viernes, 24 de noviembre de 2017

El verdadero pedestal

Más de una vez tengo ganas de cagarte a trompadas, pero el limbo te compra el tiempo necesario para que mis nervios se calmen.

Bah, el limbo, si las vacas gozan de mayor confort e inteligencia que en tu charco de hipocresía y falta de modales. Sin embargo, muchas veces siento que tenés lo que te merecés, una metáfora de lo lejos que están tus dedos de alcanzar la estabilidad social y personal. Sabés, la vida te devuelve en abundancia, no lo olvides.

Algo que sí me causa gracia es el hecho de que interpretás mis posts de la manera que más se te canta, jaja. Armás una novela en tu cabeza que ni yo imagino cuando aprieto "publicar". Debería darme tristeza saber que entrás a mi blog para "juntar chisme" y no para "reflexionar", se que tenés resabios de lo que fuimos y hoy te dejás empujar por lo que te se te acerca. Bueno, al menos no soy careta pero te voy a contar un secreto: me volví un camaleón y soy lo que quieras que sea... JAJA, NO... PERDÓN, es tan mala alegoría que no puedo usarla en un post. Digo, me convierto en lo que cada uno merece y vos sos una persona llena de mentiras, falsedades, falta de ego y valor. Por eso es que no tenemos esas conversaciones sobre conquistar el mundo. En cambio, prefiero contarte pequeñas historias de momentos que nunca existieron y dejar que absorbas esas mentiras como si fueran rutina, lo creas o no, porque yo toqué el mundo y vos me viste hacerlo, punto.

Vos me viste hacerlo y esa es la verdad absoluta.

Entonces, ¿qué hace una persona que solamente observa? Come pasto, se revuelca en el lodo, se voltea a las de su especie. Perdón, muy bajo de mi parte. Hace cosas, eso. Y al final, luego de haber cambiado la apariencia, conquistado la barra y coleccionado algunos papeles, siempre será el cobarde aprovechador, el que se esconde detrás de su ego y deja que la vergüenza hable mal de los demás. Porque es así cómo se comportan las personas con baja autoestima. Los lindos quieren ser feos y los feos... bueno, viceversa.

Tengo bronca, al principio. Pero ya te dije, las pulgadas.

La posición en el mundo no te la hacés por lo material, sino por tu naturaleza y la necesidad de la misma en llamar la atención.

Yo se de humildad.

¿Por casa cómo andamos?

G