sábado, 22 de marzo de 2014

Amor "sobjetivo"

.
Mi experiencia personal va a servir hoy para explayarme sobre un tema que continúa al anterior, "El sol y la edad". Por eso quiero comentar de antemano que voy a comenzar transitando el camino de manera subjetiva y procuraré llegar al final con una reflexión bien objetiva.

Espero lograrlo.

El amor hacia una persona del sexo opuesto siempre será uno de mis deportes favoritos o, mejor dicho, mi primer elección de vida a la hora de salir del iglú. Sin embargo, mi experiencia sobre amoríos se define en dos etapas: la de pareja full time o la del completo aislamiento. Y es justamente desde la soledad que desarrollo un gran carácter de observador para luego, definir el de pensador, que en conjunto me permitan formar un patrón de comportamiento sobre las personas, ordenar mis ideas, enfriar los sentimientos y hasta esquivar desquiciadas que destilen un aura de ruina masculina a sus alrededores. Desde mi paraje solitario de juegos y escritos es que puedo extinguir lo que aún arde del pasado, contar lo que sucedió a quienes pregunten pero sin dar respuestas contradictorias ni sentir que las viejas heridas amenacen con abrirse nuevamente ante la más mínima mención de la responsable original.

Una de las mayores heridas que el amor deja, SIEMPRE, es la del orgullo malherido. Rápidamente el ego comienza a echar en cara todas las teorías de conspiración que hilvanó descubriendo los defectos de el/la susodicho/a y que al fin resultaron ser ciertas. La autoestima lame el piso, se cargan dudas inquietantes sobre cada decisión que se deba tomar, se siente un frío insoportable cada vez que se da un paso a solas en mundo exterior, una soledad que duele...

¿UNA SOLEDAD QUE DUELE?

Pero... PERO... ¿la soledad no era el rincón nuestro de cada día?

Claro que el amor puede lograr eso y mucho más: puede sanar la fe perdida y hasta mover montañas, pero también puede hacer que te olvides de tus amigos y que pierdas la dignidad, que no encuentres la fe en vos mismo ni en los demás, que te encierres a oscuras y te creas que el peor enemigo es uno mismo. Te hace pensar una y otra vez en las cosas más inverosímiles y sí, logra sacar tus peores miedos... tu ansiedad, tu envidia, tu manera de ser creída y fanfarrona (el más ridículo de los escudos)... y demás etcéteras traumatizantes.

El amor te vuelve débil.

La verdadera manera de decirlo es que las personas son las que no saben cómo amar, lo cual es cierto: el amor representa una responsabilidad demasiado grande como para que la experimente cualquier persona al azar y hasta es susceptible a la manera de ser de cada uno. Si bien en el fondo es un sentimiento puro, todas sus capas son maleables y se adaptan a cualquier situación, mejor aún a las malas... donde una pareja golpea, abandona, traiciona, es infiel, maltrata. Como dije, una responsabilidad tan grande en las manos equivocadas puede ser malinterpretada o puesta en segundo lugar cuando primero se fije al EGOísmo y así, terminar influyendo para mal a quien tengamos enfrente: tal vez a una persona distinta, de las que siempre marcan la diferencia sobre actitudes comunes.

Aún peor... que ésta se vuelva un ser débil o termine pensando que el amor lo vuelve así.

La ojbetiva conclusión a la que llego habla sobre lo poco preparados para amar que estamos, de lo corta que es nuestra cabeza como para manejar ése sentimiento de manera responsable, de lo vulnerables que somos a su influencia, de su impresionante capacidad para inhibir nuestras virtudes, del impresionante show que monta con nuestros defectos y de la innegable adicción que provoca. Claro que, no existe emoción humana más pura ni reflejo de las mejores experiencias de nuestras vidas, de sus más intensos momentos pero... es bien responsable de nuestros más grandes fracasos emocionales.

Y mentales.

G

PD: escasas veces he visto hablar de los defectos del amor de manera objetiva, por eso es que no termino éste post con un mensaje positivo. Tal vez deba instar a los que se sientan muy afectados a que miren el tópico desde afuera y no se involucren con la sensación en sí. Recuerden, es solamente un punto de vista, nada más.

jueves, 20 de marzo de 2014

El sol y la edad

.
"Estamos solos desde el día que nacemos".

Creo haber escuchado esa frase un sinfín de veces.

Y ése es solamente el comienzo.

