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¿Cuánta pasión es capaz de soportar tu cuerpo?
¿Tanta?
Digo, ¿tanta que la confundís con lujuria? No te recuerdo tan arrogante y desorientada... No hables, dejame escuchar un instante más ese violín... (ahora es cuando llega el crescendo) ¿Podés oír? Es como si el viento te corta la piel del brazo sin producir dolor, como si el alma se dobla en dos y sólo dibujás una sonrisa.
¿Esa es la pasión? Te juro que no hablo de vos, te juro que no sos más que un ejemplo genérico que tomé del estante, una muestra para clientes. Podés darte el uso que prefieras aunque la pasión... oh, la pasión es de madera fina. ¿Sentís que vas a estallar? ¿Sentís cómo el piano apila una absoluta imaginación de sentidos? Nada hay que imaginar, pero hacerlo es poco, la música es la verdadera madre, quien te entiende desde las raíces, quien te llama y te lleva donde más quieras.
Puedo escribir infinitos versos con maestría y, aún así, no podría describir esta pasión. Escucho una llave girar, una puerta expectante. Cerrá los ojos, dejá que el cuerpo mire por vos, ¿sentís la música? Pero claro que son cientos de cosas, porque todo se mezcla cuando se trata de sentimientos. Vos creés que yo te veo como mármol sobre un pedestal, yo creo que no existen ángeles que puedan rivalizar tu belleza y somos objetos abstractos, somos ideas deformes, sin líneas ni sombra, somos palabras que describen diccionarios en blanco, somos nada... somos el universo, somos un punto negro... un punto negro que todos miran y recuerdan.
¿Aún tenés los ojos cerrados? Están llegando las campanas, mientras el piano te acomoda y arropa. Hay silencios que apenas se atreven a mirarnos, hay pensamientos que procuran espiar sobre el hombro de estos susurros. ¿Oís la música? ¿Sentís la pasión? ¿Cuántas ganas tenés de formar parte de mi mundo? Sí, a vos te digo, a la que dejaría todo por una mirada de aprobación, un instante más de absorción. Podemos ser el mundo, si vos lo deseás, podemos crear y desatar emociones extremas.
¿Está bueno eso de ser sólo una lectora?
¿Cuánto coraje hace falta?
¿Creés conocerme?
Respirá profundo.
G
lunes, 22 de mayo de 2017
viernes, 12 de mayo de 2017
Sabor a borrador
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"Verás, tu viejo tenía la costumbre de primero pensar mal de la gente y luego, juzgarla como si nunca en su vida se hubiere equivocado. En consecuencia, su dedicación sentimental se dividía entre la responsabilidad y los juicios, algo que repartía en iguales proporciones. Como una persona que te echa en cara las cosas, solamente que esta vez lo hace el marido de tu vieja, la persona que ella misma te enseña a respetar. Y es una lástima, porque los vínculos de familia son los más delicados de tratar y en consecuencia, de enderezar."
Este es uno de esos posts en los que arranco a escribir y continuo sin tomar respiro, hasta el final, para luego mandarlo a borradores. La verdad es que ustedes leen la mitad de lo que escribo y si alguna vez decidiera sacarlos del freezer, tendrían un tópico todos los días. Debo admitir que soy selectivo con lo que posteo, algo que años atrás no hubiera podido realizar con frialdad pero sucede hoy, sucede porque la mente se enfría... no, los impulsos envejecen, la energía no es la misma.
Y es por eso que existen los borradores.
El punto al que quiero llegar muy distinto al comienzo y no puedo evitar sentirme obstruido por la idea de "familia". Veo que la mía está rota, que las bases no son más que pedazos de cristal y que algún día estallará en la cara de unos cuantos. Mi papel es el del tonto, porque no he visto mejoras con el pasar de los años y todo está viniéndose abajo. Claro está que este es el punto en el que no tengor razones para quedarme, más que las de la providencia. Y a pesar de que no dure para siempre, el presente es intenso, salvaje, cubre por momentos todo lo bueno que se encuentra fuera. Qué puedo decir, es como volver del trabajo y encontrarse los platos para lavar.
Bueno, en realidad están para lavar.
También.
La sangre es debilidad.
