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Me toca asumir las consecuencias y bien cierto es que jamás pensé en sobrellevar el papel del que aprende la lección...
Me sale tan mal.
No sabés las ganas de hacer las cosas bien.
Gabriel
miércoles, 4 de febrero de 2009
jueves, 8 de enero de 2009
Egostealer
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No es tan grave como parece, ¿no? Después de todo no estaremos toda la vida solos, podremos lidiar con un puñado de opuestos que nos prometen a futuro hacernos felices. No vamos a morir mañana. No, claro que no. Respiremos hoy. Solamente pensemos en que los días se harán largos y que cada instante en el que no ocupemos la cabeza con boludeces será interminable.
Tengo tantas cosas para decirte. Hace días que tengo un nudo en la garganta, mucho antes de que me contaras eso. Sentirme hoy reemplazable es parte de la gran bola y sabés, puede que me dejes pensar lo que quiera, acaso vos ya cubriste tu hueco (o te lo callás) y yo... por no saber cómo pedirte ayuda, le muerdo la lengua al corazón hasta el día de hoy y probablemente para siempre. Claro, sufro hoy, mejor dejemos que la imagen de vuelva difusa y todo se confunda. Que se vaya todo a la mierda y que nos veamos el día de mañana de la mano de otros. Hoy no sirve. Hoy nos equivocamos y nos negamos a lo que realmente queremos, nos ponemos a pensar en lo que no vamos a lograr en vez de lo que sí somos capaces. Vos opinás por mí, yo opino por vos, somos una mierda de gente a la hora de materializar la magia. Pero... si yo no puedo conmigo mismo y menos con una relación... ¿dónde está tu amor? ¿Qué acaso yo no te dejé del todo? ¿Qué dejé de escribirte? ¿Qué me fui? Jamás me fui... vos misma lo dijiste...
En cambio, jamás te vi volver.
Me tomé quince minutos para seguir escribiendo. Pensé... en lo que soy capaz. Que soy capaz de volver a hacerte feliz, que vos decís que hoy no y yo te digo que nada es imposible. Que tres veces te lo demostré, que te di vuelta sobre una forma desinteresada, porque yo quería estar con vos pero a cambio sólo te pedí compañía. Hoy por hoy me creo capaz de lo que sea, puede que mi vida siga patas para arriba pero vos no sos ningún nudo imposible de desatar. No obstante, tengo mis sentimientos de bronca, de ira, de desarraigo, todo hacia vos, porque preferís pensar las cosas diez veces antes, preferís esperar a que el otro "tome la iniciativa", porque tal vez esperaste aquella última vez en la parada que yo te pidiera de volver, con palabras sinceras y fuertes saliendo de mi boca, con palabras que te dotaran de confianza propia. Pero como no lo hice... preferí respetar el desorden que teníamos...
... te pensás que no quería besarte y repetirte cien veces más que aún te amaba y que cuán estúpido había sido por no haber tenido mejor idea de parar tanto sufrir que la de dejarte...
Hipócrita sos. Pero más hipócrita soy yo y es por eso que no tengo derecho a seguir diciéndolo. Vos sabrás porqué. Tu paranoia lo sabe mejor que vos incluso. Me hundiré en el infierno, probablemente, pero sabés, no soy más que una consecuencia de quien escapa hasta a la persona que más quiere porque justamente la que más lo quiere es la que más le hace daño...
Huir.
Huir.
Y huir.
Siempre te pedí ayuda con mis blasfemias y jamás las entendiste.
Te odio sabés.
Y es mejor así.
Gabriel
No es tan grave como parece, ¿no? Después de todo no estaremos toda la vida solos, podremos lidiar con un puñado de opuestos que nos prometen a futuro hacernos felices. No vamos a morir mañana. No, claro que no. Respiremos hoy. Solamente pensemos en que los días se harán largos y que cada instante en el que no ocupemos la cabeza con boludeces será interminable.
Tengo tantas cosas para decirte. Hace días que tengo un nudo en la garganta, mucho antes de que me contaras eso. Sentirme hoy reemplazable es parte de la gran bola y sabés, puede que me dejes pensar lo que quiera, acaso vos ya cubriste tu hueco (o te lo callás) y yo... por no saber cómo pedirte ayuda, le muerdo la lengua al corazón hasta el día de hoy y probablemente para siempre. Claro, sufro hoy, mejor dejemos que la imagen de vuelva difusa y todo se confunda. Que se vaya todo a la mierda y que nos veamos el día de mañana de la mano de otros. Hoy no sirve. Hoy nos equivocamos y nos negamos a lo que realmente queremos, nos ponemos a pensar en lo que no vamos a lograr en vez de lo que sí somos capaces. Vos opinás por mí, yo opino por vos, somos una mierda de gente a la hora de materializar la magia. Pero... si yo no puedo conmigo mismo y menos con una relación... ¿dónde está tu amor? ¿Qué acaso yo no te dejé del todo? ¿Qué dejé de escribirte? ¿Qué me fui? Jamás me fui... vos misma lo dijiste...
