lunes, 2 de junio de 2014

Equilibrio y trascendencia

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Últimamente, me está costando mucho abrirme ante las palabras. Pero las reflexiones siempre están, no se van, y largo es el camino que deben recorrer hasta llegar al blog... por lo que prefieren quedarse al costado, en cualquier vereda que ofrezca descanso.

La situación actual me volvió hosco.

Todo lo que sucedió en los últimos años llevó hasta aquí, donde me encuentro hoy: con falta de conexiones, de amigos, de familiares, de mujeres, de trabajo, de futuro, de ganas, de metas, de paciencia, de talen... no, de talento no. El talento nunca se fue. Todo lo que hoy desembocó en la situación hosca en la que me veo, se convierte en brazos de una marea que me lleva lo más lejano de la costa, donde se le de la gana. En medio de todos éstos razonamientos ya condenados, es que me pregunto...

"¿Vale la pena ser diferente?"

Cuando me siento a escribir en el blog, enseguida me asalta la razón: "no seas estúpido, estás equivocando el concepto o, lo que es peor, siendo extremista." Es así, en algún momento de mi vida tomé el significado de "ser distinto" y lo llevé más allá, como un ideal, como una bandera que debía plantar en todo lugar que conquistase o al menos, pretendiese hacerlo. Fue entonces cuando nacieron las críticas internas y externas. Comencé a buscar la perfección, aún sin admitirlo. Y recorrido el largo camino, llegué a encontrarme solo.

Sin ayuda, sin respuestas, sin abrazos.

No me vi más que un grano de arena danzando entre los dedos del huracán.

Hoy, me siento a escribir en blog y pienso... "vale la pena ser diferente". Pero jamás debo... al comprender al mundo que nos rodea y al movimiento que ocasiona su influencia sobre nuestra órbita. A sus consecuencias. Por ende, creo fervientemente que así, llegamos inevitablemente al mismo punto: "en cantidad, es vicio". O extremo, en mi caso. Hay que mantener un equilibrio, saber mezclarse con las masas, mantener la necesidad de sociabilizar y alcanzar un entendimiento del espacio que cada quien merece. Y por sobre todo, mantener fija la idea de que nuestras exigencias internas no son las del resto; cada uno tiene las propias. Hay que exigirse, ser ambicioso, (en la medida justa) pero en la búsqueda de "la elevación" estimativa y significativa de la vida de uno. En otras palabras, "la trascendencia más allá del balance".

Personalmente, me encuentro en un momento de claridad pero... amputado de manos, al fondo del pozo. A veces creo que debo escalar nuevamente sus paredes, aunque pueda caerme, como en las otras cincuenta veces que lo hice. Pero seguir escalando, al fin. Eso sí, hasta ahora, jamás vi a alguien asomarse al borde, para ver quién es el que provoca tanto ruido. Digo, el mundo se encuentra solo en la noche, al final...

Ser diferente es bueno, pero también lo es ser equilibrado.

Hoy, no se cómo terminar el post.

G