¿Muy radical? Bueno, todos sabemos que se trata del ser humano, donde unos padres maltratan a sus hijos y otros, son perfectamente empáticos. Es así, no podemos generalizar pero sí categorizar y creo que el punto que busco se adhiere al sentido en el que los planetas de alinean para cada uno. Perdón, demasiada metáfora... quise decir que cada quien se acomoda como puede o cae en el intento, ya que los ejemplos no duran para siempre y mutan, mutan según la personalidad de cada uno. Yo no tengo ejemplos claros a seguir, un plato de comida me llena la panza pero no la mente, aunque la mente no piensa si el estómago se detiene... y la maldita espiral que te tiene agarrado de los huevos.
El tiempo pasa y las cosas cambian, al menos yo me encontré toda la vida rodeado de malos ejemplos y ejemplosechadosencara. Nunca quise recibir un plato de comida y luego, que me digan que la música que escucho es basura. Eso no es crianza, eso es gran falta de modales o respeto.
Al final, no me veo aplicando los mismos ejemplos y tal vez, la falta de hijos me ayudó a no cometer los mismos errores. Otra cuestión es la pedagogía a la que me até desde adolescente, so... mi futuro será diferente, con otro tipo de errores en la cuenta. No es un alivio, sí una vida distinta.
¿Leyeron? Distinta.
Debajo de toda esa capa familiera existen seres humanos y esa es la verdad de la milanesa: la esencia misma de la insuficiencia social.
Perdón si sueno ahogado, pero así es como suenan mis borradores.
G
"Verás, tu viejo tenía la costumbre de primero pensar mal de la gente y luego, juzgarla como si nunca en su vida se hubiere equivocado. En consecuencia, su dedicación sentimental se dividía entre la responsabilidad y los juicios, algo que repartía en iguales proporciones. Como una persona que te echa en cara las cosas, solamente que esta vez lo hace el marido de tu vieja, la persona que ella misma te enseña a respetar. Y es una lástima, porque los vínculos de familia son los más delicados de tratar y en consecuencia, de enderezar."
Este es uno de esos posts en los que arranco a escribir y continuo sin tomar respiro, hasta el final, para luego mandarlo a borradores. La verdad es que ustedes leen la mitad de lo que escribo y si alguna vez decidiera sacarlos del freezer, tendrían un tópico todos los días. Debo admitir que soy selectivo con lo que posteo, algo que años atrás no hubiera podido realizar con frialdad pero sucede hoy, sucede porque la mente se enfría... no, los impulsos envejecen, la energía no es la misma.
Y es por eso que existen los borradores.
El punto al que quiero llegar muy distinto al comienzo y no puedo evitar sentirme obstruido por la idea de "familia". Veo que la mía está rota, que las bases no son más que pedazos de cristal y que algún día estallará en la cara de unos cuantos. Mi papel es el del tonto, porque no he visto mejoras con el pasar de los años y todo está viniéndose abajo. Claro está que este es el punto en el que no tengor razones para quedarme, más que las de la providencia. Y a pesar de que no dure para siempre, el presente es intenso, salvaje, cubre por momentos todo lo bueno que se encuentra fuera. Qué puedo decir, es como volver del trabajo y encontrarse los platos para lavar.
Bueno, en realidad están para lavar.
También.
La sangre es debilidad.
¿Muy radical? Bueno, todos sabemos que se trata del ser humano, donde unos padres maltratan a sus hijos y otros, son perfectamente empáticos. Es así, no podemos generalizar pero sí categorizar y creo que el punto que busco se adhiere al sentido en el que los planetas de alinean para cada uno. Perdón, demasiada metáfora... quise decir que cada quien se acomoda como puede o cae en el intento, ya que los ejemplos no duran para siempre y mutan, mutan según la personalidad de cada uno. Yo no tengo ejemplos claros a seguir, un plato de comida me llena la panza pero no la mente, aunque la mente no piensa si el estómago se detiene... y la maldita espiral que te tiene agarrado de los huevos.
El tiempo pasa y las cosas cambian, al menos yo me encontré toda la vida rodeado de malos ejemplos y ejemplosechadosencara. Nunca quise recibir un plato de comida y luego, que me digan que la música que escucho es basura. Eso no es crianza, eso es gran falta de modales o respeto.
