lunes, 8 de abril de 2013

Your own choices

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Creo que, hoy escribo algunas palabras sobre vos porque no tengo a quien más hablarle o porque decidí hace cuatro años atrás, hacer limpieza de gente en mi vida. Sin embargo, hay frases que decís y que me quedan flotando, que mi mente luego absorbe y divide en millones de partes, para finalmente analizarlas por el resto de la vida útil de tus recuerdos.

Es bien sabido que tu gran problema es mantener tu vida sentimental de manera cómoda o sin contratiempos (que dicho sea de paso, se conforma con demasiado poco). Es bien sabido que no tiene que pasar una semana para que te encuentres bajo las sábanas de otro hombre o de varios, que si bien justificás el hecho de tener sexo hasta con amigos con la idea de que "el cuerpo te lo pide", la cuestión profundiza más allá y termina desembocando en un grave problema de soledad y con un plus de falta de imagen masculina fuerte en tu familia.

Soy bien conocido por mi carácter neurótico y ciclotímico, que de a ratos raya lo bipolar. En realidad, soy una persona que se deja llevar fácilmente por los malos momentos o por aquellas personas que atentan contra mi propia traquilidad. Pero... bajo esa capa de humor cambiante e insoportable para terceros, encuentro las razones más acertadas y mis pensamientos llegan a buen puerto la mayor parte de las veces. Es por ello que varias personas me detestan y envidian, aunque siquiera me necesiten en sus vidas pero bueh, prefieren perder el tiempo metiendo a Gabriel en sus cabezas.

Y es por eso mismo que llego a retener algo que dijiste, algo que respondiste a una pregunta de lo más estúpida y con respuesta aún más inservible: "el me deja". ¿Te deja qué? Compartirte con otros... eso mismo. Pero, ¿sería "te deja" o "no le molesta"? Para vos, es la primera, porque siempre necesitás la aprobación de la imagen masculina que te lleva a la cama. Te atás pero de una manera completamente infantil, escondés un complejo de Edipo en la mayor parte de sus aspectos y terminás haciendo todas aquellas cosas que tu viejo no permitiría, comprometiendo tu propia seguridad en el transcurso. Siquiera terminás velando por tu vida, siempre y cuando te "dejen".

Completamente decepcionado estoy. Desde que te conozco, procuro que cambies y te vuelvas una persona que se quiere más y que encuentra un centro, que madura, que se hace respetar, que sabe decir que no. Sin embargo, todos mis esfuerzos resultaron inútiles, jamás pretendiste mejorar ni tampoco inspirar mejorías en la persona que tuviste al lado (tanto a mi como a otros), sino que viviste el momento y nada más, jamás pensaste en las consecuencias de tus propias acciones.

Es triste, porque te quiero. Y hablaré un tiempo más de vos, sobre todo, en mi cabeza. Porque me levanto todos los días queriéndote y así será inciertamente, hasta que alguien más se atreva a inspirar mi vida y no a "dejar" que tome decisiones por ella misma.

G

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