En cambio, jamás te vi volver.
Me tomé quince minutos para seguir escribiendo. Pensé... en lo que soy capaz. Que soy capaz de volver a hacerte feliz, que vos decís que hoy no y yo te digo que nada es imposible. Que tres veces te lo demostré, que te di vuelta sobre una forma desinteresada, porque yo quería estar con vos pero a cambio sólo te pedí compañía. Hoy por hoy me creo capaz de lo que sea, puede que mi vida siga patas para arriba pero vos no sos ningún nudo imposible de desatar. No obstante, tengo mis sentimientos de bronca, de ira, de desarraigo, todo hacia vos, porque preferís pensar las cosas diez veces antes, preferís esperar a que el otro "tome la iniciativa", porque tal vez esperaste aquella última vez en la parada que yo te pidiera de volver, con palabras sinceras y fuertes saliendo de mi boca, con palabras que te dotaran de confianza propia. Pero como no lo hice... preferí respetar el desorden que teníamos...
... te pensás que no quería besarte y repetirte cien veces más que aún te amaba y que cuán estúpido había sido por no haber tenido mejor idea de parar tanto sufrir que la de dejarte...
Hipócrita sos. Pero más hipócrita soy yo y es por eso que no tengo derecho a seguir diciéndolo. Vos sabrás porqué. Tu paranoia lo sabe mejor que vos incluso. Me hundiré en el infierno, probablemente, pero sabés, no soy más que una consecuencia de quien escapa hasta a la persona que más quiere porque justamente la que más lo quiere es la que más le hace daño...
Huir.
Huir.
Y huir.
Siempre te pedí ayuda con mis blasfemias y jamás las entendiste.
Te odio sabés.
Y es mejor así.
Gabriel
lunes, 17 de noviembre de 2008
lunes, 20 de octubre de 2008
Ser de palabras y no de hechos
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Las cosas se tergiversan cuando mi lado "bestia" (como M lo citó en el post anterior) se cree el dueño de la razón y no escucha opiniones ajenas pero importantes.
No lo sé... odio discutir, si tengo que plantarme un segundo, enfriar ésta cabeza que me quema detrás de los ojos, se antepone el Gabriel exigente, el que espera reacciones naturales para reacciones gabrielianas naturales. El tema se complica cuando decido hacerlo en el momento más erróneo, acá puedo hacer otro alto... y decir que nunca tomo con malas intenciones una actitud natural y sencilla, simplemente la hago porque es fiel a mí y sucede que a veces me doy cuenta de que no estoy siendo tan yo, tan Gabriel... tan tan... de a dos. Y dudo, por tomar esa actitud sin entender si me discuten porque tengo o no razón, algo que no me gusta (simplemente no dudar, estar seguro de si la tengo o no). Aquí es cuando dudo también de si elegí el peor momento o el menos, si voy porque quiero demostrar sin zaña alguna una buena acción, ¿por qué dejo de entender a la otra persona si lo único que pretendo es robarme una sonrisa? Sumemos a ésto el hecho de lo poco paciente que soy, lo fácil que me enojo en estas circunstancias, lo poco que entiendo situaciones, la sonrisa estúpida que se me dibuja porque estoy cansado de discutir por una boludez...
Todo esto forma un cóctel que más tarde será fiesta para mi ciclotimia.
Y el punto es que estoy cansado de lastimar y lastimarme, a veces no sé cómo detener ciertas malas actitudes o conseguir algo de paz continua. Me pregunto si el problema es que los dos somos inestables, si el único problema soy yo o es ella. Claro que primero me echo la culpa a mí, lo primero que hago al quedarme solo es tirar abajo toda mi entereza y lamentarme de lo que hice, con o sin mi culpa, porque en el fondo, después de una discusión, lo único que me importa es lo lejano que me siento de continuar...
Lo único que termina importándome es perder a la única persona que hoy por hoy me trae sonrisas la mayor parte de mi día.
