domingo, 5 de agosto de 2012

No incumbe pero importa

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No importa mucho, tan sólo lo que quiera decir desde dentro. Pero es repetitivo para otros, lo sé, suerte que pueden mirar hacia otro lado o mirar a otros, sino... tendría que dar explicaciones y sentirme obligado a cumplir con demandas que a nadie más que G le sirven...

A veces... la veo tan confundida y a veces, tan decidida, como si tuviera el panorama claro sobre lo que quiere pero no admite que es X persona, buena o mala, puta o santa, blanco o negro... La mayor parte de sus acciones se ve envuelta por un estado gris que no la deja ver a sus alrededores y que, casualmente, es lo que realmente vale. Hoy pienso y recuerdo a varias mujeres que han dejado su huella sobre mi nombre y que no decidían qué hacer, acaso porque soy mucho y a su vez, no lo suficiente, pero siempre me mantienen cerca o al menos, eso pretenden. Y sin embargo, la absoluta continuidad se extiende hasta dignidades quebradas y roces insospechados, hasta que la dura realidad toma las riendas y nos patea duro en las partes bajas.

Puff... dije eso sin respirar y siempre me voy por las ramas cuando lo hago. Claro que me importa, ella me importa pero no deja que sea eso relevante, simplemente quiere que la toque y la haga sentir completa, que le de lo que un gran error inconsciente no puede. Nunca termina de equivocarse y parece gustarle eso, por un lado quiere tomar lo que quiere y sin responsabilidades pero por el otro... quiere que las consecuencias no resulten tan duras con ella... Es una mujer a la que a veces odio y odio que se haya cruzado en mi camino porque, así como es ahora, me sirve solamente para rememorar buenos momentos y destrozarlos... rozando la piel con otro.

Y por otro lado, la quiero, más que ninguna otra.

No creo que, en mucho pero MUCHO tiempo, ella llegue a entender lo mal que está haciendo las cosas, aún si ya no me ama pero, se va a dar cuenta de lo lejos que sus decisiones la van a llevar y que, su falta de madurez va a hacerle pagar un precio muy alto. No hay problema, yo la dejo equivocarse, pero quererla puede significar que yo no pueda quedarme de brazos cruzados mientras ella sigue golpeándose su hermosa cara contra la pared.

¿Cuántas, cuántas veces más van a tener que usarte y volver a tirar para que te des cuenta de que hay ciertas cosas que no se mezclan?

No te preocupes, yo ato mis manos. Al menos hasta que alguien nuevo y con agallas, sepa cómo desatarlas. Otra vez.

G

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