lunes, 18 de junio de 2018

La verdad sin conjugar

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En mis veintipico abrí mis ideas al mundo, revelando la mayoría de mis secretos y el porqué de los porqués. Con esa actitud cursi, oculté mi actitud de caballero garchador (no de mis propias palabras) y dejé la propina sobre la mesa, dejando que mi mirada expresase el resto de mis gestos. El observador había conquistado América. (o como lo llamasen sus habitantes. en aquel momento). Y al octavo día, descansé, con el regazo de una mujer sobre mí.

Oh, que mundo tan fascinante el recientemente descubierto. Especias de todo tipo, maravillas exóticas y mucha naturaleza, mucho "barrio" entre las venas. Por un instante, dejé que me invadiera la normalidad y el mundo se congregó a mi alrededor, a escuchar todas las historias que tenía para quemar sobre la fogata. Fue un período de increíble aprendizaje, maduré una parte que jamás llegué a entender, no hasta hace poco. Y como si la manzana fuera olvidada sobre la hierba, las vivencias fueron pudriendo el color de las cosas, enterrando los momentos en el cementerio de la memoria.

Donde ni siquiera flores podemos llevar.

Hoy en día, ser adulto representa dejar de lado todos esos sueños estúpidos y adolescentes. O sea, podemos luchar por lo que queremos pero no es más que eso: "peleo por lo que QUIERO." La gente tiende a ponerle flores, poesías y manteles, para que al final pase la cena y nadie quiera lavar los platos. Exagero, claro está, mi punto es que tendemos a pintar el frente de la casa, mientras la humedad de dentro no se vea. Ser adultos nos trae la dura realidad de frente, imposible de esquivar y la mayoría de las personas eligen seguir disfrazando esas pequeñas buenas cosas con títulos increíbles y sacados de la mente más ingeniosa.

Más asombroso aún resulta que mi mente sea una de esas talentosas, que puedan inventar historias maravillosas y prefiera el sabor de las cotas más la falta de envase de la realidad. Me enriendo con las palabras o es mi mente la que lo hace... quiero decir que prefiero ver el mundo por lo que es y no por la falta de visión sobre los huesos; entiendo que el amor representa un conjunto de emociones, sensaciones y necesidades sobre otros seres humanos, entiendo que muchas veces la esperanza no es más que la incapacidad de tomar una decisión, que los amigos no están realmente para dejar sus vidas de lado y sacarte de los charcos, que la sangre no es más que un estorbo y que al final... te ata sobre gente que casi siempre piensan más en ellos que en vos.

Puedo enumerar miles de ejemplos, puedo señalar al mundo sin culpa alguna, más sabiendo que mi falta de explosión no se debe a la vagancia o a un inexistente corazón roto, sino al ver el panorama como es, sin vueltas ni múltiples respuestas. La verdad es una sola, afectada por la subjetividad de quien la pronuncia, pero al final... sólo la experiencia es inquebrantable y cuando escupo mis determinaciones, las baso en lo que ya viví. Pierdo el tacto a veces, lo sé, aunque tampoco quiero volver a ponerle una camisa de flores.

La verdad es y no necesita ser acompañada de verbo alguno.

No es que no crea en fabricar mundos maravillosos, sino que siento que mi manera de pensar en party está devaluada, al menos por la mayoría de mis alrededores.

G

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