martes, 5 de abril de 2022

No sabés lo que perdés, hasta que lo tenés

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Trilogía: parte tres.

Hay días en los que camino por ese pasillo, chocándome con los costados, adrede. Supongo que todos tenemos días así, en los que cualquier acto de violencia, nacido desde nuestras entrañas y expulsado hacia el mundo exterior... supongo que todos necesitamos literalmente golpearnos contra algunas paredes y no para aprender una lección.

Llevo varios meses en silencio, desde que empezó este 2022. Arranqué trabajando como un monstruo, incluso experimenté todo tipo de padencia física, por extralimitarme en el trabajo. Nop, no tuve Covid, aún sigo invicto y exagerado en las medidas de prevención. Tuve varios tópicos en mi cabeza pero cero ganas de hablarlos. Lamentablemente, me apasionan más los videojuegos que la escritura y resultan un escape instantáneo contra la realidad, a diferencia de sentarse a escribir. Claramente no tengo la cultura del escritor, sino... adoraría leer y escribir diariamente. Ahora que recuerdo, cuando nos mudamos a Yapeyú, éramos bastante pobres y yo me iba caminando al colegio, para gastarme ese $1,40 en fichines (cinco fichas, como mucho). Cuando tuve trabajo, empecé a comprarme mis libros y seguía caminando, pero iba leyéndolos.

Si hago memoria, recuerdo rápidamente que adoraba leer.

Lo que me sucede ahora es que necesito anteojos, porque la vista se me cansa con facilidad. Paso mucho tiempo delante del monitor, so... Probablemente necesite otro par, para sobrellevar la fuerte luz que emite la realidad diaria. Hace un rato pensaba en lo que me falta para cobrar, en si me pagarán en fecha, si se harán cargo de mis aportes, si llegaré a tiempo con el alquiler, si el mes que viene tendré laburo, si me valoran luego de dos años trabajando "con" ellos. Todas boludeces, disculpen la expresión, no existe una mejor descripción para todas estas cuestiones diarias que te achican el rango de visión. Recién ahora entiendo lo que un verdadero bohemio tiene: la facilidad para desentenderse de las responsabilidades y darse el lujo de reenfocar esa energía libre en crear arte.

¿Qué? ¿Así no funciona?

PAPÁ...

Hay veces en las que blog me devuelve la memoria, con tantos boletos gratuitos al pasado. Y al comienzo, ves la parte bonita de ese pasado, convirtiendo este post en algo maravilloso. Pero, a medida que te adentrás en la ciudad, comenzás a experimentar los aerosoles y el olor a mugre. De repente, las experiencias se tornan sombrías y la tinta recupera su tono oscuro.

Tal vez... esa sea la respuesta. Tal vez... deba aprender a llevarme bien con los puntos suspensivos. Saben, hace un tiempo dije que no iba a usar más puntos suspensivos, que mi vida iba a ser directa y sin vueltas. Y fue peligroso no consumir esa azúcar, así que decidí volver a tomar café dulce. El mate no, dejalo así, que está perfecto.

La respuesta, ahora que leo estos párrafos en sentido contrario es que, la escritura parece conocerme mejor de lo que creo y que debería reunirme más seguido a escuchar sus consejos.

Sino, mirá la cantidad de metáforas y ejemplos literales que tiré por ahí.

Voy a buscar la cámara de fotos.

Si, está más allá del pasillo.

G