martes, 28 de febrero de 2017

Sentido minimalista

.
No, no cierres.

Dejá que el agua corra.

La insignificancia de sentirse un grano de arena en el universo o que cada momento bueno te deje un sabor que nunca vas a probar otra vez, suelen ser lo que vestimos cada día o nos servimos en el desayuno. Puede ser un sentimiento que nos queda grande o nos abruma con su talle menor de cintura; tal vez un café aguado, sin sentido o un pedazo de pan sin sal. Puede resultar de primera mano que todo lo que nos pasa valga nada pero...

El ser humano tiende a exagerar las perspectivas, a contarte un chisme como si fuera pura mitología, una historia digna de publicar. Construimos estatuas porque podemos, mandamos sondas lo más lejos posible y hasta creamos dioses que no necesitamos. Somos omnipotentes, aspiramos a más y hasta conseguimos avanzar, evolucionar, a la vez que encontramos respuestas a preguntas que parecen imposibles. Por eso es que cuando se mezclan los sentimientos con esa pícara necesidad de agrandar las cosas... creamos lo cursi o un desastre natural.

Y luego, llegan las disculpas, los evacuados o el mismo diablo, a colectar almas que nunca le pertenecieron pero eligieron mal momento para equivocarse.

Originariamente, vivimos demasiado como para ser tan pequeños, mirando siempre en escala mayor lo que en realidad está hecho a nuestra medida. Un instante de cosas buenas no dura poco, sino que se extraña más que un mal rato y en la mayoría de los casos, termina minimizado, desgastado, aburrido. Por ello deseamos que duren eternamente, cuando en realidad poseemos la ventaja de poder repetir el plato, de cometer el mismo error o, "inteligentemente" esperar al siguiente bis. Es cierto que se siente más intenso lo malo pero también lo es que el tiempo sabe quitarle importancia y tal vez, no curarnos, sí aprender a sobrellevarlo.

Me repito: vivimos demasiado como para ser granos de arena. Nuestras vidas son demasiado valiosas y creer que no es así, es un desperdicio de recursos. ¿Querés teorizar sobre cuestiones de la vida? ¿Querés pensar de más? Todo es posible, por algo existe teoría y práctica, aunque la segunda es lo que hace funcionar tus pulmones y llena tu cabeza de nuevos recuerdos.

Pensalo.

Viví.

Recordá que todos los granos de arena brillan, cuando les da la luz.

Y en ese mismo instante, preguntate si sos capaz de explotar el arte de la repetición.

G

domingo, 19 de febrero de 2017

Cuadro altruista

.
No se preocupen, no es el escritor, sino un remanente de sus pensamientos.

Al final, no traté el altruismo en la trilogía, sino que dediqué mis recursos literarios a corregir ciertos factores externos y que afectaban mi cabeza. Fue por eso que al final, me sentí incómodo con sus resultados, retirando los vidrios rotos y guardando la cinta en un cajón.

Sep, siempre uso la alegoría del cajón.

Esta es la parte donde cualquier persona normal preferiría hablar de otra cosa, ya que todo lo ajeno a uno es excusa para no criticar lo propio y sobre todo, el comportamiento de uno mismo. Pero... ¿quién sería yo si no hiciera autocrítica? Tengan cuidado, igualmente... puede que dentro de lo "constructivo" encuentre la manera de saltar más alto.

Primero un mate.

Si me preguntás, me sentí solo la mayor parte de mi vida, como todo ser humano se encuentra al nacer y cómo marcha en gran parte de su existencia. Voy a tomarme la libertad de ser un tanto hipócrita y diré que con una sola persona me sentí en buena compañía, agregando que lo demás fue como fragmentos de buenos momentos. Y es la realidad, el amor te quita la soledad, te da el sentir más intenso y no hablo de la mujer que se haya enamorado uno, sino del estado que uno mismo siente cuando experimenta dicha situación. Personalmente, he tenido varios intentos, todos han sido "prometedores", aunque sólo uno duró lo que tuvo que durar. Pido disculpas, sé que me estoy desviando... En fin, volviendo a lo de sentirse solo, puedo encarar tímidamente el costado de la incomodidad, afirmando que muchas personas poseen muchos talentos y muchos otros poseen lo mismo pero saben aplicarlo con eficacia. Es por ello que durante un tiempo, me dediqué a explorar esos atributos y dejé que mi personalidad explotara, socialmente hablando, ganando autonomía altruista y todos esos accesorios que viene por separado.

