martes, 13 de diciembre de 2011

With myself

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Lo que más cuesta asumir, es la frialdad de otros. Cuando uno deja de querer, deja de apreciar todas las cosas buenas que enfrente se tiene y en la mayor parte del tiempo, es reemplazable. He terminado cuestiones con un grito poco amistoso (lo merecían) pero, aún así, me han quedado en la memoria y me he flagelado la mente pensando en ellas, he ahogado impulsos (salir a buscar) y... no sé, nunca pude ser frío del todo. Ahora... me toca y soy prescindible... creo que si, que esa es la cuestión, volverse prescindible...

No me gusta ser prescindible y debo entender a la fuerza de que en éste tipo de casos, te la tenés que bancar. Así es como ella te va a tratar.

Porque... veo todo de antemano, veo cómo las cosas se sucederán y eso me da ventaja, porque ya lo viví, ya viví todo lo que sucederá a continuación... Y aún así, seguiré equivocándome. Aunque vea ésa frialdad hacia mí, avanzaré y procuraré romperla, llenarla de calor y sé que no funcionará. Tonto, jaja, soy como cualquier otro hombre común, cuando se trata de impulsos. Y ser así, me prohíbe de tomar las cosas con calma, ¡ojalá pudiera! Sería un alivio.

Así que, me tengo que bancar el ser prescindible, mientras se cura mi cabeza.

No goza de un buen esquema lo que digo y probablemente se encuentre desordenado pero, ya les dije, es mi propia terapia, en la mayoría de los casos, hablo conmigo mismo.

G

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