viernes, 2 de junio de 2017

Falta de entrenamiento

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Que esta familia es una mierda, eso quiero decir.

Sí, soy un mal hablado, aunque como ser humano que busca excusas se que en el fondo, también se que esa palabra es la adecuada para describir la situación. Podría llamarlo "redención", pero no es más que una excusa, soy un mal hablado.

Y el punto es que, no existen mejores palabras, a pesar de que las busques por horas.

Una de las tantas problemáticas que he absorbido con el pasar de los años fue la devaluación de actitudes que el ser humano tiende a generar sobre otros, a causa de su baja autoestima. Y opino que es una de las más crueles inintenciones que puedan existir, porque la misma persona que te aprecia se toma dos cervezas y de repente, elige el peor momento para defenestrar tu incapacidad para tener hijos. A veces me pregunto... cómo hace la gente para despertarse al día siguiente y dedicarles un "buen día", me pregunto porqué aplican la psicología sobre drogadictos sin remedio pero no sobre familiares menos fuertes. Me pregunto porqué el ser humano posee la brillante capacidad de dirigir mal las energías, las prácticas y los consuelos. Me pregunto si cada vez que un ser querido pierde el tacto, se abre una puerta al mundo de la oscuridad y una manada de insultos puede ensuciar hasta tu nombre.

Nada de eso, merecido.

En este mismo instante veo a la humanidad como un gran obra teatral, que mezcla todos los estilos y argumentos. Veo que cada uno actúa su papel a la perfección y moldea la forma del siguiente acto de la manera más conveniente para él o ella. Si puedo tener un jacuzzi en la terraza y no pagarte lo que te corresponde por tu trabajo dedicado, mejor. Si puedo ocultar mis falencias nombrando las tuyas, mejor. Si puedo olvidarme que sos hermano, negarte un plato de comida y venerar la ideología de mi padre, mejor. Hagámoslo, porque somos seres humanos, seres humanos que necesitan ser entrenados.

Y esa es la clave, la falta de entrenamiento.

Por eso, esta familia es una mierda.

No me duele el estómago ni el ego, porque no puedo tener hijos. Me duele la actitud o la falta de ella, porque me volví un producto pasado de fecha, descreído de la calidad del mundo y de su cordialidad.

G

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