lunes, 15 de diciembre de 2014

La imperfección primitiva

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"Pero si antes era todo perfecto..."

¡ZÁS!

Llegaste al centro de la imperfección primitiva.

¿Quién nace para ser infeliz?

La respuesta es obvia: NADIE. Y es por eso que buscamos constantemente generar buenos momentos con otras personas o prescindir de los switches que activan los malos ratos que intercambiamos con ellas. Obviamos detalles molestos, pequeñas mentiras, palabras que pican, actitudes fuera de lugar, diferencias de opinión, etcéteras que nos dejan con la palabra en la boca, peleas... Incluso, llegamos al punto de minimizar los tantos pagando con la moneda del orgullo.

Retomando la búsqueda de la felicidad: ¿acaso nacemos siendo todos iguales? Claro que no y es por esa misma diferencia de personalidades que exponemos lo mejor de nosotros mismos al interactuar frente a alguien más, sobre todo con el sexo opuesto, generando actitudes que brillan por la ensoñación que representan, el perfeccionismo que solamente aparece en sueños o en utopías. ¿Y cuando llega el mal pasar? Esa es otra historia...

De repente, no hay conexión, uno se vuelve "villano" o alguien que está de más. Compartir espacio con esa persona se vuelve intolerable, uno se vuelve intolerante, al punto de desear estar en otra parte y, por regla general, empieza a cometer estupideces. Entre ellas, el reemplazar la armonía perdida con personas nuevas, con las que podamos reinventar nuestro lado "bueno". También se da paso a los hobbies que se tornan vicio y que nos hacen olvidar que existe todo un desastre natural detrás por arreglar. Y no nos olvidemos de la falta de entendimiento, la solución que primero se descarta al fondo de cualquier cajón.

La pregunta que sigue: ¿cómo se vuelve atrás?

No se puede. Existen consecuencias que no se pueden enderezar.

Sin embargo, la mente es fuerte y está en la consciencia de cada uno el intuir que hay palabras o minúsculos rasgos de la realidad que merecen ser tratados con frialdad. Es bien cierto que en el medio del huracán no vemos ni pensamos con claridad, pero el sentimiento debería bastar. A veces, miro el presente y me preocupo porque la gente es demasiado suelta con sus sentimientos y da vuelta de página a la primera cuestión negativa... yo se que no todos estamos hechos para reparar ni poseemos la voluntad GIGANTE de perseverar ante los malos ratos...

... pero debería bastar con querer.

Para terminar con un punto neutro, creo que es mejor definir que el desafío no se plantea cuando todo va de maravilla, sino cuando las diferencias se hacen presentes y estalla el conflicto. No es de valientes ser perfecto si el juego apunta a ganar algo o alguien, sino de buena mano entender que ninguna interacción social merece terminar destruida si alcanzó el punto más alto de su apogeo. Vivir un sueño es lo mejor, pero mejor aún el sobrellevar esas interacciones cuando todo va para atrás.

No podemos vivir escapando de las diferencias. La vida representa un constante aprendizaje y más allá que provengan de los propios errores, la imperfección primitiva apunta a mejorar la manera de ser de cada uno y además... el corazón sabe cómo hacer su trabajo.

No seamos tolerantes.

Simplemente, entendamos.

Que te pongas en su lugar, eso.

G

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