Al final, no me veo aplicando los mismos ejemplos y tal vez, la falta de hijos me ayudó a no cometer los mismos errores. Otra cuestión es la pedagogía a la que me até desde adolescente, so... mi futuro será diferente, con otro tipo de errores en la cuenta. No es un alivio, sí una vida distinta.
¿Leyeron? Distinta.
Debajo de toda esa capa familiera existen seres humanos y esa es la verdad de la milanesa: la esencia misma de la insuficiencia social.
Perdón si sueno ahogado, pero así es como suenan mis borradores.
G
miércoles, 3 de mayo de 2017
Sacando a pasear las ideas
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No se si identificarme con el silencio de los ajenos o sentir melancolía, por la falta de comunicación.
En la mayoría de los casos, entiendo cuando el rostro de una persona pide a gritos escupir la verdad y la persona elige el silencio. Es más, creo que estoy cansado de que tantas veces no me contesten, que me dejen hablando solo y resumiendo ideas como si fuera la radio (recuerdo que mucha gente le hablaba a la radio, si es que no lo siguen haciendo). Entiendo muy bien que tantos me escuchan y procuran asimilar lo que digo aunque... otros tantos simplemente son diarieros, personas que se autoencasillan en la estupidez de los canales de aire y de veintidós flacos corriendo detrás de una pelota.
Bueno, el arqueros esperan, en realidad.
¿Por qué entro en terreno subjetivo?
Porque necesito probar un punto.
Voy a borrar primero la hipocresía del post, afirmando que toda reflexión arranca desde una mente de corazón incómodo, que no encuentra su lugar dentro de todo aquello que reinó en su entorno y por eones. Más allá de que mi falta de atropello hacia el futuro haya sido apaciguada por la vida común y rutinaria a la que mi familia me ha sometido, admito que mi personalidad es más tradicionalista... no, costumbrista, aunque si mi viejo hubiese sido el dueño de medio país, la historia hubiese resultado distinta, asumo.
Hoy cumplo seis meses con una mujer que todos imaginan inventada y tienen razones suficientes para creerlo. Eso no me concierne, porque he aprendido a separar las historias y conformar solamente el lado de la cinta que me envuelve. Aunque pueda suceder que el día de mañana tenga que pasar por otro proceso de desintoxicación, se que es mi presente y es lo que respiro, lo que siento en carne viva, lo que me aporta momentos de felicidad. Yendo más allá, creo que todos esos pensamientos que me hacen recaer en blog, una y otra vez, no son más que lastre, porque las relaciones que han sido bastardeadas en demasía no resultan más que peso muerto. Bueno, ciertamente es decirlo sin tacto, pero también creo que es exagerado... Sin embargo, denegar mi naturaleza es pecado mayor, porque tengo consciencia y acaba de cumplir treinta y siete años, suficientes como para entender que muchas veces hay que dejar el amor de lado.
Bomba, me tiembla la integridad al decir eso.
Ahora que lo pienso, en mi familia nunca hubo lugar para los escritores.
Aún así, me tomo unos segundos para ver qué es lo que queda en mi cabeza y siguen siendo los mismos valores. Todo está ahí, intacto. Todas las charlas, el parloteo, el amontonamiento de palabras y el ritmo que pocos pueden seguir cuando hablo. Es que tal vez no sea que ellos sean lentos, sino que yo no quiero bajar más un peldaño, que me estoy volviendo cada vez mayor y menos tolerante. ¿Diferencias cuando era joven? Calculo que la energía, que no es la misma. Uno dice, ya no tengo paciencia como antes, pero antes tampoco la tenía y era más obvia, porque invertía energía, mucha energía en que los demás se enterasen. Hoy elijo otro camino, el del silencio... si, el del mismo silencio que muchos me dedican luego de escuchar uno de mis monólogos.
Cuando empecé el post, sabía cómo lo iba a empezar y acarreaba la sensación. Muchas veces llego a este lugar de la misma manera y dejo que mi cabeza explique, no porque otros deban entender, sino porque mi ojos necesitan absorber las ideas pero desde el exterior, tratando de aprender el lenguaje gabrieliano de mis pensamientos.
