sábado, 16 de noviembre de 2013

El codo y el jarrón

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Éste es un mundo lleno de aparadores con jarrones.

Hay momentos en la vida en los que atravesás una especie de duda generalizada sobre lo que sos, lo que decís, lo que influís... tu poder sobre los otros... Bien, ahora, cuando los resultados de ésa interacción "experimental" o rutinaria son negativos, nos volvemos dubitativos (siempre y cuando nos importe). Y esos resultados son consecuencia de la interacción de varios factores importantes: la misma sociabilidad, los humores propios y ajenos, las circunstancias, las maneras de hablar, las proyecciones, la confianza, el amor por los demás...

Si vamos por partes y hablo de mí, digo que me siento como si caminara por un pasillo angosto, lleno de aparadores con jarrones. Tengo que andar con cuidado y no carezco de tal, pero soy una de esas personas que cometen errores cuando dejan de prestar atención y... suelo distraerme seguido... Por tanto, a veces no quiero mirar atrás y descubrir cuántos jarrones tiré. ¿Por qué jarrones? Porque la recepción ajena es de porcelana y defino ésto con objetividad: quien declara una frase que puede involucrar subjetivamente al que la oye, éste no resulta ser más que un punto de incertidumbre y si los canales no involucran las expresiones completas (ejemplo, por mensaje de texto, solamente palabras), las variables se multiplican exponencialmente. Tomemos de ejemplo el aconsejar a una amiga a la que la pareja dejó: por más que lo hayamos vivido, que conozcamos la experiencia, que seamos comprensivos y todo lo que se les ocurra, no podemos determinar si el consuelo o el consejo va a terminar siendo considerado o aceptado, porque la receptora puede sentirse incomprendida (con o sin razón), inconformista, incapaz de centrarse, depresiva, a cara de piedra, etc. Estamos ahí pero... el resultado de un comentario, es como un jarrón a centímetros del codo, respectivamente.

Los humores, la manera de decirlo, la confianza... y el respeto. No me olvido de tan importante detalle. Y a no confundirse, porque amar no inquiere respeto asegurado. En la mayoría de los casos, van de la mano, pero eso no significa que surjan diferencias y terminen peleándose a muerte.

Qué se yo... ahora mismo pienso que también el ego de uno tiende a creerse indomable en situaciones comunes, sin sentido. Otra variable.

Y cuando nos queda entre manos el resultado, para nada positivo, lo único que se puede hacer es tomar responsabilidad y acarrear con las consecuencias, solucionarlas, agachar la cabeza si se debe, ser conciliador, no dejar que los egos manden. Y blah blah blah. ¿Por qué? xD Porque no estoy acá para darles soluciones. Solamente escribo para desmenuzar cuestiones estúpidas tan frágiles que merecen ser señaladas con el dedo.

Como dije, jarrones.

Qué difícil es interactuar con el mundo, a veces. Hasta entrar en puntas de pies puede ofender a quien no debe. Todo es muy relativo, nada ni nadie es obviedad. Lo único obvio en todo ésto es quien piensa lo que dice dos veces y, aún así, continúa ofendiendo a terceros.

G

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