miércoles, 25 de mayo de 2011

Habitacion de las espaldas

.
Existe una familia dentro de mi casa y por fuera, ostentando el mismo apellido y la misma sangre.

Somos cinco, somos hasta una familia, pero sin rostros con los que interactuar. Siquiera tenemos ojos para ver, miramos lo que tengamos que mirar pero nunca entre nosotros, nunca alzamos la vista para encontrar la misma pero de diferente edad. Somos fantasmas de distintos linajes, puestos en un mundo que se come todo el sonido que puedan nuestras gargantas guturar. Somos cinco sin serlo, los abrazos carecen de huesos y el suspiro, de intención. Somos lo que el mundo quiera llamar, cinco idiotas que nacimos con el autismo familiar, nos odiamos y sin saber porqué, escupimos fuego sobre las pieles, sabiendo cómo lastimar.

Existe esa familia e incluso, un escrito que los honra en el mal sentido. Y de ahí provengo yo.

G

domingo, 22 de mayo de 2011

Infiel

.
Una vez fui infiel.

Creo que, la infidelidad fue hecha para aquellos que no se asustan con el término, también para aquellos que no usan mucho la consciencia o para los que no la consideran como tal. No se ofendan, es mi punto de vista y ahí se termina la cuestión.

Pero no para mí. Supongo que quieren la versión larga, ¿no? (¿A quién le hablo? ¿Quién me lee?) No, no voy con la larga ni con la de los nombres.

En algún momento, sentí tres cosas:

- Que no podía lidiar con el forreo previamente sufrido, por falta de madurez.

- Que faltaba pasión por parte de mi pareja.

- Que no quería que alguien más tocara a la tercera en cuestión.

Por las tres asumo la culpa y jamás se la echaría a alguien más. Es cierto que han habido momentos en los que reclamé parte de ella y la verdad es que todos tenemos responsabilidad por nuestras acciones y por las ajenas (asúmanlo), pero en el fondo o mejor dicho, al final, la decisión siempre fue mía. Y no fui lo suficientemente estúpido como para no tener la capacidad de elegir bien. Lo hice porque en ése momento quise hacerlo, por más que me deje como el peor, no pretendo asumir inocencia al respecto.

No quise lidiar con el forreo previo porque llevé años de soportar subestimación por parte de parejas, amigos, amigas, familiares, etc. Siempre me han subestimado y siempre he sido lo sufientemente débil como para dejar que me afecte (si mal no recuerdo, todo comenzó por culpa de la falta de atención). No fui caritativo por naturaleza, nada de ser un Gandhi o similares, simplemente viví y modifiqué para bien la vida de todos aquellos con los que me interrelacioné. Muchos de ellos han sabido darme las gracias o al menos, reconocerlo, pero... la mayor parte (y ésto es el 50% + 1) me ha desestimado, inconsciente o no, pero lo ha hecho. He dado una cantidad grandísima de atención y cuidados, tal vez como ningún otro y sin embargo, me han tirado como si nada. Incluso, en mis peores momentos, me han abandonado también pero, ¿no suele suceder eso a menudo? No sé, hasta aquí aclaré.

Esa fue la primera razón. Tenía la paciencia completamente agotada de no tener enfrente a una persona que tuviera que equivocarse feo o perder para darse cuenta de actuar bien o mejor. La culpa fue mía, porque no supe determinar los momentos ni los permisos del usuario por sobre la vida Gabrieliana. Yo fui quien lo permitió.

Faltaba pasión por parte de mi pareja. Comparaba constantemente sus acciones con todas aquellas que pasaron por mis brazos. Yo tenía un nivel de cariño que todo el tiempo exponía en mi cabeza, que analizaba en ésa segunda etapa fatídica a cada instante, pretendiendo obtener el cambio exacto por mis demostraciones. Me estaba volviendo exigente, cuestión que con anterioridad no había asomado siquiera por mis pensamientos. Quería lo mismo que daba (inconscientemente) y lo quería ya. Y no lo obtenía, según mi propio medidor de retribución, pero, ¡si antes daba mi vida y no pedía algo a cambio! Bueno, un poco de cariño tal vez... de hecho, me dejó en la primera etapa (ella) porque sentía que no podía retribuir todo lo que le daba.

Esa fue la segunda razón. Me volví exigente y de pronto, ella no me alcanzaba. Ni ella, ni alguna otra, como hoy me pasa. Para nada fue su culpa, ella daba lo que tenía a su alcance y no todos damos más de lo que podemos, siquiera haciendo sacrificio a veces. La culpa fue mía, porque la comprendí, porque quise más y no supe encontrar mi lugar, entender que no era correcto compararla con mujeres del pasado, porque ellas tenían cosas buenas y ella otras mejores. Todas resultan ser diferentes, en el fondo. Fui yo quien no respetó su lugar.

Que alguien más tocara a la tercera en cuestión. La más estúpida de todas. Ocurrió que en la primera etapa de salir con la persona traicionada me alejé de la tercera y fue la mejor decisión que pude tomar, eso mismo afectó para bien todos los pensamientos, me sentía fresco para salir adelante. Pero entre la primera y segunda etapa, cometí un error. Mi abuela murió y me sentí solo, ella llamó (su madre también había muerto) y vino a casa. Pasó la estupidez y bueh. Cuando volví con Kaze, no dejé de tener contacto con X, seguimos hablando y comenzó a hablar de salir con alguien. Nunca voy a entender ésta razón, fue inconsciente más que nada, mi cabeza ya se encontraba en un estado rayado y la idea se había apoderado de mí. No sé, fue más importante que pelear por Kaze. Mentira, sí peleaba... de hecho, cometí estupideces en nombre de la relación, con intenciones buenas que no fueron juzgadas como tales. En fin. No era necesario llegar tan lejos, pero lo hice y cuando pasaba por esos momentos, a mi cabeza le importaba todo nada, no lo sé... simplemente dejaba que pasara. Fueron dos veces durante la segunda etapa. No quise verla haciendo más cagadas de las que ya había hecho.

Esa fue la tercera y más estúpida de todas. Era consciente de que X no tenía la capacidad de llevar una vida austera (aún no puede) y, en mi afán de no verla pisar el palito nuevamente, la sobreprotegí hasta el punto del ridículo. En éste punto me miro y no puedo creerme tan humano. La culpa fue mía, porque canalicé parte de la energía para pelear por mi actual relación de aquel entonces hacia un caso que ya se encontraba perdido y que no me incumbía. Fui yo quien no supo separar los tantos.

Y las consecuencias se hicieron notar, mucho. El resultado fue previsible, perdí a Kaze (de hecho, la dejé yo, aún amándola), volví con X y hoy en día sigo sufriendo la falta de amor. Día a día intento sobrellevar el error que cometí, de hecho me he vuelto más duro con la cuestión, el sexo es completamente sagrado y una mierda, a su vez, soy más extremista que nunca. No encuentro mi centro y sé que estoy pagando minuto a minuto, segundo a segundo, lo que hice. Una lástima, en verdad, porque si bien mi vida no ha sido impecable, no tengo persona que me haya conocido antes de los 28 años vividos y que me reclame deudas de vida o reparación de error alguno. Y por un mísero año de ella, se dió todo vuelta, perdí el rumbo, las ganas y la confianza.

Y lo peor de todo es que, también cargo con la culpa.

Odio ser vessel.

Si alguna vez lo leés, quiero que sepas que cada vez que quise decírtelo vos no me dejaste o mi garganta puso un nudo entre los dos.

Espero algún día me perdones o yo mismo, me perdone.

G

Ergo Proxy

.
Me pregunto... no, antes quiero saber si sufro de lagunas o algo por el estilo...

Porque, creo que me estoy volviendo loco, porque quise alejar a la gente que tenía a mi lado pero sufro el costado vessel de la cuestión: soy humano y mi mente tiene que adaptarse a las deficiencias carnales (y no hablo de sexo) o emocionales para cada cuestión. Creo que lo corrrecto fue querer alejar a tal o cual persona para que deje de incordiar en mi vida y luego buscar nueva gente... o no, ¿cómo era el plan? ¿Tenía uno? O simplemente incurrí en esas acciones que no requieren de la medición de consecuencias de antemano?

En la mayoría de los casos, me olvido de aquellos que hicieron cosas por mí sin siquiera interesarse por algo a cambio y que, aún así, les fallé. Esos si me tocan la consciencia constantemente o al menos, cuando los pienso (suele suceder en la mayor parte del día) y me torturo, me TORTURO TODO EL PUTO DÍA, ya lo dije, shhhh, callate G... El resto que se vaya a la mierda, sí, eso.

Pero, G, ¿por qué no querés tomar decisiones complicadas que antes tomabas de manera simple? ¿Qué te pasó? ¿Sos el viejo hermitaño que a todos odia o un incordio al mismo tiempo? Si tanto lo molestás, tendrías que acortar tu vida, quitate de su medio, no le robes más tiempo, tampoco plata al resto de tus hermanos, ¿no ves que Ariel quiere vivir en tu lugar, Yanina quiere que la dejes gastar servicios sin siquiera pagar un mango y Flavia vivir otra vez acá y hacerle la vida imposible a todos los que tenga a su alrededor? Todos quieren algo para sí mismos.

Empecé con Luis Fonsi y su "Llueve por dentro" y ahora con Radiohead, "Paranoid Android", un desastre, tengo éste instante de locura en el cual debería de cerrar la página y dejar todo en la nada.

Voy a hacer todo eso, pero antes me quedo pensando, menguando la histeria, antes... antes no era así, antes reía más y hacía reir al resto, PUTA MADREEEEE, me extraño, los odio y me odio, odio ser un vessel y probablemente ustedes sean todos inocentes, porque yo no dejo de pensar en que me parezco más a mi viejo pero con la diferencia de que sí tengo consciencia.

G

La lluvia y su reminiscencia

.
Me desperté y senté frente a la laptop, miré unas cuantas pavadas, descomprimí el archivo "The Return Of The King" y lo probé. Todo bien. Entré a otra página, miré unas fotos... je, qué bien me veía, divertido, siempre dispuesto a resaltar con un gesto, una acción, un abrazo. Y por sobre todo, antes hacía que a todos les importara.

Sí, eso, que a todos les importara.

Me extraño. Y luego, extraño todas aquellas situaciones que generé. Hasta hace un par de años atrás creaba en cantidades y paralelamente iba destruyéndolo por su propia paradoja (eso es otra historia) pero al menos, quedaba tiempo para disfrutar pequeñas partículas de felicidad, Dios... cómo la extraño y cómo me extraño dentro de su vida.

Extraño todo, todo porque miro a través de la ventana y veo la lluvia, siempre en su afán de pegar melancolía a los que sufrimos de sensiblería (estupidos, idiotas, no merecemos vivir). Es increíble ver a los gatos bajo el gran ficus y la lluvia que no llega sobre ellos, supongo que aunque quisieran, no sufrirían de melancolía.

A veces pienso en introducir una lapicera en mi cabeza y ver si le pego a la zona que piensa de más.

Pero sólo son palabras, claro que es mejor quedarse encerrado en casa, lamentando todo, odiando a todos, intentando nada de nada.

Tengo ganas de escribir y muchas. Pero no sé si las quiero para alguien más. Creo que sólo las doy para un millón de Gabus más.

G

sábado, 21 de mayo de 2011

¿Qué tan solos estamos?

.
Siquiera tendrá importancia la pregunta, pero somos tantas mentes conscientes habitando éste mundo, tanto el tiempo que se nos otorga, tan complejo el pensamiento humano.

Pero, "¿cuánto?" y no "¿por qué?". Ya quisiera saberlo en éste momento, entre poético y dudoso, cuando me sobra tiempo para perderlo en recuerdos que nunca se recordarán y entre dudas que llevarán a voluntad la corriente de pensamientos colectivos, a donde quieran.

¿Será cuando ninguno contesta nuestras llamadas? Podrían estar ocupados, no escuchar el ringtone, tenerlo en modo silencioso, no poseer identificador de llamada, no querer atendernos, ignorar la llamada sin querer... entre tantas otras cosas triviales.

¿Será cuando no tenemos una pareja a quien tomar la mano? Podría estar lejos o peleados, haber perdido la oportunidad o aún encontrarse esperándola, podría no tener mano o incluso sentimientos, podría ser amistad o amor no correspondido, podría ser uno feo por fuera y lindo por dentro o viceversa, podría ser alguien inmaduro que no sabe sobre las bondades de cruzar sentimientos a través de los dedos, podría preferir abrazos, no sé... entre más trivialidades.

¿Será la exlusión de una charla o la incapacidad de incorporarnos a ella? Puede que seamos tímidos o que el tema no nos interese, puede resultar que somos desconocidos o no nos aguanten, que no tengamos humor para contestar o que nos estén criticando, qué sé yo, trivialidades.

¿Será, acaso, el sábado a la noche mirando cable y comiendo pavadas? ¿Será el día lluvioso? ¿Será la falta de entendimiento por parte de los demás para con uno mismo? ¿Serás vos? ¿Seré yo? No sé, trivialidades.

Pero a veces... cuando voy por la calle, miro a la gente y sé que cuando me ignoran por inercia, no hacen más que mirarse al espejo... sin mirar.

Y a veces.. esa misma gente choca conmigo, ¿acaso para saber si aún están vivos? Y aún así, mi corazón mete en sus bolsillos un hilo de sentimientos y se queda mirándolos partir, preguntándose cuánto tiempo pasará...

Y otras veces... escribo estupideces que suenan de tantas maneras diferentes a los oídos ajenos y luego, me doy cuenta de que sí lo son y aún así, mi mano continua escribiendo.

Y a veces... ésa misma mente que se vuelve visible a través de la tinta escribe también desde la mente de los demás, de los que se llevan por delante para saber si están vivos y mi corazón se pregunta cuántos más podrán acordarse de él o si incluso, piensa alguno en él...

