lunes, 24 de febrero de 2014

Pañales tamaño mental

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Toda ésta noticia sobre Ellen Page confesando su homosexualismo me hace creer que ella no lo hubiera sido si yo hubiese estado dentro del closet, con ella.

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Hablando de lo serio, lo que realmente me dejó pensando, es en el hecho de que necesite decírselo al mundo entero. Puede que sea por la simple idea de respetar a sus fans o porque deban saber lo que ella quiera inspirar con su carrera o con su imagen, pero me resulta contradictorio que diga "es un peso que me saqué de encima". O sea, sí, necesitaba decírselo a los demás.

No vamos a negar que la homosexualidad, así como el nazismo o el sexo (en varios aspectos) son temas tabú para gran parte de la sociedad. Sin embargo, creo que el mayor tema tabú por éstos días es "la aprobación". ¿Por qué? Pónganse a pensar...

Cuando hablamos en singular, cuando hablamos de uno mismo y del propósito que cumplimos en la vida en general, resulta inevitable pensar en imaginar ser la mejor persona, en poder superar todos los obstáculos, en lograr alcanzar todas las metas, en llegar a sentirse orgulloso de uno mismo... etc etc. En ser mejor, eso. La cuestión se materializa cuando nos damos cuenta de que no solamente necesitamos de la aprobación del Super Yo que habita en nuestro interior, sino en la de otros... ajenos al sistema de tiranía propia. Cuando eso sucede, es pura inconsciencia lo que nos lleva a querer impresionar, como cuando nos peinamos de una manera popular o llamativa, cuando usamos una camisa en nombre del ego o un escote apellidado "Simpática", entre tantos otros ejemplos.

"Es un peso que me saqué de encima."

No existe manera de que, bien en el fondo, querramos vivir solos. Por consecuencia, vamos a interrelacionarnos con los demás seres vivos que habiten nuestro ecosistema. Vamos a transitar pasillos angostos y llenos de aparadores con jarrones encima, vamos a perder a Leonardo Dicaprio en el medio de un mar helado y a conocer otro tipos de perfección, una y otra vez. Vamos a olvidarnos de que una paloma nos redecoró el hombro izquierdo, vamos a torturarnos con experiencias que ya quedaron en el pasado pero que con el hilo de Ariadne vamos a tener siempre presentes. Vamos a tapar el sol con un dedo y el mismo sol va a tapar con más facilidad los nueve restantes. Vamos a soñar con cosas imposibles y nos vamos a levantar con una sonrisa en el alma, mañana.

Les aseguro gente que le vamos a cambiar los pañales a la mente durante toda la vida.

A veces, sentirse aprobado por los demás nos levanta la moral, nos ven, no somos un pedazo de aire que se exhala y se expele al olvido. He vivido situaciones en las que otras personas me han contado cuestiones absurdas o ridículas para el caso y que obtuvieron como respuesta un "no hace falta que me cuentes, si a vos te gusta, me alegro por vos", porque es así, ocupamos más tiempo en proyectar la seguridad en los ajenos que explotarla para bien desde nuestros adentros.

Como Ellen Page, que más allá de que sus fans deban saberlo, que VOS lo digas y a su vez, NO quieras que los demás te juzguen, es lo de menos. Lo importante es que te sientas a gusto con lo que sos, que compartas lo que creas justo y que de una buena vez le saques el chupete a tu cabeza.

G

viernes, 14 de febrero de 2014

Sacrificios y pérdidas

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Cuando festejes éste día, acordate antes de todas las cosas que dejaste atrás, todas aquellas decisiones que tomaste en bien de una apuesta y que luego fallaron. Acordate "de las vidas que salvaste" y que luego, terminaron cayendo ante el destino y su dedo gillotina, desperdiciando tus buenas intenciones. Cuando festejes éste día, no te olvides del porqué estás donde estás, porqué siempre obtenés lo que merecés, porqué hay libertades que te atan, sí... que te atan. Acordate de que todos los caminos llevan a Roma, de que muchos festejan éste día porque no quieren quedarse solos y que otros se quejan, pero no salen a cubrir ése hueco.

