jueves, 23 de agosto de 2012

Viejos buenos ratos

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Este post no ofrecerá un camino predeterminado, probablemente termine en cualquier parte.

Aunque, de eso se trata "la absoluta continuidad", right?

Hay momentos en los cuales me pregunto a dónde van a parar los buenos ratos. He vivido muchos y de los cuales siento el orgullo de haber pertenecido a ellos, cosas de las que nunca quise desprenderme y deseé que volvieran o que se convirtieran en eternos. Pero no, llegaron los malos y luego, los peores. Entonces, continuaron sin fin, pisotéandome hasta más no poder, hasta que sólo me dediqué al silencio o a lo que fue peor: a dejar de querer a Gabriel. Y cuando todo lo malo se sucedió hasta el cansancio, cuando al fin la tormenta cedió y pude respirar un poco, no me gustó lo que vi: una imagen gabrieliana bastardeada, un ser formado por pedazos de excelentes aptitudes y otro tanto de defectos completamente desechables. Para nada me gustó lo que quedo de mí.

Y desde ése mismo estado es que ahora pienso en qué quedaron los buenos momentos. Quedan tantas cosas buenas por hacer, pero últimamente, desde el corazón roto. No logro establecer una rutina de ánimos de piedra, a prueba de recuerdos y viejos errores. Peor aún, odiosos y dolorosos. Entonces. ¿qué puedo esperar de mis actuales puntos de vista? Quiero darles a mis viejos buenos ratos un lugar de inmunidad dentro de Gabriel pero no logro siquiera mantenerlos entre mis manos por más de diez segundos. Queman y lo que sería mejor no mencionar... alimentan la ansiedad. Quieren recuperar lo bien que se vivió y salir del agujero, amén de aquellos que insisten con "pero tenés que salir solo" o "vos sos lo suficientemente fuerte para salir adelante"... blerg. Quiero vomitar cada vez que pretenden alentarme con palabras mundanas y no porque sus intenciones no sean buenas, sino porque a mi personalidad eso no le sirve.

Llegados éstos casos, de humores extraños, los viejos buenos ratos cobran sentido y se vuelven filosos. Uno empieza queriendo recuperarlos o queriendo encontrar nuevos y mejores pero todo desde la silla donde apoyamos el culo... No es que uno deba levantarse e ir a buscarlo, después de todo, la fe está quebrada (eso es algo que reservo para el siguiente episodio), pero... a veces, de tanto buscar, estaría bueno que lloviera un poco del color que uno quiera.

No me hablen de lo bien que estaré en un futuro proximo, lo que vivo es el ahora. Y ahora mismo, me siento mal. ¿Mañana? No lo sé.

Buenos ratos, váyanse a la mierda.

Que con extrañar a la enana no avanzo y vuelvo a lo peor de mí.

G

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