Y que encima quiero de la manera más especial.
Ven, ya me odio por decir una "a" de más al empezar una discusión.
Por eso, me merezco estar solo.
Gabriel
Las cosas se tergiversan cuando mi lado "bestia" (como M lo citó en el post anterior) se cree el dueño de la razón y no escucha opiniones ajenas pero importantes.
No lo sé... odio discutir, si tengo que plantarme un segundo, enfriar ésta cabeza que me quema detrás de los ojos, se antepone el Gabriel exigente, el que espera reacciones naturales para reacciones gabrielianas naturales. El tema se complica cuando decido hacerlo en el momento más erróneo, acá puedo hacer otro alto... y decir que nunca tomo con malas intenciones una actitud natural y sencilla, simplemente la hago porque es fiel a mí y sucede que a veces me doy cuenta de que no estoy siendo tan yo, tan Gabriel... tan tan... de a dos. Y dudo, por tomar esa actitud sin entender si me discuten porque tengo o no razón, algo que no me gusta (simplemente no dudar, estar seguro de si la tengo o no). Aquí es cuando dudo también de si elegí el peor momento o el menos, si voy porque quiero demostrar sin zaña alguna una buena acción, ¿por qué dejo de entender a la otra persona si lo único que pretendo es robarme una sonrisa? Sumemos a ésto el hecho de lo poco paciente que soy, lo fácil que me enojo en estas circunstancias, lo poco que entiendo situaciones, la sonrisa estúpida que se me dibuja porque estoy cansado de discutir por una boludez...
Todo esto forma un cóctel que más tarde será fiesta para mi ciclotimia.
Y el punto es que estoy cansado de lastimar y lastimarme, a veces no sé cómo detener ciertas malas actitudes o conseguir algo de paz continua. Me pregunto si el problema es que los dos somos inestables, si el único problema soy yo o es ella. Claro que primero me echo la culpa a mí, lo primero que hago al quedarme solo es tirar abajo toda mi entereza y lamentarme de lo que hice, con o sin mi culpa, porque en el fondo, después de una discusión, lo único que me importa es lo lejano que me siento de continuar...
Lo único que termina importándome es perder a la única persona que hoy por hoy me trae sonrisas la mayor parte de mi día.
Y que encima quiero de la manera más especial.
Ven, ya me odio por decir una "a" de más al empezar una discusión.
Por eso, me merezco estar solo.
Gabriel
viernes, 10 de octubre de 2008
2 x 1 (negocio)
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Tratando de hacernos feliz me di cuenta de que la mitad de mi cabeza no está de acuerdo con eso.
Inverbe, egoísta, egocéntrico, endulzante, alternativo, punzante, demostrativo, genial, aplastante, bueno, natural, sencillo, sincero, ciclotímico, insultante, destructivo, saboteador, reconfortante, despreciable, acompañable, desesperante, talentoso, nato, casi perfecto, imposible de llevar...
A veces... simplemente quisiera que la gente me tapara la voz con sus propias historias.
I am the one who chose my path.
I am the one who couldn't last.
I am alive full of pain.
I feel the anger changing me.
Ayer me di cuenta de que no controlo esa mitad.
Malinterpretalo.
Gabriel
Tratando de hacernos feliz me di cuenta de que la mitad de mi cabeza no está de acuerdo con eso.
Inverbe, egoísta, egocéntrico, endulzante, alternativo, punzante, demostrativo, genial, aplastante, bueno, natural, sencillo, sincero, ciclotímico, insultante, destructivo, saboteador, reconfortante, despreciable, acompañable, desesperante, talentoso, nato, casi perfecto, imposible de llevar...
A veces... simplemente quisiera que la gente me tapara la voz con sus propias historias.
I am the one who chose my path.
I am the one who couldn't last.
I am alive full of pain.
I feel the anger changing me.
Ayer me di cuenta de que no controlo esa mitad.
Malinterpretalo.
Gabriel
viernes, 3 de octubre de 2008
¿La Pluma O La Espada?
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A veces, querer decir algo con palabras no es la mejor manera de expresarlo.
Gabriel
A veces, querer decir algo con palabras no es la mejor manera de expresarlo.
Gabriel
viernes, 12 de septiembre de 2008
Quince Minutos De Fama
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Existen personas que siguen siendo iguales luego de los veintiún años. Puede que no exactamente a esa edad cada persona forje su carácter y se prepare para ser adulto, pero a rasgos generales uno es cuando obtiene esos grandes cambios que la definen por el resto de su vida.
