miércoles, 15 de agosto de 2018

Pan con tabú y manteca

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Existen personas que me vuelven a hablar cuando posteo en blog.

Por otra parte, debo admitir que tengo sesenta y cinco, más o menos ocho, a diario. Voy caminando y aparece, como cuando uno tiene la necesidad de abrir la boca y usar las cuerdas vocales para socializar, digo... para materializar un pensamiento inútil en un big bang tercerizado. Como cuando subís al colectivo y alguien se apodera del asiento individual, sin mirar si hay una anciana o una embarazada al lado; digo... como quien depura una actitud egoísta y usa todo su cuerpo para denotártelo... digo... cosas de la vida.

Ese no es el tema del día, que en general nace en la ruleta gabrieliana. Sin embargo, sí debo admitir que vengo con esos días de taxista nocturno, en los que deambulo por la casa, en búsqueda de un pasajero que alimente la charla... digo, la billetera. No te rías. Bueno, reíte, es culpa mía que toque tu nervio picarón. Ahora señalame con el dedo, asentí con esa sonrisa anaranjada y guiñame el ojo, mientras retomo el tópico: quienes me conocen bien, saben que el sexo no es mi razón de existir. Sin embargo, nunca fui una persona extraña o de gustos raros... nope, me encantan las mujeres.

Y sin embargo...

Sí, dos veces.

... sin embargo, dediqué mis mejores actitudes a convertir el sexo en un arte, no tomando el atajo de los monos, el de la saliva y todo eso que las películas te ocultan entre tomas, sino... bueno, tengo que defenderme un poco y decirte que no soy un purista, jaja, todo lo contrario, pero sí lo tomo como algo rutinario. Si tengo que usar un ejemplo, aplico el de la limpieza: no necesitás limpiar tu casa todos los días, sino ensuciarla menos y mantener limpio lo que se te escape. El sexo es igual, para mí, una respobligación (jaja, viste lo que hice) que da placer y molestia, a su vez, pero no más inoportuno que ir a lavar los platos o acompañarte a la parada a las seis de la mañana. Es un arte, para mí, un refinamiento del tacto inverosímil, el "im" que precede a lo posible, las horas de charla que puedo dedicarte después... las mismas que te doy cuando me cebás mate o miramos televisión.

Asd.

Extraño la compañía, más de lo que me gusta admitir y nunca dejo de intentarlo, aunque elija a veces ocultar una nueva relación o volver a darle una oportunidad a la misma estúpida.

Vos y yo tenemos distintos niveles de vacío, así que guardá el dedo.

Y resulta burdo que quiera mencionar eso del sexo como arte, bla bla bla, porque así es mi actitud genérica hacia las relaciones. No me esfuerzo por regalarte un ramo de flores porque quiero demostrarte que soy más de lo que mi ropa oculta (jaja), sino porque mi personalidad es empática y si sonreís al recibir un roce en el punto gabrieliano, digo... en tu maquinaria de buenos momentos, mi maquinaria de trabajo en equipo y mutuo acompañamiento, sonríe también.

Estoy seguro de que ahora mismo te preguntás porqué no soy mujeriego.

No escribas, está justo detrás tuyo.

G

1 comentario:

Unknown dijo...

Siempre estoy esperando leerte ;). No es que seas menos transparente en el dia a dia, pero sí sos más poético 💗. Byes!