el cambio exacto por mis demostraciones. Me estaba volviendo exigente, cuestión que con anterioridad no había asomado siquiera por mis pensamientos. Quería lo mismo que daba (inconscientemente) y lo quería ya. Y no lo obtenía, según mi propio medidor de retribución, pero, ¡si antes daba mi vida y no pedía algo a cambio! Bueno, un poco de cariño tal vez... de hecho, me dejó en la primera etapa (ella) porque sentía que no podía retribuir todo lo que le daba.

Esa fue la segunda razón. Me volví exigente y de pronto, ella no me alcanzaba. Ni ella, ni alguna otra, como hoy me pasa. Para nada fue su culpa, ella daba lo que tenía a su alcance y no todos damos más de lo que podemos, siquiera haciendo sacrificio a veces. La culpa fue mía, porque la comprendí, porque quise más y no supe encontrar mi lugar, entender que no era correcto compararla con mujeres del pasado, porque ellas tenían cosas buenas y ella otras mejores. Todas resultan ser diferentes, en el fondo. Fui yo quien no respetó su lugar.

Que alguien más tocara a la tercera en cuestión. La más estúpida de todas. Ocurrió que en la primera etapa de salir con la persona traicionada me alejé de la tercera y fue la mejor decisión que pude tomar, eso mismo afectó para bien todos los pensamientos, me sentía fresco para salir adelante. Pero entre la primera y segunda etapa, cometí un error. Mi abuela murió y me sentí solo, ella llamó (su madre también había muerto) y vino a casa. Pasó la estupidez y bueh. Cuando volví con Kaze, no dejé de tener contacto con X, seguimos hablando y comenzó a hablar de salir con alguien. Nunca voy a entender ésta razón, fue inconsciente más que nada, mi cabeza ya se encontraba en un estado rayado y la idea se había apoderado de mí. No sé, fue más importante que pelear por Kaze. Mentira, sí peleaba... de hecho, cometí estupideces en nombre de la relación, con intenciones buenas que no fueron juzgadas como tales. En fin. No era necesario llegar tan lejos, pero lo hice y cuando pasaba por esos momentos, a mi cabeza le importaba todo nada, no lo sé... simplemente dejaba que pasara. Fueron dos veces durante la segunda etapa. No quise verla haciendo más cagadas de las que ya había hecho.

Esa fue la tercera y más estúpida de todas. Era consciente de que X no tenía la capacidad de llevar una vida austera (aún no puede) y, en mi afán de no verla pisar el palito nuevamente, la sobreprotegí hasta el punto del ridículo. En éste punto me miro y no puedo creerme tan humano. La culpa fue mía, porque canalicé parte de la energía para pelear por mi actual relación de aquel entonces hacia un caso que ya se encontraba perdido y que no me incumbía. Fui yo quien no supo separar los tantos.

Y las consecuencias se hicieron notar, mucho. El resultado fue previsible, perdí a Kaze (de hecho, la dejé yo, aún amándola), volví con X y hoy en día sigo sufriendo la falta de amor. Día a día intento sobrellevar el error que cometí, de hecho me he vuelto más duro con la cuestión, el sexo es completamente sagrado y una mierda, a su vez, soy más extremista que nunca. No encuentro mi centro y sé que estoy pagando minuto a minuto, segundo a segundo, lo que hice. Una lástima, en verdad, porque si bien mi vida no ha sido impecable, no tengo persona que me haya conocido antes de los 28 años vividos y que me reclame deudas de vida o reparación de error alguno. Y por un mísero año de ella, se dió todo vuelta, perdí el rumbo, las ganas y la confianza.

Y lo peor de todo es que, también cargo con la culpa.

Odio ser vessel.

Si alguna vez lo leés, quiero que sepas que cada vez que quise decírtelo vos no me dejaste o mi garganta puso un nudo entre los dos.

Espero algún día me perdones o yo mismo, me perdone.

G

No hay comentarios: