domingo, 25 de diciembre de 2016

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Trilogía: parte uno.

Me gusta levantarme con música que ponga pilas, aunque también adoro hacerlo en silencio. Y detesto con el alma que interrumpan ese silencio con cumbia.

Te voy a decir lo que significa para mí las fiestas, cada año: la falta de alguien. Nunca estamos completos. Me he sentado durante años a la mesa, esperado disfrutar de la comida y de lo nuevo que mi vieja se atrevió a armar, esa nueva familia y, lamentablemente, salvo en los primeros años... me he sentido fuera de lugar. Con el paso del tiempo, me he envuelto en una maraña de cuentos y chistes malos, donde me convertí en némesis y en fiel reflejo de las peores épocas de mi viejo.

De mi viejo posta, sí.

¡Tadaaaán!

Giro.

No tenés que entender, tenés que leer y luego, entender.

Si me preguntás, no creo en eso de querer limpiar la casa y cocinar todo el mejunje justamente el veinticuatro, porque es VEINTICUATRO Y MIRÁ, SÉ APRETAR CAPSLOCK. Espacio, espacio. No, no me siento a gusto en éstas fiestas, primero porque siento la tristeza de mis hermanos y mi vieja, reptando cada día a mi alrededor, arrancándole hojas a este libro de trescientos sesenta y séis páginas, hasta que no quede más que el final y elijamos pasar a otra historia. Volviendo a lo que mencioné al principio, no me siento el empleado del año porque decido dejar brillando todo solamente el veinticuatro, me siento tal porque lo hago el resto del año y nadie se entera, porque pienso que los demás no merecen vivir entre la suciedad, que es mejor no tirar el papel en vez de barrerlo después y todo eso.

Lo cual me lleva al punto en el cual no puedo predicar desde el fondo del cajón en el que me pusieron. Si tuviera que declarar mis bienes familiares pseudo sentimentales, debería decir que estoy en quiebra, que tengo menos fama que el nombre de la persona que no te acordás. Dicho eso, se que la mayoría del tiempo no importa, salvo cuando quiero que mis hermanos menores aprendan algo de respeto u orden, no hacia mí, sino hacia sus propias vidas. Dicho eso y gracias a todo lo mencionado anteriormente, soy el peor ejemplo para hacerlo: he vivido los últimos años de mi vida dándole crédito a quien predicó lo peor de mí, hablando de mis defectos sin siquiera sentarse a identificarlos como tal, eligiendo convertirme en manzana podrida y haciéndoselo saber al mundo, dejándome para el final.

Y es por eso mismo que no me siento mal.

Tampoco bien, atajemos.

Fue sólo un ejemplo, de tantos.

A veces, la gente necesita de archienemigos para distraerse, además de la televisión. No existe manera de hacerles entender que están haciendo las cosas, tal vez no de manera incorrecta, pero si dolorosas para otros. Muchas veces tienden a olvidarse de datos importantes, como que te tomaron bajo el ala y luego, se arrepintieron sin darse cuenta o algo por el estilo. Yo no sentí el mismo nivel de apoyo como lo vi sobre los demás, que cometieron peores faltas que yo. Y me pregunto, a veces, si soy uno de los que piensan en equipo...

¿.. por qué me siento a la mesa navideña sintiendo que soy el personaje menos elegido?

Lo sé, lo sé, estamos cosechando décadas de siembra y en un escenario que la consecuencia eligió por nosotros.

Quisiera que mi vida fuera así hasta hoy.

Voy a generar el climax en la segunda parte.

G

PD: ¿por qué nunca posteás una foto de él?

lunes, 19 de diciembre de 2016

Antes del desayuno

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"Te vi...
juntabas margaritas del mantel.
Ya se que te traté bastante mal.
No se si eras un ángel o un rubí.
Oh, simplemente te vi..."

Se encoje de hombros.

Ja, quiero seguir cantando.

Creo este post un diecisiete de diciembre y no tengo idea de qué hablar, pero tengo ganas de escribir. La realidad es que desperté sin ideas y, por lo general, cuando despierto "con", creo alguna nueva historia, sin recurrir a blog. Y a veces, tengo ganas de volver a escribir cartas, porque soy un anticuado, porque estoy enamorado de las letras de pulso. Este blog, que me hace dudar de la impersonalidad que representa, aunque la mayoría que lea al escritor lo conozca... a excepción de esas estadísticas que aparecen en Francia... xD noviembre fue un mes raro, pero los saludo, por si las moscas.

Comunicar es bueno y en la mayoría de los casos, lo ÚNICO bueno. El tema con internet es que nace como creación humana y por lo tanto, comparte sus defectos y la facilidad para corromperse, para convertirse en vicio. Por ejemplo, si entro una vez por semana a Facebook, es mucho. Me siento reluctante (¿reluQUÉ?) a leer ése panel de noticias diarias insignificantes. Todas reclaman "mírenme, miren lo que hago" y, a veces me pregunto, si salís a la calle y te tomás un colectivo o levantás el teléfono para hacer una llamada. ¿Sabés si todavía existen las gratuitas? ¿Ni idea? Con los datos estamos bien. Digo, esto se torna en crítica, pero marca mucho la diferencia ver gente sentada a la mesa con vos y meterse de lleno en el celular. Antes se quejaban de la tele prendida... so...

Bueno, calculo que si pongo en Facebook una propaganda de mi blog es porque...

BRLBRLBRLBRLBRL...

"TODO LO QUE DIGA ESTÁ DE MAAAAS,
las luces siempre encienden en el alma."

BRLBRLBRLBRLBRL...

Mi abuela se quejaba de ciertas cosas, como de la tele a la hora de comer, pero tenía razón y hoy me parece peor. Se que una va a mirarme de reojo, ja.

Es sólo una observación.

Un poco me siento exiliado de todo lo de otrora porque no me identifico con esos pequeños detalles. Ella me invita acá y allá pero yo declino tantas cosas, tantas que me va a dejar por otro. xD (Se viene el golpe de hombro) Aunque es como se sienta uno, digo, si uno tiene ganas de clavar la mirada en la pantalla todo el día, está en todo su derecho y, digo, si... DIGO, otros extrañamos dar cartas de puño y letra y algunos pocos, hablar mientras se come.

Es un rubick, lo sé.

Puede que yo me quedo con esta efigie de pasado, porque así decidí ser y desayunarme palabras, antes de poner la pava.

En fin, es sólo una observación.

"Me gusta estar al lado del caminooo...
fumando el humo mientras todo pasa."

Me encantaría poner esa frase de título.

G

martes, 13 de diciembre de 2016

Compañero egoísta

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Vos decís que ambos esquivamos la mirada.

Y mi respuesta es "multipase".

¿Es necesario el chiste interno? ¿O más necesaria la apreciación? He visto los ojos de quienes me leen y se que disfrutan con mis pasajes, no con el contenido. Muchas veces soy consciente de que les gusta leerme, aunque no seguirme y, por momentos, estoy contento con ello.

A veces, no.

Ella me pregunta algo sobre el momento en el que primero cocino para dos y luego, me siento a comer. En principio, no entiendo la naturaleza de la interrogación y decido hurgar en el sentido común, eligiendo poner mi mente en su lugar. Y me habla sobre reacciones, la manera en la que actúo frente a cada bifurcación en la vida, por más simple que sea. Claro que, la voz mental es exageración y es ella quien me explica el porqué de la pregunta y me río, viendo su cara de confusión al mostrarle mis mejores gestos de comodidad.

"Es la reacción, la manera en la que avanzás pensando de a dos", dicho con mis palabras. Y agrega "veo que no tenés problemas en estar solo, pero no entiendo esa dualidad, cómo es que reaccionás siempre pensando en quien tenés al lado."

Lo tomo como un cumplido y decido responderle con un gesto de hombros.

¿Es posible? Durante mucho tiempo estuve en crisis con mi autonomía y, en consecuencia, el resto de las conexiones no funcionaban. Ahora, salgo del solitarismo y le doy a ella todo lo que alguna otra mujer recibió, cuando cruzó fugazmente mi vida. "Vas a encontrarte mucha gente que te diga lo contrario y hasta te respondan con negativas que escondan envidia, pero siempre la verdad sale a la luz, lo quieras o no, siempre ves al compromiso y a la lealtad con muchos mejores ojos que al resto". Ese mismo resto, digo... que preferís emparchar con perdones y barritas negras.

Y eso me lleva a sentirme seguro de creer que no estoy detrás ni por delante de nadie, porque YO siento que puedo ir a la par. Dije que en la trilogía hablaré de mi soberbia, aunque existen ciertas experiencias que se predican solas y cierran bocas con sonrisas. Ironía: arreglar mi autonomía antes de proseguir con mi parte colectiva; sin embargo, en gran parte de mi vida siempre me sentí seguro de ser egoísta y compañero, a la vez.

Diccionario: autonomía, una obviedad. Colectividad, la capacidad de socializar.

¿Podés decir lo mismo?

Ella me mira de reojo... ¬¬

"Te vas a esforzar por sentir mis defectos y yo, por sentir su insignificancia."

G

sábado, 3 de diciembre de 2016

Puntos ciegos

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Cincuenta y trés visitas a Inocencia Perdida. Noviembre fue un buen mes para postear.

Por otra parte, he tenido un par de semanas donde posteé más de cinco veces pero es común... a medida que llega fin de año, me dan más ganas de escribir en blog que en el resto del año y no encuentro mejor manera de entrenar para la trilogía.

Ella me pregunta porqué me resulta tan fácil contestar tranquilamente ante conflictos inminentes o desacuerdos, a lo cual respondo que no siempre fue así. Es más, puede que no resulte siempre así. Existe una parte de mí mucho más bulliciosa e impulsiva, donde reacciono más como la brújula de Jack Sparrow, que sabe donde apunta pero pocos saben leerla... aunque no siempre sea de ayuda para el resto.

El punto se halla donde uno deja de preocuparse por la estabilidad de ciertos lazos, cuando uno deja de mirar con ojos dulces a los que uno está acostumbrado a tratar. Y yo, pasé la parte más difícil, que fue la de aprender a sobrellevar a mi familia, con sus escondidos y profundos problemas de entendimiento. Superada la prueba mayor, el resto me pareció algo rutinario. Dejás de mirar hacia ciertos puntos, como cuando una persona no mira lo que realmente le gusta, para no quedar en evidencia, con la salvedad de que no lo hace porque no le interesa. O ponés barritas negras, de manera que puedas mirar alrededor pero no en el centro, donde sabés que hay algo que no te conviene ver... Es carne muerta, dicho de una manera abrupta y, si bien llegan los momentos en los que uno se plantea si es correcta esa manera de proceder, nada podemos hacer en contra del entrenamiento de la raza humana... nada se puede hacer con el animal que se acostumbra a comer sobre la mesa.

La comparación es exagerada, aunque tomo el concepto, el "infinitivo", para denotar que muchas veces la flecha apunta hacia adelante y nuestra naturaleza la sigue sin poner objeciones.

Pffff.

Por otra parte, le confieso que mi primer pensamiento fue mucho más soberbio y amargo, para terceros.

"Puedo ponerme a la altura de otros, aunque otros no puedan ponerse a mi altura."

De mi falso narcisismo hablaré en mi próximo post.

Por ahora, me voy con un golpe en el hombro.

G