viernes, 14 de febrero de 2014

Sacrificios y pérdidas

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Cuando festejes éste día, acordate antes de todas las cosas que dejaste atrás, todas aquellas decisiones que tomaste en bien de una apuesta y que luego fallaron. Acordate "de las vidas que salvaste" y que luego, terminaron cayendo ante el destino y su dedo gillotina, desperdiciando tus buenas intenciones. Cuando festejes éste día, no te olvides del porqué estás donde estás, porqué siempre obtenés lo que merecés, porqué hay libertades que te atan, sí... que te atan. Acordate de que todos los caminos llevan a Roma, de que muchos festejan éste día porque no quieren quedarse solos y que otros se quejan, pero no salen a cubrir ése hueco.

A veces, mirás atrás y te das cuenta de que los errores fueron detalles menores, sobretodo si sos una persona que apuesta aún en los malos momentos, porque los cambios bruscos desestabilizan la personalidad, porque esos mismos errores son los que te enseñan a mejorar las cosas. Claro que, a uno le lleva tiempo el darse cuenta de cómo son las cosas dentro de una relación cuando todo marcha para atrás; ser protagonista te quita visión objetiva y te baja el nivel de los pensamientos al de una nuez. Pero, por regla general, se empieza por errores estúpidos, en la mayoría de los casos.

No en todos.

El problema es, piensen bien, cuando uno se encuentra haciendo las cosas de manera correcta y poco a poco se va influenciando con ciertas actitudes "irresponsables" por parte de su pareja. Es un amor, nos tiene recontra enamorados, tiene tremendas gomas, nos escucha, el primer año es el año maravilloso de Walt Disney, nos sigue en todo lo que hacemos y todo eso, perooo... Por subjetividad, nos encontramos firmando ciegamente por un tremendo paquete que incluye un error irreparable y que nos entierra hasta el suelo de problemas. Esa misma influencia está conformada por irresponsabilidad e inmadurez, con una dosis fuerte de irrealidad y otra de falsa influencia, de fondo. Vean, existen personas que no tienen un plan de vida "creíble" para sus cabezas, sino creíble para las palabras que salen de sus bocas. Por añadidura, sus egos tienden a ser de papel, careciendo de toda la fortaleza que uno mismo siente al encarar cuestiones que requieran autoestima. Y justamente eso es lo que les lleva a vivir una vida común, sin sobresaltos, una vida de conformismo. Pero eso no es todo...

Una vez afectados por el "virus", es cuestión de tiempo nomás: comenzamos a experimentar una especie de "debilidad" sobre las decisiones o las metas, en general.

Cuando el ego no es suficiente o es del tamaño de la nuez, las personas que tienden a ser así desarrollan una habilidad "absorbente", hacia sus parejas. Es así como con el tiempo, absorben parte de la autoestima ajena o proyectan sus propias metas en otras personas, sus puramente imaginadas actitudes fuertes, la escasa buena suerte, etc. Y se torna más escalofriante cuando nosotros mismos empezamos a descender en la escala evolutiva pero a nivel mental; cuando dejamos metas de lado y aprendemos a vivir del costumbrismo, cuando nos aplastamos y nos conformamos con lo poco que tenemos, cuando empieza a sobrarnos el tiempo para pensar las cosas ciento cincuenta veces y destinamos todos esos resultados en reclamar sobre cuestiones que en realidad no necesitan de un berrinche, sino de una solución. No solamente vas a estancarte, sino que vas a empezar a sentir de que te pierden el respeto.

Horrible, ¿no?

Gabriel subjetivo: les digo, viéndolo desde el futuro presente en el que vivo, donde mi mente es clara y se siente cuerda, mirar hacia atrás y recordar que alguna vez me tocó formar parte de una elite de muertos vivientes... me sigue arrancando el suspiro del superviviente sobre el bote que lo rescató de la isla, mientras mira hacia ella con resentimiento y atracción, a la vez...

No resulta fácil hablar de éste tema sin mantener una línea que me separe de la experiencia personal. Pero quiero hacerlo de todas maneras y recordar que, en éste día de los enamorados, quedaron personas atrás que aún hoy en día todos recordamos y deseamos haber no perdido pero que, más que nada merecen entender la siguiente frase, antes de perdir perdón a la soledad que nos ataca cuando lo banal resucita:

"Los sacrificios se elijen, las pérdidas no."

Fino.

G

PD: Vos sabés mucho de pérdidas, pero nada de sacrificios.

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