martes, 28 de mayo de 2013

La musa egoísta

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Después de un tiempo, mencionar cualquier cosa sobre el siguiente tema representa un creciente placer, algo completamente contrario a lo que uno siente cuando recién termina una relación y por lo general, es el que disciente de terminarla. Todo vive en punto crítico, nada se ubica en el centro, todas son encrucijadas, nadie sabe por lo que estamos pasando, ninguna volverá a ser como ella, BLAH BLAH BLAH. No son más que dramatizaciones incontrolables de nuestras emociones.

Claro que, lo digo ahora que me banqué tantas cucharadas de ése remedio asqueroso que nos dan, llamado "tiempo".

En realidad, no quiero hablar de cómo fue la desintoxicación. Pasé tantas veces por éste estado que ya me cansé de comentarlo. El verdadero punto es que la inspiración volvió en mi y con furia. Volvió cambiada también, mucho más madura y pasados los treinta, como si hubiese ido por el mundo equivocándose, amando, peleando, sufriendo, molestando... y muchas cosas más. Volvió llena de experiencia, eso. Me senté a escribir y fluyó como el agua, llena de imaginación y aciertos, comenzó a deleitarme con pasajes brillantes e incluso, a llenar mi vocabulario diario con frases mejores construidas y no necesariamente metafóricas.

Bueno, que mi cabeza está limpia.

Y otra cuestión: no necesito de la musa física y ajena para hacerlo. Eso es lo que más me sorprende. Últimamente, dediqué todas mis neuronas a creer que YO no servía si no me encontraba en pareja y hasta incluso, que no volvería a escribir bien. No obstante, el pensamiento más egoísta triunfó y al final, todos terminaron teniendo la razón. Para bien, para mí, porque todo lo que desearon y yo no, al final, se dio y es ahora cuando me doy cuenta de que es mejor reaccionar ante una cantidad de cuestiones solo, sin ayuda. Y más que nada, lo inspirador y distinto que se vuelve, cómo es que termina separándote de la gente común. Probablemente sea porque uno está tan concentrado en la relación, dejando que vaya sobre ruedas y que pierda importancia el amor por uno mismo o que simplemente no se vaya todo al cuerno, que uno se olvida de la verdadera razón que lo llevó a conseguirse la mujer que tiene enfrente: por ser distinto.

Ahora, estoy siendo distinto, dándome cuenta de que no sirve hablarle a boludas que no saben distinguir entre hombres que garchan y hombres que cuidan. Que tampoco rinde bancar mensajes de giles que no saben que dar no significa después sacar. Que es mucho mejor ignorar pendejos y pendejas que piensan que con menos edad vivieron más que vos y no lo digo porque me crea más maduro, sino porque la simple edad me hizo vivir más años y equivocarme más que ellos. A veces... digo, para cerrar, querer compartir la percepción diferente del mundo que tenés se vuelve exasperante, porque los mismos ignorantes con los que tratás día a día, no saben cómo ser corteses ante una persona distinta.

El egoísmo es el punto cúlmine que los idiotas merecen sentir cuando uno tiene, finalmente, la mente clara. Y todo ésto no se trata de una falsa canalización de energía, de que todos caigan en la misma bolsa. Justamente lo contrario.

Es así cómo prefiero mantener una postura altruista. Escribir, hablar distinto, ser más profundo. Porque se bien que no soy único en el mundo, que existen muchos otros como yo, muchas otras también y que nos cruzaremos a su debido momento. Que todo enseña, que todos esos malos ratos que uno pasa al equivocarse, al golpearse y posteriormente, al desintoxicarse... sirven para que en momentos como éstos, los distintos, les demos al mundo una historia llena de inspiración y brillantez.

G

PD: ser distinto no implica tener una falencia. Significa que tal vez tengamos cabeza suficiente como para ver más allá de la estupidez humana.

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