El tema es que uno siempre descuida otros aspectos y cuando llega a cierta edad, se da cuenta de que hay actitudes propias que ya no se pueden reparar u otras cuestiones que marchan solas, sin mirar atrás. Y todo lo que nos queda es el ego, esa pared que sólo se derrumba cuando nosotros mismos explotamos una granada dentro o dejamos pasar a la persona equivocada. Podemos crear una imagen imponente de nosotros, contar historias increíbles y dignas de leyenda, pero... al final, nos vamos a dormir con la realidad encima y tal vez, con la consciencia molestándonos con el dedo en la nunca o en la sien.

Ojo, podés fanfarronear o crear mentiras para esquivar una o dos balas y cuando llegue el balance, vas a guiñar el ojo y a burlarte de la estúpida situación.

Creo que eso es aún más inteligente.

En fin.

Me voy, aún sabiendo que en mi cabeza, dejo el plato a medio terminar. Sin embargo, les pinto este cuadro y dejo tirados dos o tres pinceles, para que se imaginen el resto del paisaje.

No sean tímidos, que no muerden.

Creo.

G

lunes, 13 de febrero de 2017

Blog a marzo

.
Creo que elegí al peor director para elegir esta última trilogía.

Una vez por año, al menos, releo la mayoría de mis posts, reconstruyendo ése álbum que fui desmantelando, con cada título nuevo.

Esperen, que pongo Mozart.

Ahora sí, decía...

... que releo los post y reconstruyo mi comportamiento reciente. Lo sé, varios piensan que pierdo demasiado tiempo analizando cosas o en el pasado y la verdad es que es algo que sucede mientras voy creando nuevos recuerdos, como cuando juego al ajedrez y reviso el celular, sin descuidar mi defensa siciliana. Como he dicho en varias ocasiones, ése tipo de comportamiento resulta en ventaja y maldición, a la vez, porque el talento llegó el día que nací y la estupidez, siempre es como un resfrío, que te agarrás por un simple cambio de clima. Entonces, releí la trilogía... y me pareció patética.

La verdad es que me pareció un pésimo reflejo de mis críticas: chismosa, malintencionada, desajustada y sin afinación, hecha por las manos del director de The Room, sin lo bizarramente divertido. No tardé en darme cuenta de que se trató del mal enfoque de recursos y rápidamente, gracias a la sugerencia del diablo (metafóricamente hablando Bats), medité profundamente en dejar el blog o, al menos, empezar uno nuevo, con cintas de colores y unicornios rosados...

Sep, puntos suspensivos.

Ahhh... la música clásica me eleva el espíritu.

Tengo una relación, tal vez no trabajo, sí... historia conocida... (se viene el golpe de hombro) La cuestión es que solamente y SOLAMENTE con mis ganas deseé generar esos puntos de encuentro entre personas que solamente los adolescentes generan y sin levantar un dedo. La realidad es otra, somos mayores, ya no somos empleados de Valhalla, somos personas que perdieron el apetito por socializar con ansias y hambre, nos conformamos con vivir a diario, generar algunas expectativas a corto plazo y atesorarlas, una vez cumplidas. Dejamos de preguntar cómo se encuentra el otro, enfocándonos en creer que los demás están bien, perdiendo el costado pedagógico y el tiempo de comprensión. Claro está, que la realidad de nuestras personalidades aprendieron a la fuerza que los errores nunca se van, sino que se transforman en señales inconscientes de advertencia, que saltarán con cada nueva experiencia, advirtiéndonos de este y de aquel.

Noventa por ciento hablando de mí mismo.

Quisiera hacer más, pero la demanda por lo nuevo se lleva lo poco de ganas que tengo y tal vez sea mejor... No voy a cerrar el blog, porque es una parte de mí y abrazo toda la oscuridad de mi ser, aunque merezca mejores cosas y poner mi cabeza en pensamientos más felices. No sé, será que aún sigo siendo aquel idiota que la caga pero intenta abarcar todo, a la vez.

Porque puedo y porque no tengo puntería, que quede claro.

Es por eso que admito la fealdad de mi última trilogía pero me mantengo fiel al escritor, él es quien saca las manchas de mi pensamiento. Lo correcto sería retirarme por el resto de febrero y pensar en disfrutar un poco, a pesar de los problemas que tenga. Y volver fresco, al blog.

Tranqui, que no me voy.

ADORO escribir, aunque sea la basura que tengo en mi cabeza.

Ya sé, odiás que me critique, pero no conocés aún mi parte Laroca.

G