domingo, 13 de noviembre de 2022

Para alguien morí

 .

Como empezar el primer párrafo de esta terrible historia. No terrible en su entera existencia, más en el final, cuando todo lo que importa se esfuma en una despedida forzosamente concebida. ¿Qué puedo decirle a los demás, cuando el vacío con nombre y apellido, se hace presente a las patadas? ¿Qué decirle a los demás, más que brindarles la misma cantidad de lágrimas y silencio?

Porque eso es todo lo que tenemos, Jorge, eso es lo que nos queda.

Nunca tuvimos poder de decisión. Fuimos a hablarte, a darte ánimos y coraje, a juntar valentía nosotros mismos, en esta redundancia absurda que se llama vida. Hablamos de pavadas y de fuerza, te tocamos la frente y la humildad, porque vos eras el mejor de todos, el que realmente merecía vivir la vida, a pleno. Qué somos nosotros, ahora mismo... más que pedazos de carne colgando en los huesos, mirando al amanecer y añorando alcanzarlo.

Qué importa al final, lo que sienta el resto. Importa que te plantaste en 33 y nada más. Ojalá pudiera escribir con tantas lágrimas sobre la injusticia de que te haya alcanzado la señora de negro. Qué importa lo que diga, si al final, las palabras son tan efímeras como la vida misma, un regalo maldito del que pocos aprenden a disfrutar.

No quiero seguir hablando, tampoco quiero despedirme.

Porque estoy seguro de que algún día vas a entrar por esa puerta y vas a decir "para alguien morí".

G