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Hola, ¿queda alguien?
No me acuerdo lo que iba a decir, pero tiene que ver con esta gigante torre de Babel llamada "planeta", donde todos hablamos distintos idiomas. Y cuando uno es empático, pero tiene todos esos terrores metidos en el alma, se sufre una lucha interna, entre el hambre de aplausos y la tranquilidad. Tal vez eso nos lleve a preguntarnos "qué es vivir" o "porqué estamos acá".
En el fondo, poco importa, ya que existen situaciones que nos dan goce y nos ayudan a enterrar las pesadillas. Por supuesto que hablo de las necesidades de cada individuo y su capacidad por dar algo a cambio. Emboracharse puede estar bueno, puede liberarnos, siempre y cuando estés dispuesto a vomitar toda esa libertad a la mañana siguiente.
Hoy le dije a alguien: "te soy completamente honesto, no me importa." El contexto estaba envuelto por sus constantes quejas a la falta de lujos, necesidades que esa persona tiene pero no da algo a cambio, como el resto hacemos. Ojalá pudiésemos inventar nuestro propio planeta en el vacío y aún así, seguiría perteneciendo al universo, donde cualquier cometa pudiera estrellarse y cambiar para siempre nuestras recientes acciones. Eso me hace pensar en las veces que escuché que vivimos de prestado, que nada nos pertenece, que somos efímeros y que nadie notará nuestra ausencia.
Mientras tanto, hablamos distintos idiomas.
Qué querés que te diga.
Mientras podamos darle doble click, vamos a sentirnos aliviados, aunque sea por un rato. Ayuda tener un espacio en el que podemos cerrar la puerta y dejar al mundo detrás, ya que no todos estamos dispuestos a escuchar el tutumtumtúm, a cambio de una sonrisa al hablar de literatura. Puede que sea falta de puntería pero el mundo es como es y no soy más que un pedazo de carne que se dirije al último banquete, cocinado o no.
Divagues, tal vez. Falta de ambición, puede ser.
Pero es que nada me voy a llevar a la tumba.
Sólo mi propio idioma.
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