¿A qué voy con ésto?
A medida que pasan los años y uno va tomando consciencia de la gente que lo rodea, se va dando cuenta de lo mal que terminan algunos. Y no necesariamente porque lleguen a ser realmente malos (como la palabra lo define de manera sencilla), sino que se vuelven egoístas y erróneos, comienzan a tener equivocaciones que perjudican a los más cercanos. Pero, ¿por qué a los más cercanos? ¿No se supone que son los que más importan, a los que más se les debe respeto? ¿Cómo es que personas de bien se transforman en manipuladores de nuestros estados de ánimo? No lo sé... simplemente pasa. Y nadie se sienta dos segundos a responder el porqué, ni siquiera la misma persona que hace daño de manera consciente o no, solamente se dedica a abrir la boca o a mover las manos en perjuicio de un amigo, un familiar, una pareja. Y así, todo se va al tacho.
Pero claro, queda la gente a la que sí le importa lo que está pasando. Lo que le está pasando a ellos mismos. No la gente que tiene depresiones o ataques de rabia, celos o envidia, malicia y hasta desolación... que perjudiquen a ajenos. La gente que hace bien, que realmente hace bien y que no se merece ése tipo de descuidos es injustamente atacada, dejándolos desprovistos de sueños y esperanzas, preguntándose porqué alguien que supuestamente los quiere puede hacerles eso.
Y saben, estoy hasta las pelotas de que se caguen en uno mismo.
El único consuelo que tengo es la consciencia que todos, malos y buenos, tenemos. Que algún día nos llegará a todos y nos juzgará, con creces, sin dudar, sin objetar, sin malinterpretar. Y cada persona buena que soportó malas afrentas gratuitas ni siquiera se acordará de reírse por venganza, porque estarán disfrutando la vida lejos de ellos.
Y sí, suena triste, conocer gente, confiar en ellos plenamente, confiarles la propia vida misma, para que luego nos obliguen a perderlos.
Sin embargo, mi vida, vos, sí, vos... no estás sola.
Así como hubo y hay gente que te decepciona, te rodearás siempre de gente que te sepa querer.
Gabriel
Existen personas que siguen siendo iguales luego de los veintiún años. Puede que no exactamente a esa edad cada persona forje su carácter y se prepare para ser adulto, pero a rasgos generales uno es cuando obtiene esos grandes cambios que la definen por el resto de su vida.
¿A qué voy con ésto?
A medida que pasan los años y uno va tomando consciencia de la gente que lo rodea, se va dando cuenta de lo mal que terminan algunos. Y no necesariamente porque lleguen a ser realmente malos (como la palabra lo define de manera sencilla), sino que se vuelven egoístas y erróneos, comienzan a tener equivocaciones que perjudican a los más cercanos. Pero, ¿por qué a los más cercanos? ¿No se supone que son los que más importan, a los que más se les debe respeto? ¿Cómo es que personas de bien se transforman en manipuladores de nuestros estados de ánimo? No lo sé... simplemente pasa. Y nadie se sienta dos segundos a responder el porqué, ni siquiera la misma persona que hace daño de manera consciente o no, solamente se dedica a abrir la boca o a mover las manos en perjuicio de un amigo, un familiar, una pareja. Y así, todo se va al tacho.
Pero claro, queda la gente a la que sí le importa lo que está pasando. Lo que le está pasando a ellos mismos. No la gente que tiene depresiones o ataques de rabia, celos o envidia, malicia y hasta desolación... que perjudiquen a ajenos. La gente que hace bien, que realmente hace bien y que no se merece ése tipo de descuidos es injustamente atacada, dejándolos desprovistos de sueños y esperanzas, preguntándose porqué alguien que supuestamente los quiere puede hacerles eso.
Y saben, estoy hasta las pelotas de que se caguen en uno mismo.
El único consuelo que tengo es la consciencia que todos, malos y buenos, tenemos. Que algún día nos llegará a todos y nos juzgará, con creces, sin dudar, sin objetar, sin malinterpretar. Y cada persona buena que soportó malas afrentas gratuitas ni siquiera se acordará de reírse por venganza, porque estarán disfrutando la vida lejos de ellos.
Y sí, suena triste, conocer gente, confiar en ellos plenamente, confiarles la propia vida misma, para que luego nos obliguen a perderlos.
Sin embargo, mi vida, vos, sí, vos... no estás sola.
Así como hubo y hay gente que te decepciona, te rodearás siempre de gente que te sepa querer.
Gabriel
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