Resulta gracioso saber que están tan cerca de mi cerebro y aún así, no puedan ver. Tanto que necesitan de una verdadera perspectiva, de las externas, de las objetivas.
Y esto es lo que tengo en mi cabeza.
Inconformidad en un mundo y amor, en el derecho.
Felices seis meses, Susan.
G
No se si identificarme con el silencio de los ajenos o sentir melancolía, por la falta de comunicación.
En la mayoría de los casos, entiendo cuando el rostro de una persona pide a gritos escupir la verdad y la persona elige el silencio. Es más, creo que estoy cansado de que tantas veces no me contesten, que me dejen hablando solo y resumiendo ideas como si fuera la radio (recuerdo que mucha gente le hablaba a la radio, si es que no lo siguen haciendo). Entiendo muy bien que tantos me escuchan y procuran asimilar lo que digo aunque... otros tantos simplemente son diarieros, personas que se autoencasillan en la estupidez de los canales de aire y de veintidós flacos corriendo detrás de una pelota.
Bueno, el arqueros esperan, en realidad.
¿Por qué entro en terreno subjetivo?
Porque necesito probar un punto.
Voy a borrar primero la hipocresía del post, afirmando que toda reflexión arranca desde una mente de corazón incómodo, que no encuentra su lugar dentro de todo aquello que reinó en su entorno y por eones. Más allá de que mi falta de atropello hacia el futuro haya sido apaciguada por la vida común y rutinaria a la que mi familia me ha sometido, admito que mi personalidad es más tradicionalista... no, costumbrista, aunque si mi viejo hubiese sido el dueño de medio país, la historia hubiese resultado distinta, asumo.
Hoy cumplo seis meses con una mujer que todos imaginan inventada y tienen razones suficientes para creerlo. Eso no me concierne, porque he aprendido a separar las historias y conformar solamente el lado de la cinta que me envuelve. Aunque pueda suceder que el día de mañana tenga que pasar por otro proceso de desintoxicación, se que es mi presente y es lo que respiro, lo que siento en carne viva, lo que me aporta momentos de felicidad. Yendo más allá, creo que todos esos pensamientos que me hacen recaer en blog, una y otra vez, no son más que lastre, porque las relaciones que han sido bastardeadas en demasía no resultan más que peso muerto. Bueno, ciertamente es decirlo sin tacto, pero también creo que es exagerado... Sin embargo, denegar mi naturaleza es pecado mayor, porque tengo consciencia y acaba de cumplir treinta y siete años, suficientes como para entender que muchas veces hay que dejar el amor de lado.
Bomba, me tiembla la integridad al decir eso.
Ahora que lo pienso, en mi familia nunca hubo lugar para los escritores.
Aún así, me tomo unos segundos para ver qué es lo que queda en mi cabeza y siguen siendo los mismos valores. Todo está ahí, intacto. Todas las charlas, el parloteo, el amontonamiento de palabras y el ritmo que pocos pueden seguir cuando hablo. Es que tal vez no sea que ellos sean lentos, sino que yo no quiero bajar más un peldaño, que me estoy volviendo cada vez mayor y menos tolerante. ¿Diferencias cuando era joven? Calculo que la energía, que no es la misma. Uno dice, ya no tengo paciencia como antes, pero antes tampoco la tenía y era más obvia, porque invertía energía, mucha energía en que los demás se enterasen. Hoy elijo otro camino, el del silencio... si, el del mismo silencio que muchos me dedican luego de escuchar uno de mis monólogos.
Cuando empecé el post, sabía cómo lo iba a empezar y acarreaba la sensación. Muchas veces llego a este lugar de la misma manera y dejo que mi cabeza explique, no porque otros deban entender, sino porque mi ojos necesitan absorber las ideas pero desde el exterior, tratando de aprender el lenguaje gabrieliano de mis pensamientos.
Resulta gracioso saber que están tan cerca de mi cerebro y aún así, no puedan ver. Tanto que necesitan de una verdadera perspectiva, de las externas, de las objetivas.
Y esto es lo que tengo en mi cabeza.
Inconformidad en un mundo y amor, en el derecho.
Felices seis meses, Susan.
G
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