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Existen oportunidades en las que tenés que mirar las cosas desde fuera, para enfocarlas mejor. Muchas veces, nos encontramos en el medio de la niebla y claramente no vemos el destino o el propósito de dar los siguientes pasos. Es por ello que una vista en tercera persona aclara las ideas, hablo de quienes están dispuestos/as a tomar la panorámica, no de quienes prefieren cubrirse los ojos con el barro que les rodea.
A veces me pregunto si es algo malo, a los cerdos les encanta.
Todo se relaciona con puntos de vista.
Entonces, las interacciones se desarrollan al mezclar variados aristas personales, la gente choca entre sí constantemente: a veces para saludarse, a veces para discutir, a veces para tirar golpes estilo Fight Club, a veces para acompañarte. No voy a ser egoísta, es lo que los demás esperan de vos O NO, al final del día creo que la vida de uno no es más que el resultado de intercambios con otros seres vivientes. Te doy esto, recibo lo otro; ofrezco aquello, me traés lo de más allá. Te "quiero" connota de base la idea de "querer" a esa persona, su esencia nace desde la necesidad de tener "esto" o "eso" o "aquello" o... No digo que los sentimientos no existan pero, la palabra "necesidad" es demasiado fuerte como para ignorarla y si te detenés un segundo a mirarte en el espejo, te vas a dar cuenta de que necesitás arreglar el pelo y por ende, un peine o cepillo y...
... etc.
Pero si chocás, los vientos no siempre se llevan el mal olor. Barrer bajo la alfombra no hace más que acumular polvo que en un futuro vas a volver a encontrar o PEOR, que alguien más se va a tener que fumar por tu culpa. Aunque a veces, creo que el ser humano tiende a abrir la ventana y tirar la botellita; que alguien más se encargue de limpiarla, el viaje sigue, los paisajes cambian.
Es por esos mismos cambios que me alejo de tantas personas; probablemente sea porque no los aguanto pero también contemplo el hecho de que YO sea nocivo para la salud de otros. Cuando los cables se juntan y no son del mismo color, insistir en hacerlos funcionar sólo va a causar otra patada o incluso, que el presente se quede sin luz. Sí, me molesta que no preguntes cómo estoy. Y también me molesta que yo no tenga ganas de contestar.
Esa es la razón por la cual separo la cebolla grande en las comidas, porque no está cortada a mi manera.
Supongo que la mayoría tolera que nos equivoquemos tanto.
Yo ni siquiera tolero mis errores.
G
domingo, 19 de enero de 2020
martes, 7 de enero de 2020
Ahora tengo jardín
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¿Qué?
No entiendo.
Hablá claro.
Ah, eso.
Dije el año pasado que no escribía más sobre la trilogía.
Posta que no lees...
Dos meses atrás, no tenía jardín. Es más, vivía en Capital Federal (Bs. As.) y decidí mudarme a Mar del Plata. El tema es que noté rápidamente que en la ciudad plateada (?) también existían edificios, incluso los chorros se tomaban el tren, para ir a robar en vacaciones. Digo, vacaciones mías no resultaron, alguien me dijo que empezara una vida nueva; más bien se sintió como estrellar contra la pared el más delicioso plato de pastas. Fue como salir del búnker y meterse en una trinchera montada en el jardín. Y lo sabía, tenía bien en claro que el agua era marrón y aún así, decidí meter los pies en el agua.
La vida está llena de malas inversiones y a veces me pregunto porqué insistimos en creer que ciertas personas van a cambiar. Como la mujer golpeada que aún cree que su marido vaya a cambiar y nunca sucede, hasta que termina en el hospital o con psiquiatra. Como el aumento de sueldo que nunca llega o la falta de promesa en recuperar dinero prestado (por buena voluntad y ante la necesidad, aclaro). No importa como seas, no importan los deseos que tengas, el mundo no va a cambiar por vos. Si sabés que algunas personas se hurgan la nariz y creen que nadie los ve, que luego se llevan el dedo a la boca... no esperes que te crean inteligente, lo van a hacer igual.
No esperes lealtad de la nada.
Y esa es la realidad, podemos ser un desastre en lo personal, pero jamás dejar de ser leales. Jamás clavemos un cuchillo en la espalda, jamás dejemos de defender, jamás creamos que somos más que otros.
Porque no existe peor pecado que el de justificar una matanza, por culpa de la baja autoestima.
Aunque admito, la vida de esas personas debe de ser un infierno. Creer o sentirse menos que otros y pisar las flores, al tratar de apartarse del camino... mientras que a otros les sobra tacto...
Quisiera ser más sutil, pero la realidad es demasiado densa.
G
¿Qué?
No entiendo.
Hablá claro.
Ah, eso.
Dije el año pasado que no escribía más sobre la trilogía.
Posta que no lees...
Dos meses atrás, no tenía jardín. Es más, vivía en Capital Federal (Bs. As.) y decidí mudarme a Mar del Plata. El tema es que noté rápidamente que en la ciudad plateada (?) también existían edificios, incluso los chorros se tomaban el tren, para ir a robar en vacaciones. Digo, vacaciones mías no resultaron, alguien me dijo que empezara una vida nueva; más bien se sintió como estrellar contra la pared el más delicioso plato de pastas. Fue como salir del búnker y meterse en una trinchera montada en el jardín. Y lo sabía, tenía bien en claro que el agua era marrón y aún así, decidí meter los pies en el agua.
La vida está llena de malas inversiones y a veces me pregunto porqué insistimos en creer que ciertas personas van a cambiar. Como la mujer golpeada que aún cree que su marido vaya a cambiar y nunca sucede, hasta que termina en el hospital o con psiquiatra. Como el aumento de sueldo que nunca llega o la falta de promesa en recuperar dinero prestado (por buena voluntad y ante la necesidad, aclaro). No importa como seas, no importan los deseos que tengas, el mundo no va a cambiar por vos. Si sabés que algunas personas se hurgan la nariz y creen que nadie los ve, que luego se llevan el dedo a la boca... no esperes que te crean inteligente, lo van a hacer igual.
No esperes lealtad de la nada.
Y esa es la realidad, podemos ser un desastre en lo personal, pero jamás dejar de ser leales. Jamás clavemos un cuchillo en la espalda, jamás dejemos de defender, jamás creamos que somos más que otros.
Porque no existe peor pecado que el de justificar una matanza, por culpa de la baja autoestima.
Aunque admito, la vida de esas personas debe de ser un infierno. Creer o sentirse menos que otros y pisar las flores, al tratar de apartarse del camino... mientras que a otros les sobra tacto...
Quisiera ser más sutil, pero la realidad es demasiado densa.
G
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