La soledad es el lugar al que siempre recurrimos cuando el mundo nos satura con sus caprichos o cuando a los nuestros propios se les antoja no soportar más actitudes mundanas. Es bien cierto de que somos seres solitarios pero que necesitamos de la sociabilidad y el intercambio de sentimientos pero, en el fondo y en esencia, somos seres egoístas. Es por eso que el bienestar propio se genera en la soledad de nuestros pensamientos y cuando no tenemos siquiera una voz que nos influya. Donde ni el silencio se escucha.

A veces, cuesta mucho diferenciar a la soledad del egoísmo.

Es la pura verdad. Al estar solos, con la falta de mundo se revelan ciertas ideas: que no hay influencias externas ni voces que nos distraigan del propósito, que no hay luces ni más deseos que los propios. La cuestión es que en soledad podemos mirarnos al espejo y vernos por completo, al desnudo, sin trampas ni trucos. Es el espíritu solitario quien verdaderamente nos conoce y nos concede todos nuestros caprichos, quien siempre nos dice que sí o nos escupe en la cara la verdad que estamos buscando. Hay claridad... y aristas en abundancia, hay verdades y defectos que no admitimos frente a las cámaras...

Pero... PEEEEERO...

El "todo" nunca será tal, sino que siempre le faltará la mitad. Por eso mismo, estar a solas puede volvernos seres oscuros, sombras de uno mismo. Una de las debilidades mayores que la ausencia de mundo nos provee es la del "sobrepensamiento" o, dicho en palabras simples, "el pensar de más", lo cual nos lleva a evaluar de más las situaciones, a contemplar puntos de vista inherentes al asunto, a sacar conclusiones de una mente en proceso de descomposición, a desarrollar una rama de debilidades mentales propias de la paranoia y del inconformismo, tal vez. Porque eso mismo nos pasa: cuando la mente alcanza la madurez, todo el tiempo que perdemos admirando y repensando sobre el color de ésa idea blanca se va deteriorando, hasta el punto de que no sirva más y debamos tirarla. Claro que... en la mayoría de los casos tratamos de solucionar cuestiones con una idea ya podrida.

Además, la soledad carece de las necesidades y de los sentimientos banales de los que somos adictos, que solamente se consiguen estando entre amigos, familia, parejas o simples compañeros de trabajo. Es una realidad, no podemos estar a solas durante mucho tiempo porque tememos que el mundo se olvide de nosotros o que todas esas adquisiciones sentimentales puedan desaparecer.

Hasta en eso somos egoístas.

La soledad siempre va a estar para nosotros, siempre nos va a recibir con los brazos abiertos y nos va a dejar frente a frente con nuestro SUPER YO. Pero no debemos pedirle más que eso, contemplar el vacío propio es cosa de un rato nomás, cuestión de concentrar los puntos de vista en un sólo estado frío y luego volver fresco al mundo, listo para equilibrar su costado imperfecto en la balanza.

G

PD: Contrariamente a lo repetitivo que soy con respecto al egoísmo, quiero recalcar ciertas visiones que tengo sobre el comportamiento de la gente en general (me incluyo) para que todo punto de vista que redacto sea considerado y sacar así cada quién sus propias conclusiones. Muchas veces escribo sobre mis ideas y siento de que no estoy implantando mis propios pensamientos pero eso es bueno, ya que procuro en éste blog abordar temas con la mayor objetividad posible.

PD2: Gracias por leer.

domingo, 9 de marzo de 2014

Para oídos sordos

.
Nunca seguimos los consejos, siempre hacemos lo que queremos. Y por eso sufrimos, por dejarnos llevar sobre caprichos, pesadillas, ansiedades y superficialidades. Por eso vivimos vidas mediocres, porque el poder de la decisión es una responsabilidad que no sabemos llevar. Y porque somos egoístas, manejamos nuestros propios tiempos, no damos una pizca de favor si primero pensamos en lo que nos va a faltar.

Ni siquiera admitimos que la falta de importancia sobre una persona o su asunto proviene de la asunción del "ya no nos gusta como es" o "ya me cansó".

Nos enseñamos entre todos que primero está uno mismo y luego, el resto, cuando todos estamos primero, a la vez, al mismo tiempo, a la par.

Porque somos humanos.

A veces, quienes me conocen me llaman "negativo" y tienen razón. Deberían pensar inmediatamente después sobre el origen de dicho comportamiento y evaluar los hechos acontecidos, procurando entender mis ideas y abriéndose la mente.

Así, tal vez, podamos encontrar juntos una solución ante tanto estancamiento.

G

PD: cada quien tiene sus propios enriedos pero, eso no significa que no podamos aplicar ése último concepto. Y no solamente para el que escribe.