miércoles, 30 de junio de 2010

Huecos

.
Ya extraño escribir en éste blog con nombres y a su vez, extraño leer mi nombre en otros. Cierto que nunca te vi escribir otros nombres allí, donde pretendías destacar con el alma, únicamente con el mío. Ahora viene el punto aparte.

Pretendo hablar un poco de todo lo que ya no me escuchan decir. Y otro tanto de llorar mientras lo escribo. Mientras ella duerme y yo escapo lejos de sus insistentes manos. Se ha vivido una tormenta, de aquellas en las que las voces pretenden tapar la oscuridad más placentera de todas. Mi cuerpo... mi cuerpo respondió como siempre, de la mejor e intensa manera, nunca he conseguido quejas, como si nunca logró despejar de su cabeza cómo complacer a una mujer, siquiera a aquella que no puedo amar. La que ya no puedo amar. No obstante, la he complacido y a su vez, he rogado porque terminara pronto, que aquella hora y media tuviera premoniciones materializándose al instante. Odié hacerlo una vez más con ésa mujer que ya no quiero poseer más. Por esa razón será una vez al mes que tal vez ceda y sacie sus ganas con este corazón vacío. No es un diablo ésta mujer ni tampoco pura, pero buena al fin, y no merece alguien que no pueda devolverle el cariño que sí quise para toda la vida...

Estoy muriéndome y si bien llevo un par de semanas sin llorar, siquiera por dentro, hoy me han vuelto más fuerte que nunca. Es constante que me pregunte qué le sucede a la flor de litio, si la ha conseguido florecer una vez más y no gracias a mis manos. Quiero llorar más fuerte pero la gente observa. Ya han percatado los ojos vidriosos. Y el resto... mis amigos, mi familia, ella misma... dicen que pronto estaré mejor, que las cosas van a mejorar y todo eso que bien sabemos es cierto. Pasó ya año y medio de todo eso.

En el fondo, estoy confundido con cierta parte de mi historia. Y no justamente con la qué es lo que debo sentir al respecto. Estoy particularmente confundido en el punto con el cual todo se dio vuelta en mi vida. Ayer quería cambiar no al mundo pero sí a la vida de una sola mujer, cualquiera que yo eligiera en importancia y blah blah blah. Pero hoy, las aborrezco, aborrezco a la gente en general, son todos una mierda y odio mezclarme con ellos, no me dejan más preferencia que el encierro al que me someto desde año y medio en mi casa. Igual, va más allá de eso. Ya no quiero apostar por las mujeres. Ya no más. Ya no quiero ser el "casi" perfecto que siempre pronunciaban con sus bocas. Nunca supieron devolver lo que recibían de mí. Y si bien mis errores han sido decisiones equivocadas mías, ellas han resultado ser el conductor, estúpidas insensatas. Ya no quiero más de ustedes. Ya no quiero más de nadie. Ya no quiero trabajar ni progresar, ya no quiero escribir libros ni poesías estúpidas. No quiero ser más especial. No quiero que se preocupen por mí, no quiero que piensen siquiera en que merezco salir del pozo.

Me gusta éste pozo. Adoro permanecer encerrado en mi espantoso mundo. Y no es sarcasmo.

Sin embargo, cómo extraño al amor. Me hice con él, sin siquiera recibir más ejemplo que el ajeno y el del ojo observador. Todo lo aprendí solo y si bien recibí ayuda al vivir, hoy por hoy debo agradecer a mí propia persona el todavía existir. Mierda, no puedo parar las lágrimas, porcentaje de humedad altamente clasificado. Odio toda ésta situación que yo mismo monté en mitad y que en la otra dejé montar. Esa es la única razón por la cual soy el total culpable de lo que sucedió en los últimos dos años. Ni siquiera puedo culpar a la flor de litio por huir de mis situaciones, siempre pensó antes en ella que en los demás (jamás aceptará ésto porque siquiera ella lo sabe, pero es una cuestión de madurez y de principios que jamás asimiló, siquiera cuando me conoció, lo sé, hablo de madurez y miradme a mí...) y cuando se cansó de soportar la indecisión y la falta de saber qué hacer con todo el amor que me tenía, eligió el hombre. La que duerme en casa tampoco es responsable, probó reemplazarme con camas y más camas. Si bien hoy puedo reprocharle una incipiente inmadurez que espero algún día supere, su tiempo se ha acabado y me siento vacío cada vez que la miro. No obstante, es culpa mía, toda mía, ya dije y odio a cada instante haberme vuelto por unos momentos un hombre común.

Y a pesar de todo, aclaro antes de que me canse de escribir, espero con ansias que toquen mi puerta para propinar el golpe apropiado ante mis palabras. Probablemente mantenga la misma cara que cuando dije "hola", ya todo me importa nada. Desde hace más de un año que todo me importa poco. Por eso estoy gordo, no trabajo, no progreso. Por eso no voy a conseguir algo mejor.

Mi vida espectacular, mi vida intensa, mi vida del ser diferente... han acabado.

Eso es todo lo que quiero proyectar de mí, hacia ustedes.

Dios me libre.

leirbaG
.