A veces, mirás atrás y te das cuenta de que los errores fueron detalles menores, sobretodo si sos una persona que apuesta aún en los malos momentos, porque los cambios bruscos desestabilizan la personalidad, porque esos mismos errores son los que te enseñan a mejorar las cosas. Claro que, a uno le lleva tiempo el darse cuenta de cómo son las cosas dentro de una relación cuando todo marcha para atrás; ser protagonista te quita visión objetiva y te baja el nivel de los pensamientos al de una nuez. Pero, por regla general, se empieza por errores estúpidos, en la mayoría de los casos.

No en todos.

El problema es, piensen bien, cuando uno se encuentra haciendo las cosas de manera correcta y poco a poco se va influenciando con ciertas actitudes "irresponsables" por parte de su pareja. Es un amor, nos tiene recontra enamorados, tiene tremendas gomas, nos escucha, el primer año es el año maravilloso de Walt Disney, nos sigue en todo lo que hacemos y todo eso, perooo... Por subjetividad, nos encontramos firmando ciegamente por un tremendo paquete que incluye un error irreparable y que nos entierra hasta el suelo de problemas. Esa misma influencia está conformada por irresponsabilidad e inmadurez, con una dosis fuerte de irrealidad y otra de falsa influencia, de fondo. Vean, existen personas que no tienen un plan de vida "creíble" para sus cabezas, sino creíble para las palabras que salen de sus bocas. Por añadidura, sus egos tienden a ser de papel, careciendo de toda la fortaleza que uno mismo siente al encarar cuestiones que requieran autoestima. Y justamente eso es lo que les lleva a vivir una vida común, sin sobresaltos, una vida de conformismo. Pero eso no es todo...

Una vez afectados por el "virus", es cuestión de tiempo nomás: comenzamos a experimentar una especie de "debilidad" sobre las decisiones o las metas, en general.

Cuando el ego no es suficiente o es del tamaño de la nuez, las personas que tienden a ser así desarrollan una habilidad "absorbente", hacia sus parejas. Es así como con el tiempo, absorben parte de la autoestima ajena o proyectan sus propias metas en otras personas, sus puramente imaginadas actitudes fuertes, la escasa buena suerte, etc. Y se torna más escalofriante cuando nosotros mismos empezamos a descender en la escala evolutiva pero a nivel mental; cuando dejamos metas de lado y aprendemos a vivir del costumbrismo, cuando nos aplastamos y nos conformamos con lo poco que tenemos, cuando empieza a sobrarnos el tiempo para pensar las cosas ciento cincuenta veces y destinamos todos esos resultados en reclamar sobre cuestiones que en realidad no necesitan de un berrinche, sino de una solución. No solamente vas a estancarte, sino que vas a empezar a sentir de que te pierden el respeto.

Horrible, ¿no?

Gabriel subjetivo: les digo, viéndolo desde el futuro presente en el que vivo, donde mi mente es clara y se siente cuerda, mirar hacia atrás y recordar que alguna vez me tocó formar parte de una elite de muertos vivientes... me sigue arrancando el suspiro del superviviente sobre el bote que lo rescató de la isla, mientras mira hacia ella con resentimiento y atracción, a la vez...

No resulta fácil hablar de éste tema sin mantener una línea que me separe de la experiencia personal. Pero quiero hacerlo de todas maneras y recordar que, en éste día de los enamorados, quedaron personas atrás que aún hoy en día todos recordamos y deseamos haber no perdido pero que, más que nada merecen entender la siguiente frase, antes de perdir perdón a la soledad que nos ataca cuando lo banal resucita:

"Los sacrificios se elijen, las pérdidas no."

Fino.

G

PD: Vos sabés mucho de pérdidas, pero nada de sacrificios.