Y ésas tontas veces... ya sabés... en las que miro a través de mi ventana y pienso estúpidamente que el cielo llora por mí o algo parecido, cuando es el vidrio quien transpira poéticamente nuestras emociones más depresivas o melancólicas.

Y a veces... abro ésa misma ventana, dejo que mi mano se apoye sobre toda ésa mundana emoción y salgo al vacío, donde llueve pero nunca sobre mí, donde las lágrimas encuentran su lugar, donde todo lo que puedas oír sea la rugosa voz del cielo. Y por sobre todo, donde puedo mirar hacia mi habitación, mi único mundo... el único lugar que mide realmente cuán sólo estoy y que nunca, dejo de llevar conmigo.

G

El 4to Poder

.
Las palabras de aliento ajenas te llegan en escasos momentos, más para mí, siendo una persona que ha alejado el 50% de sus interrelaciones sociales por malas decisiones y el otro 50% porque no me servían. Incluso hoy, puede que tenga un par de cuerdas pero no cuentan, forman parte de la conexión mundana que éste vessel necesita.

Pero decía, el aliento ajeno, que una persona ajena a vos te diga en cualquier aspecto que sos capaz de lograrlo... sirve y mucho. La voz en mi cabeza dice muchas cosas y entre esas muchas está convencida de que puede lograr lo que se proponga (no hay dudas sobre ello) pero también tiene sus días tremendos (no feos, tremendos) y todo resulta apocalíptico. Un bajón tirado de los pelos... al menos hasta que arriva ése alguien (en éste caso fue Norberto) y suelta la bondadosa frase que te llena la autoestima hasta la línea de satisfacción. Y entonces ya no te sentís tan mal.

Hablando liviano, mi padrastro me dijo que de los cuatro Laroca, soy el más capacitado para sobrellevar situaciones adversas y que me ve fuera de todo éste atascamiento. Es algo que sé, que muy bien sé y que probablemente haga que otros piensen "pero si yo se lo dije". Recuerdo a la mayoría diciendo "ya vas a salir adelante" y probablemente con la misma intención que mi viejo pero, las palabras fueron diferentes y sonaron diferentes en mi cabeza. Sé que no conformo a los demás e incluso, no les ofrezco lo mejor de mí (me he vuelto ermitaño y egoísta, de pronto dejé de interesarme por la gente, o sea, reciprocidad), pero tengo asumido que ésta situación se generó a consecuencia de fallos ajenos, mi hastío llegó a su tope.

De lo que vino después, asumo toda la culpa.

Y hoy... hoy me encuentro escuchando las primeras palabras de aliento que SI llenan mi autoestima y me confortan, escribiendo "perdón" para los que se ofendan (ya no soy tan bueno). Tengo instantes en los que miro hacia atrás y aún no me creo dentro de la etapa más atascada de mi vida. Yo... me crié solo en muchos aspectos, laburé un montón (más para mi familia que para mi), aprendí grandes verdades sólo observando, conseguí un par de logros menores con poca ayuda, no sé... creo que me volví autosuficiente y un pequeño luchador pero aún así, caí en la tentación, en la duda, en la falta de decisión. Completamente parado quedé.

Espero (espero, nunca creí en el uso de ésta palabra) que no tarde el efecto positivo, porque no quiero que mi cabeza archive las palabras que mi padrastro dijo con toda sinceridad.

Digo... ahora pienso y me doy cuenta de que no puedo generalizar sobre las cosas buenas (a la gente).

Y odio no poder hacerlo.

G

martes, 17 de mayo de 2011

A vos, con la voz vulgar

.
Bueno, no sé.

Es muy fácil criticarte cuando recupero sobriedad. Testeo todos mis impulsos, los calibro, los balanceo al borde de las consecuencias, transpiro de antemano los errores y te miro, horas, días, mundos, sin poesía pero con destello. Mido el prueba y error pero aún así, te critico y quién mejor que mi propia forma de ser. Quién peor para vos.

Sos la vergüenza de mi existencia. Jamás debí prestarte atención. Sólo sé de vos porque mi curiosidad supera la ignorancia feliz impuesta, que de nada sirve cuando nacés pensante y te odio, tantos buenos adjetivos para calificarte de bien y te odio. No puedo ver por sobre tus puntos buenos y te sigo odiando, cada instante que roés lejos de mí llega delante de mis pies y en forma de piedras plurales, de aquellas que te hacen tropezar, una y otra vez.

Bueno, podemos dejar el 100% de la culpa sobre mí, después de todo tu servidor es quien es por dar un paso delante y tomar la posta de cada situación que dejás en la depresión. Si supieras que ella no sabe de autoreparación.

Y la gente que no olvida.

Bueno, no olvida lo malo.

Y yo, más que todo, pobre, pobre de vos, que te cansás de escapar y buscás en el bolsillo de otros, redención.

¡Cansado estoy de vos!

G