domingo, 3 de septiembre de 2017

Ni uno menos

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Jamás le creas a una persona que le gusta opinar sobre la vida de los demás pero detesta que lo hagan sobre la suya.

Esa chica tiene razón: estoy exigiéndole cosas a una persona que no puede dar. Claro que lo hace, aunque solamente cuando pueda disfrutar de la situación, de los beneficios. Y me quedo pensando en la idea de que su cerebro sólo funciona para la distención, no para el verdadero razonamiento, la meditación.

Existen tantas personas duras de razonamiento y aclaremos de entrada que ninguno de los costados son malos, sino opuestos y por ende, rivales en química. Pero tenemos al ser humano como catalizador... y la ecuación vuela por los aires. El claro ejemplo es que yo veo con claridad lo que acabo de escribir en este párrafo y cuando llega el cabeza dura que me lee, razona únicamente sobre la parte en la que digo "duro". Sí, ya hablé de las personas a las que les gusta el mambo, el puterío, pero hay gente que, en base a ilógicas ya formadas, obvian detalles importantes o frases enteras. Me causa un tanto de gracia, porque vi tantas rocas formarse desde que eran bebés... xD Y ahora veo que se transforman en viejos chotos, aún más gruñones que yo.

Gruñones, qué bueno soy.

HIPÓCRITAS.

Hola, bienvenidos a mi blog, donde opino lo que se me da la gana.

Y no se me ocurre mejor metáfora para la situación, un blog en el que no tolero lo que los demás piensan de mis acciones, cierro la sección de comentarios y me quedo riendo como un idiota.

Lo malo de intentar hacerle entender a los duros de cabeza es que comprometo la dignidad, de camino. Y me pasa como cuando (jamás voy a olvidar la situación) lloré por primera vez delante de una ex, por el simple hecho de perderla... bueno, se habían acumulado muchas cosas... xD Lo recuerdo bien porque sentí una vergüenza tremenda, mientras ella se reía de mí, jajajajaja. Genial. Esa misma vergüenza la siento cada vez que me pongo en evidencia, doy paso a la duda, oh si, a la duda... y todos sabemos que la duda me vuelve un niño de cinco años, caprichoso y pataleador.

Odio llegar a ese punto.

Y empiezo a odiar a la gente que me lleva a ello.

So...

Entiendo que las personas tienen que provocar reacciones en otras, es como que cada una es una máquina de hacer cagadas andante, aunque nos guste creer que somos lógicos y todo eso... ¡OPS! La diferencia radica en que yo me siento en éste blog y creo trescientos millones de posts, la mayoría desde mi OBVIO costado subjetivo, aunque procurando encontrar el punto de vista etéreo, esa idea en bruto.

Y otros, en cambio, se enojan y opinan en la sección de comentarios.

Nunca más me vas a ver vulnerable.

Ni por un pedazo de pan.

G